Primer empleo: las puertas de entrada al mundo laboral
La logística, la tecnología y los call centers son tres sectores que invitan a dar los primeros pasos en el mercado de trabajo y ofrecen oportunidades de proyección
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El concepto de hacer carrera se transformó. La irrupción de la tecnología y la transformación digital de las empresas levantaron la vara para los jóvenes que aspiran a su primer empleo, a la vez que también abrió el juego a numerosas oportunidades.
En la Argentina, la tasa de desempleo juvenil supera la media nacional y presenta los mayores índices de informalidad laboral, según el Indec. Sin embargo, no se trata de una problemática exclusivamente local. Según la ONU, el índice de desempleo juvenil en América Latina es “muy elevado” y treparía a 20,5% este año.
En sintonía, el informe “La Escasez de Oportunidades Laborales para los Jóvenes”, elaborado por la ONG Junior Achievement, afirma que el 79% de los jóvenes de entre 18 y 29 años en el país tiene dificultades para encontrar su primer trabajo. Y detalla que, para el 58% de ellos, la falta de experiencia es el principal impedimento.
“Estudiante o graduado universitario, con experiencia mínima de dos años en posiciones similares”. Esta es una descripción típica de un aviso laboral; y, también, una dupla de requisitos que genera frustración. Sin embargo, de acuerdo con los especialistas, hay al menos una tríada de sectores que funcionan como una puerta al primer empleo y que, a su vez, dan lugar al desarrollo profesional: la logística, los call centers y la tecnología
“Los cambios que atraviesan a las diferentes industrias impactan también en los perfiles que las organizaciones buscan para determinados puestos. Actualmente, en la mayoría de los sectores se exigen conocimientos de Windows y de Microsoft Office, sobre el manejo de smartphones y tablets, y sobre la gestión de redes sociales”, señala Carlos Contino, socio gerente en la consultora Cona Recursos Humanos. Sin embargo, destaca también la oportunidad de los jóvenes para autocapacitarse y llegar a las empresas equipados de ciertas habilidades y conocimientos. “No se trata de experiencias, sino de competencias básicas para tener empleabilidad”, remarca.
Habilidades blandas vs. técnicas
En este contexto, para los profesionales del sector logístico, este ámbito se posiciona como sumamente atractivo en términos de primer empleo. Esta percepción va ligada a la diversidad de posiciones que ofrece, de carácter tanto administrativo como operativo, muchas de las cuales no requieren experiencia previa, sino de una cuestión actitudinal. Así lo explica Patricio Navarro Pizzurno, consultor organizacional y actualmente director de Recursos Humanos, Gente y Cultura en el operador logístico iFlow.
De todas formas, remarca que, en medio del fenómeno conocido como Cuarta Revolución Industrial, hay una serie de herramientas informáticas que simplifican el trabajo, pero que a su vez requieren un manejo que va in crescendo, lo que se traduce en un obstáculo. “Para ingresar a una empresa como operario de depósito no se exige experiencia previa, pero rápidamente la persona tendrá que aprender a utilizar un lector láser de códigos de barras o de RFID y cargar datos a través de un sistema”, puntualiza.
Otro de los sectores que funciona como un puente al empleo formal es el de los BPO, lo cual queda de relieve en las estadísticas. De acuerdo con la Cámara Argentina de Centros de Contacto, este nicho de negocio enrola a más de 50.000 trabajadores en el país, de los cuales el 67% tiene entre 21 y 30 años y obtuvo allí su primera experiencia.
“Desde el proceso de selección, nuestra evaluación tiene foco en las potencialidades”, señala Marcelo Bechara, expresidente de la entidad y CEO del Grupo Evoltis. Y explica: “Generalmente, los requisitos para ingresar a una compañía son el título de colegio secundario y conocimientos básicos de computación. Sin embargo, el deseo y la capacidad de aprendizaje, junto con las habilidades blandas, como la predisposición para el trabajo en equipo y la empatía, son más valoradas que habilidades técnicas, ya adquiridas y consolidadas. Contratamos líderes en potencia, y desarrollamos profesionales”.
