Por qué se van: las siete razones que explican el éxodo de empresas multinacionales de la Argentina
El laboratorio Eli Lilly y la petrolera Sinopec se sumaron en los últimos días a la lista de compañías que dejan el país; la falta de rentabilidad, las trabas operativas y el mal clima de negocios son algunas de las causas de este repliegue
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Como las subas del dólar o los controles de precios que no funcionan, la salida de empresas está en camino a convertirse en un nuevo clásico de la economía argentina. En las últimas semanas, el laboratorio estadounidense Eli Lilly y la petrolera china Sinopec se sumaron a la lista cada vez más extensa de multinacionales que anunciaron su decisión de retirarse del mercado local. En la pandemia ya suman dos docenas las compañías internacionales que concretaron o están en el proceso de desinversión en la Argentina. El listado incluye desde marcas conocidas por el gran público, como Falabella, Latam y Walmart, hasta otras de un perfil más bajo, como la fabricante de celulares Brightstar o la autopartista Axalta. Y no se puede hablar de una única razón detrás de estas decisiones.
A la hora de explicar por qué se van las grandes compañías de la Argentina, en la mayoría de los casos se combinan más de un factor, aunque a esta altura está claro que el mercado local dejó de ser atractivo para hacer negocios y que este éxodo de multinacionales difícilmente se haya terminado.
A continuación, las siete razones que explican la salida de las empresas internacionales del mercado argentino.
1. Falta de rentabilidad
Si hay algo de lo que se quejan los empresarios –sin distinción de origen o pasaporte– es de que invertir en la Argentina es un negocio cada vez más difícil, sin importar el rubro o el mercado al que se apunte.
“El problema del mercado argentino es que a las empresas multinacionales no les cierra la ecuación esfuerzo/beneficio que implica operar acá. La Argentina es cada vez más compleja y hasta en un punto, cruel para el inversor, y cuando se miran los números desde afuera se termina viendo como un mercado irrelevante, que te genera muchísimos dolores de cabeza y te deja muy pocos dólares”, explica Guillermo Oliveto, especialista en consumo y director de la consultora W.
La idea de que ganar plata en la Argentina es una misión cada vez más imposible explica que, cuando una multinacional hace un análisis de cuáles son sus mercados prioritarios, nuestro país figure siempre al final de la lista. Un buen ejemplo es el de la compañía francesa Danone.
La empresa llegó al país en los 90 y hace un año la casa matriz en París anunció un plan de reestructuración global que incluye la desinversión en distintos países. Entre las filiales cuya continuidad está en “revisión estratégica” se encuentran los activos en la Argentina, que incluyen las marcas de agua mineral Villavicencio y Villa del Sur, los yogures Yogurísimo y los quesos Casancrem. “El grupo Danone revisará estratégicamente el desempeño de algunos activos. La Argentina forma parte de esa estrategia”, informó el comunicado de la compañía. En voz baja, en Danone Argentina reconocen que acumulan tres años con pérdidas millonarias por la combinación de crisis económica y cambios en los hábitos de consumo, y destacan que esas pérdidas son cubiertas con fondos en dólares que gira la casa matriz.
“Para la mayoría de las empresas que tienen sus headquarters afuera, la Argentina es un mercado que dejó de ser interesante hace varios años y que, con un consumo que sigue cayendo, hoy representa un negocio muy chico que genera problemas muy grandes”, señaló Facundo Aragón, socio de la consultora CompassLA Business Analytics
2. Mal clima de negocios
La Argentina no solo acumula años de recesión y caída de la actividad, sino que, además, no ofrece ninguna señal de que el panorama vaya a cambiar en forma drástica en el corto plazo.
“La incertidumbre para todas las inversiones está desde 2012 y, en parte, viene de que no existe un consenso de hacia dónde tiene que ir el país y de si el crecimiento de la economía va a ser vía exportaciones o por la apuesta al mercado interno. Y la falta de una estrategia de desarrollo hace que la economía argentina haya empezado a ser cada vez más expulsiva”, explica Matías Rajnerman, economista jefe de la consultora Ecolatina.
Entre el empresariado –tanto local como de las multinacionales– reina un clima de pesimismo que para los analistas tienen pocos antecedentes, aún en una economía signada por las crisis constantes. “La tristeza que se ve en toda la sociedad argentina también se percibe entre los empresarios. Hay una sensación de abatimiento en el empresariado que no tiene antecedentes. Hay mucha gente golpeada y con ganas de tirar la toalla”, explica Oliveto.
