Primeros pasos: el estudio de abogados que nació por una inversión automotriz
Allende & Brea, uno de los bufetes más tradicionales del país, surgió en 1957 con IKA, la primera fábrica de integrada de vehículos de la Argentina
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Allende & Brea es uno de los estudios de abogados de mayor trayectoria entre las firmas que prestan asesoramiento a las empresas. Fundado en 1957 por Juan Martín Allende y Teodosio Brea, fue de los primeros en adoptar prácticas de las grandes firmas estadounidenses y europeas, y el pionero en mudar sus oficinas a la zona de Retiro enfrente de Plaza San Martín, cerca de los clientes multinacionales y no próximo a Tribunales, como dictaba la norma cincuenta años atrás. En esa búsqueda de hablar el mismo lenguaje de los negocios no extraña que el disparador que dio origen a la firma haya sido una inversión, en este caso, automotriz, y nada menos que la de IKA (Industrias Kaiser Argentina).
En 1954, luego de sondear oportunidades en varios países de América del Sur, Henry Kaiser –dueño de Kaiser Corporation en Estados Unidos- decidió invertir en la Argentina para construir una planta automotriz en la provincia de Córdoba. Su compañía, fabricante de barcos y acero entre otros insumos, había entrado en el negocio automotor para diversificar sus actividades. Un año después, la fábrica de Santa Isabel –actual centro industrial de Renault- se convertía en la primera planta integrada de la industria automotriz argentina, levantada en 14 meses. De esa fábrica operada por IKA saldrían entre 1955 y 1967, hasta el momento de su venta a la automotriz francesa, modelos como el primer Jeep de fabricación nacional, la Estanciera, el Kaiser Carabela, el Renault Dauphine, el Rambler y el mítico Torino, con niveles de integración local de piezas superiores al 90%.
El abogado de Kaiser en Estados Unidos, Lloyd Cutler, buscó un estudio en la Argentina para referirle los temas de la instalación de IKA, y apareció en escena un joven Allende, quien trabajaba en la firma de sus tíos, los doctores Goytia. El fundador de Allende & Brea (cordobés de nacimiento) tomó todos los asuntos de IKA y se transformó en un asesor de confianza de la compañía, acompañando a sus ejecutivos a reuniones con funcionarios y dando su punto de vista sobre las decisiones más allá del aspecto legal. El volumen de trabajo que demandaba la automotriz, protagonista de la inversión extranjera más grande que recibió la Argentina en esa época, lo llevó a unirse con Teodosio Brea en 1957 para constituir su propia firma.
El papel desempeñado por Allende en esos años quedó reflejado en varios pasajes de un libro sobre la historia de IKA escrito por James McCloud, quien fuera el máximo responsable de la compañía durante 18 años.
“Detrás de Kaiser vinieron otros clientes, como Bank of America, que llegó a la Argentina para financiar a IKA, Bechtel (constructora de la planta), el fabricante de aviones Lockheed y la minera FMC (hoy Livent). El estudio se constituyó a partir de IKA. De muchas de esas empresas seguimos siendo abogados desde 1957″, describen hoy Valeriano Guevara Lynch y Carlos Melhem, socios de Allende & Brea.
A IKA le siguieron a lo largo de las décadas otras automotrices, como Mercedes-Benz (cliente actual tanto en sus divisiones de Autos y Vans como de Camiones y Buses), o la propia General Motors en su primera etapa en la Argentina, hasta su salida a fines de los años 70. “El estudio realizó la liquidación cuando se fue del país”, cuenta Melhem. Un poco más acá en el tiempo, cuando los socios actuales ya formaban parte de la firma en sus inicios, Allende & Brea confeccionó todos los contratos de la red de concesionarios de Toyota en su llegada al mercado local, en 1995.
Ciclos económicos
Pero el foco del bufete siempre se repartió entre distintos sectores, aclara Guevara Lynch, managing partner del estudio que tiene hoy 18 socios y unos 80 asociados. Las áreas más activas en este momento, describe, son minería, fintech y tecnología, cuyo nivel de actividad escapa a la recesión que sufren otros sectores. “En un país tan inestable, estar diversificado en varias industrias es muy importante para enfrentar los ciclos. Además, los problemas de unos y otros se cruzan y los propios clientes pueden aprovechar esa experiencia de los abogados”, dice.
La relativa estabilidad del dólar y la reducción de la brecha cambiaria luego de las medidas del Gobierno comenzó a activar poco a poco el financiamiento en moneda dura de maquinaria para algunas empresas, aporta por su parte Melhem.
Frenos de mano
¿Qué panorama perciben en este momento del lado de los inversores extranjeros? Guevara Lynch señala que, en minería, la oportunidad del litio despierta mucha expectativa y se observa una consolidación entre los proyectos de las grandes compañías del sector. En tecnología, la actividad sigue corriendo por una realidad paralela, más allá de lo que indica la macroeconomía.
El estudio asesora en materia legal a empresas de IT, ciberseguridad, privacidad de datos, medios de pago y fintech, además de bancos.
“La Argentina tiene una ventaja competitiva muy fuerte: su capital humano, combinado con el emprendedurismo y un costo bajo comparado con Europa y Asia, aunque se está encareciendo. Esos tres componentes mantienen el interés”, resume Guevara Lynch, pero aclara: “Las regulaciones cambiarias, la carga fiscal y el costo laboral en términos de impuestos son un freno de mano que impiden que el sector avance más rápido, porque en el resto de los países no hay normas cambiarias como acá. Confiamos en que esa traba se levante para fin de este año”.
En Allende & Brea indican que, si bien la brecha cambiaria se redujo y eso contribuyó a aplacar los ánimos en el mercado, las restricciones que impone el cepo siguen pesando en la operatoria del día a día de las empresas. “Hay menos stress, porque las empresas confían en que se va a resolver. Pero las consultas continúan”, apunta Guevara Lynch. “Lamentablemente el tema cambiario sigue presente. Por lo menos, ahora pueden pagar dividendos a través del (bono) Bopreal, un cambio significativo”, agrega Melhem.
Oportunidades de inversión
En el exterior, los inversores que miran oportunidades en la Argentina están a la espera de una señal inequívoca: la apertura del cepo cambiario. “Primero, para poder importar sin problemas, y después para girar utilidades si ganan dinero”, resume el managing partner del estudio. Dos acciones lógicas en el resto del mundo que en la Argentina se transformaron en extraordinarias. “Con esta situación macro, la imposibilidad de transformar sus pesos en dólares y las restricciones regulatorias, para muchas es imposible operar. Si se libera el cepo, es un aliciente”, añade.
“Las empresas que ya están instaladas se han transformado en expertas en las normas, tienen una capacidad de adaptación increíble”, acota Melhem. Pero se trata de una habilidad que demanda mucho músculo interno y que solo pueden afrontar las grandes empresas, tanto locales como extranjeras. A las medianas, aclaran en el estudio, les cuesta mucho más. “Necesitan un país normal”, concluyen.
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