En sintonía, Blas Briceño, vicepresidente en la Cámara de la Industria Argentina del Software (Cessi) y CEO en la firma Finnegans, indica que los títulos relativos a estudios de grado son casi tan inexistentes como formalmente requeridos. “Muchas veces, la innovación tecnológica va por delante de la educación formal a la que uno puede acceder, sobre todo en especificidades técnicas”, explica. Y esto da lugar, además, a que cada vez una mayor cantidad de jóvenes autodidactas, recién graduados del colegio secundario, se apunten en grandes corporaciones del rubro.
Esta situación se da en un contexto particular: actualmente, la industria del software tiene más de 10.000 vacantes que no logra cubrir. Y, según Briceño, incluso si hubiera 30.000 profesionales disponibles, todos conseguirían empleo. La sostenida carencia de candidatos impulsó a numerosas empresas de tecnología a desarrollar sus propios cursos y capacitaciones, a fin de incorporar a los egresados y cubrir así las numerosas vacantes. Tal es el caso de Ualá, Telecom Argentina, Mercado Libre y Salesforce, entre otras.
Más aún, de acuerdo con Briceño, la pandemia multiplicó el interés de los jóvenes por esta industria, en tanto encontraron allí una oportunidad de operar de forma remota y de percibir una buena remuneración. “El sector es muy singular. Tiene una propuesta integral con un montón de componentes relativos a beneficios extra salariales y a dinámicas de trabajo y de cuidado de los colaboradores”, explica el emprendedor. Según las proyecciones, para diciembre, alrededor de 20.000 jóvenes se habrán sumado este año.
Capacitación y carrera
De acuerdo con el ejecutivo de la Cessi, en la industria del software las posiciones más simples son las de tester y de programador; y aclara que si bien puede existir alguna dificultad al momento de buscar un primer trabajo, una vez que se dio el salto, probablemente se tenga empleo para toda la vida. “No hay un techo atado a la educación formal: el mismo se va corriendo en función del equilibrio entre el trabajo que uno ejecuta y la capacitación que va realizando”, añade. El desafío: retener a los talentos.
En sintonía, Navarro Pizzurno destaca el amplio track de carrera que ofrece la logística, a lo que suma la posibilidad de saltar a empresas de cualquier rubro que cuenten con áreas de Supply Chain. Sin embargo, también aclara que, como consecuencia de la profesionalización de la logística, los estudios formales se tornaron fundamentales para hacer carrera. “En la medida en que acompañen las tareas con formación, los trabajadores pueden ascender a diferentes escalones. Por ejemplo, un operario puede convertirse en encargado de turno, luego en supervisor, en jefe o gerente de centro y, finalmente, en gerente de Operaciones”, detalla.
Por su parte, Bechara también resalta que los procesos de formación son clave, ya que permiten el upskilling de herramientas para desempeñarse en estos puestos y el reskilling, necesario para seguir el ritmo al que evoluciona la industria, la cual migró de los tradicionales call centers hacia los centros de experiencia omnicanal. “Somos el primer escalón de la industria de servicios basados en el conocimiento”, recalca.
Entre las estrategias desplegadas por Evoltis, por caso, se encuentran el desarrollo del área de People Care, para relevar las necesidades de los colaboradores, y el Talent Center, a fin de alentar el crecimiento personal y profesional. Más aún, el crecimiento exponencial de las áreas de Customer Experience en empresas de todo tipo amplió el abanico de oportunidades de carrera. “Los intereses de los jóvenes al acceder al primer empleo suelen estar asociados a la independencia económica, a poder vivir solos y viajar. Sin embargo, no se observa la intención de hacer carrera en la organización”, cierra Contino.
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