Un relevamiento hecho por la consultora GrupoSet reveló este estado de ánimo que se vive entre los hombres de negocios. Cuando se les preguntó a 325 empresarios pymes argentinos qué harían ante una oferta a precio razonable de su empresa, el 60% dijo que vendería, otro 30% reconoció que lo pensaría, y apenas un 10% contestó que no estaba en sus planes desprenderse de su negocio.
“En el caso puntual de la lechería, el principal problema es la incertidumbre, que hace que muy pocos se animen a seguir invirtiendo. La Argentina tiene todas las condiciones naturales y climáticas para producir alimentos a menores costos que otros países competidores, pero lamentablemente en los últimos quince años no supimos aprovechar el viento de cola que tuvimos. Necesitamos un clima de negocios más favorable, en el que el sector privado tenga un papel clave. Más que hablar de distribuir la riqueza, tendríamos que estar viendo cómo generarla”, señaló Ercole Felippa, presidente de la láctea cordobesa Manfrey y titular del Centro de la Industria Lechera (CIL).
3. Presión impositiva sin techo
A la hora de entender por qué el mercado argentino no es negocio, los empresarios ponen el acento en la alta presión impositiva y en los mayores costos que implica operar en el país.
“Hoy, la presión fiscal en la Argentina está, en promedio, diez puntos por encima de los países de la región, con la excepción de Brasil, que está en niveles parecidos, pero que ahora está discutiendo una reforma tributaria a la baja. Y esto, hablando únicamente del sistema impositivo a nivel nacional, que tiene la ventaja de ser caro pero previsible. Después, está todo el mundo de lo imprevisible, en el que están los impuestos provinciales, como Ingresos Brutos, y las tasas municipales, que se caracterizan por la falta de reglas claras de juego”, explicó la especialista en tributación Florencia Fernández Sabella, socia del estudio Laiún, Fernández Sabella & Smudt.
En las multinacionales, además, precisan que esta presión impositiva no es pareja para todas las compañías. Y en muchos casos se quejan de que con una economía en negro que representa un 40% o más de la actividad, se hace muy difícil competir.
La presión impositiva, además, se torna cada vez más grande, en la medida en que no se permiten mecanismos de actualización como el ajuste por inflación de los balances. “El resultado es que las empresas están teniendo una mayor presión tributaria, ya que sus balances prácticamente no ajustan por inflación, lo que provoca que el pago de ganancias exceda el 35% que reza la ley, ya que los costos de las compañías están a costo histórico y sus ventas a valor presente”, precisó el economista Salvador Di Stefano.
4. Trabas operativas
Cuando hace un año Falabella anunció la venta de todos sus activos en la Argentina, en la empresa de capitales chilenos justificaron la decisión en la pandemia, que había acelerado “el proceso de digitalización del retail y afectado sus resultados”. Este efecto pandemia, sin embargo, solo se sintió en el mercado local. Falabella mantiene sus operaciones en forma directa en Chile, Perú, Colombia, Brasil, Uruguay y México, con lo cual la razón de su retirada del país hay que buscarla en su modelo de negocios. Para frenar la salida de dólares, en el último tiempo el gobierno argentino decidió endurecer el cepo importador, dificultando el acceso al dólar al tipo de cambio oficial a las empresas que importan. El negocio principal de Falabella, las tiendas departamentales, trabajaba básicamente con mercadería importada, que la compañía negocia a nivel global y después reparte entre sus diferentes filiales de la región.
El caso de Falabella es emblemático por su alta dependencia de la importación, pero, con matices, las trabas que implica operar en la Argentina también se hacen sentir en multinacionales de casi todos los rubros, especialmente en el momento de girar los dividendos al exterior. “Un problema adicional de la Argentina es que cuando una empresa es rentable, las ganancias en los dólares financieros son muy chicas. Cualquier compañía que tiene una rentabilidad la tiene que traducir en dólares MEP o CCL, con lo cual el mercado empieza ser cada vez menos atractivo”, señaló Rajnerman.
5. Sin financiamiento
Cuando se trata de invertir, el financiamiento es clave. Lo que parece una verdad de perogrullo, en la Argentina se vuelve un punto a ser tenido en cuenta, en la medida en que el cepo cambiario termina teniendo como una consecuencia inevitable no solo frenar la salida de dólares, sino también el ingreso.
