Productividad. Cómo rendir más trabajando menos horas

Cuando se habla de ser más productivo, la primera imagen que surge es la de alguien que llega temprano a la oficina y se queda hasta muy tarde, superando ampliamente la semana laboral estándar de 40 horas. Sin embargo, hay situaciones en las que se puede ser más productivo trabajando menos horas.

Las raíces de la semana laboral hay que rastrearlas en la revolución industrial, bajo la idea de que cuánto más tiempo se pasaba en un turno, más productos se fabricaban. Sin embargo, para las personas que realizan trabajos de conocimiento, existe una relación menos directa entre el tiempo dedicado al trabajo y la productividad.

En general, hay cinco tipos principales de trabajo que realizan las personas:

* Transmitir información dentro de la organización (reuniones, correo electrónico, llamadas)

* Cerrar acuerdos con los clientes

* Desarrollar productos de trabajo (informes, pedidos, análisis)

* Pensar nuevas ideas

* Mejorar el conocimiento y las habilidades

La proporción de tiempo que las personas dedican al primero de este tipo de tareas (reuniones y correos electrónicos, en particular) ha aumentado sustancialmente, dado el auge de las nuevas apps y redes sociales.

Este cambio tiene tres inconvenientes. Reduce el tiempo disponible para actividades más enfocadas en el futuro, como generar ideas y aprender cosas nuevas. Los correos electrónicos y otras comunicaciones basadas en texto están siempre disponibles, por lo que invitan a un día de trabajo continuo. También crean una ilusión de progreso, en la que se dedica mucho tiempo a pasar información, en lugar de generar nuevos negocios.

Vale la pena considerar cuál sería una combinación óptima de tareas. Una buena alternativa es concentrarse en crear una buena combinación de comunicación y poner el foco en el negocio actual y el desarrollo de oportunidades futuras.

Paradoja creativa

Hay algunos desafíos laborales que se enfrentan mejor cerrando los ojos y empujando hacia adelante. Por ejemplo, después de tener una idea de cómo construir una aspiradora que no necesitara una bolsa, James Dyson pasó cinco años desarrollando prototipos. Sabía que tenía una buena idea. Solo tenía que encontrar una configuración específica que funcionara lo suficientemente bien como para ser utilizada en un producto confiable.

Cuando los problemas que se resuelven rutinariamente requieren una extensión creativa del trabajo actual, simplemente sentarse en su escritorio esperando que llegue la inspiración puede no ser el mejor camino. Hay que salir de la oficina, tomar distancia del problema por un tiempo y leer en áreas no relacionadas con el tema específico que se necesita resolver.

Este tiempo lejos del problema puede ser transformador. Permitirá describir el problema de manera diferente cuando se lo vuelva a abordar. La paradoja es que cuando hay que ser creativo como una parte importante de su trabajo, el tiempo fuera de la oficina puede hacer más productiva a esa persona.

No importa cuántos años haya estado trabajando, siempre debe estar enfocado en su crecimiento futuro. El mundo de los negocios cambia rápidamente y necesitará nuevos conocimientos y habilidades para adaptarse. Pero mucho de lo que necesitará saber (y saber cómo hacer) va más allá de lo que es directamente relevante para su trabajo tal como está configurado ahora.

El hecho es que nunca se sabe de dónde vendrá la próxima gran idea. Una persona solo se dará cuenta que necesitaba experiencia en un área puntual después de descubrir que era relevante para un proyecto en el que estaba trabajando. Trabajar muchas horas tiene un costo de oportunidad. Parte de ese tiempo podría dedicarse a otras experiencias que muy bien podrían retroalimentar una productividad futura.

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