Un ejemplo de este efecto “no deseado” del cepo es el de la petrolera china Sinopec. En 2011, los chinos desembarcaron en la Argentina con la compra de los activos locales de la estadounidense Oxy por US$2450 millones. Y a principios de mes, anunció que había llegado un acuerdo con la Compañía General de Combustibles, de la familia Eurnekian, para salir de Santa Cruz por una cifra mucho menor (en el mercado dicen que los chinos se llevaron menos de la mitad de lo que habían invertido). ¿Cómo se explica tan mal negocio? La cuenta que hicieron en Sinopec es que las condiciones del mercado argentino –con los problemas que arrastra la macroeconomía, a los que suma el factor sindical que tiene una alta incidencia en el sur– hacían que no valiera la pena traer más dólares para seguir invirtiendo.
“Las compañías como Sinopec tienen compromisos de inversión en dólares para avanzar con sus planes de exploración, que son muy grandes y que resultan muy difíciles de afrontar en estas condiciones. La falta de financiamiento es clave y, por eso, estamos viendo cada vez más este tipo de ingenierías, en el que hay jugadores locales como CGC que tiene un exceso de cash en pesos y utilizan esos fondos que no pueden girar al exterior para financiar operaciones en el mercado argentino”, señaló Fernando Zoppi, socio de MHR Abogados, uno de los principales estudios especializados en M&A (por las siglas en inglés de mergers and acquisitions, es decir fusiones y adquisiciones).
El tema de que los únicos compradores que aparecen en el mercado cuando una multinacional le pone el cartel de “en venta” a su filial local sean los empresarios argentinos, no es menor. Desde la fabricante de celulares Brightstar –que terminó en manos de Mirgor, de la familia Caputo– hasta Walmart Argentina, que fue adquirida por Francisco de Narváez y en las próximas semanas cambiará de nombre por el de una marca local (Changomás es la principal candidata), está claro que a pesar de los precios en dólares de remate a los que se ofrecen los activos argentinos, no hay extranjeros que se animen a venir al país.
6. Efecto pandemia
Como si no le faltaran problemas a la economía argentina, la pandemia también tuvo un papel decisivo en este proceso de éxodo de empresas multinacionales. Como era de esperar, el efecto Covid se sintió con especial fuerza en los sectores más castigados por la pandemia, empezando por el turismo y la industria de la aeronavegación.
La Cámara de Compañías Aéreas en Argentina (Jurca) difundió en la última semana un comunicado, en el que pide que se flexibilice el ingreso de pasajeros internacionales y recuerda que, a la fecha, ya se han retirado del país cuatro líneas aéreas y hoy suman nueve las que han suspendido sus operaciones por los cierres de fronteras.
Las compañías que se fueron son Latam Argentina, Qatar, Air New Zealand y Norwegian, y las que suspendieron son Cubana de Aviación, Emirates, Ethiopian, Alitalia, Air Canada, Sky, Gol, Azul y British.
“Debido a la falta de previsibilidad y planificación, otros asociados están analizando que, de mantenerse las condiciones de operatividad actuales, deberían definir la suspensión de su actividad en nuestro país”, aseguró el director ejecutivo de Jurca, Felipe Baravalle, en el comunicado de la organización.
7. Desinversión regional
En no pocos casos, detrás de una desinversión pesan factores regionales. Es decir, son compañías que no solo dejan la Argentina sino que están saliendo de toda la región en búsqueda de destinos más atractivos o rentables. El último caso es el del laboratorio estadounidense Eli Lilly que, en forma sorpresiva, anunció la semana pasada el cierre de sus operaciones directas en el país y el traspaso del manejo de sus marcas –como Prozac y Cialis– al laboratorio nacional Raffo. El repliegue de Eli Lilly es a nivel regional y también incluye la salida de los mercados de Chile, Perú, Ecuador y América Central.
Algo parecido ya sucedió con otras empresas como Glovo –que en el año 2020 vendió su negocio en la Argentina a PedidosYa, después de irse de Brasil y Chile– o la mexicana Siete Leguas, que había desembarcado en el país en 2018 con la compra de la firma textil Santista Argentina (la dueña de Ombú y Grafa) y que hace unos meses concretó su salida de la Argentina y también de Brasil.
A esta lista, además, podría sumarse Nike. La marca estadounidense anunció a comienzos de 2020 que se iba del país y que planeaba seguir operando a través de un licenciatario. Inicialmente, el grupo mexicano Axo se iba a hacer cargo de su negocio en la Argentina, pero la operación se cayó por la pandemia. Ahora se espera que la búsqueda de un nuevo licenciatario se reactive.
“La pandemia explica un proceso antiglobalización y hay muchas multinacionales que están redefiniendo su estrategia internacional para concentrarse en los principales mercados, lo que termina golpeando no solo a la Argentina, sino a toda la región”, explicaron a LA NACION en uno de los fondos que se mostró más activo a la hora de mirar empresas que están a la venta.
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