Plan financiero 2021. Herramientas para otro año incierto
Con marzo arranca la parte "formal" del año. Quedaron atrás vacaciones y escapadas de verano que muchas veces desequilibran el presupuesto y es hora de planificar desde lo financiero un año que será tan, o más desafiante, que 2020.
Algunos puntos y detalles que las familias no pueden dejar de tener en cuenta, consejos de economistas expertos y una guía para armar el presupuesto y alcanzar objetivos de corto y mediano plazo.
"El 2021 será un año de incertidumbre respecto del empleo y los ingresos, en relación con la inflación, que apunta a ser muy elevada. En este contexto, cada familia debería primero analizar el escenario esperado de sus ingresos, y evaluar muy bien los gastos prioritarios o esenciales teniendo en cuenta que algunos trabajos están sujetos a mayor grado de incertidumbre que otros", es el primer consejo que pone sobre la mesa María Castiglioni, economista y directora de C&T Asesores Económicos.
Gabriel Chaufan, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales y del programa de Finanzas Personales del IAE Business School de la Universidad Austral, anota como primer punto de cualquier plan para este año la constitución (o refuerzo) de un fondo de emergencia: "A partir de la pandemia el fondo de emergencias retomó la importancia que siempre debió tener. Aquellos que creían ‘no me va a pasar nada’ les pasó el parate absoluto de la economía. Por lo tanto es importante cuanto antes volver a constituirlo".
El fondo de emergencias debería servir para atender dos objetivos según detalla Chaufan: pérdida de ingresos y emergencias que requieran de dinero (enfermedad, rotura o pérdida de algún bien caro, etc). "Lo aconsejable es contar con 8/10 meses de gasto, para de esa forma estar preparado para alguna de ambas contingencias de manera razonable".
Este dinero se debe separar del ahorro para otros objetivos y también se debe invertir de modo separado siguiendo, sobre todo, un patrón de baja volatilidad y rápida disponibilidad. Puede estar en dólares o en pesos pero en este caso invertido de tal modo que no pierda en la carrera contra el aumento de precios. "Una alternativa -dice el experto- podrían ser los plazos fijos UVA que permiten que dicho fondo mantenga su capacidad de compra en el tiempo". Fondos Comunes de inversión (FCI) atados a inflación o los llamados dólar linked que están vinculados a la evolución del dólar oficial son otras opciones.
Tener plan
Otro hábito o tip indispensable para una economía familiar y personal sana en cualquier contexto, pero muchísimo más en una crisis económica como la actual, es hacer un presupuesto a conciencia y detallado. Los dos grandes grupos serán gastos fijos, que no pueden reducirse o ajustarse con tanta rapidez (alquiler, expensas, colegio de los chicos), y gastos variables que es por donde primero pasará la tijera si los números no cierran a fin de mes.
"Especialmente en contextos de incertidumbre como los actuales, es clave tener un presupuesto claro de ingresos esperados y gastos. Muchos gastos pequeños pero diarios terminan teniendo un peso mucho mayor al que se cree en un presupuesto familiar, y eso puede ser muy perjudicial sobre todo cuando la capacidad de ahorro se reduce mucho o desaparece", postula Castiglioni.
Su socio y colega, Camilo Tiscornia advierte en ese sentido que "es clave tratar de estimar el aumento de los ingresos versus el aumento de los gastos, para intentar tener algún horizonte financiero antes de tomar decisiones de ahorro o inversión".
El presupuesto mensual, será entonces el punto de partida para tomar decisiones de compra e inversión. En esa planilla de Excel se puede ver claramente no solo cuánto gastamos y en qué, sino cuales son los ingresos fijos y los variables y que periodicidad tienen, de manera de estructurar el gasto sobre esa base. También ver, en blanco sobre negro si hay deudas y de qué tipo. No es igual estar pagando un crédito prendario o hipotecario que tener un rojo permanente en las tarjetas de crédito. En este último caso solo hay dos alternativas: o se consume menos para salir de deudas o se buscan maneras de aumentar los ingresos.
En cuanto a decisiones financieras prácticas y para el día a día, Tiscornia hace zoom sobre "la necesidad de encontrar, en un escenario de alta inflación, herramientas que permitan minimizar la pérdida de valor y si es posible, lograr una ganancia neta". "Alternativas como la compra en cuotas sin interés para bienes durables o alimentos no perecederos deben tenerse en cuenta", aporta concreto el economista.
"Para fondos ociosos en el corto plazo, utilizar herramientas como fondos comunes de inversión de muy corto plazo (money market o t+1) es una alternativa que reduce la pérdida de valor. Dependiendo del horizonte y la capacidad de ahorro, se pueden pensar alternativas como inversiones inmobiliarias en pozo, teniendo en cuenta que el costo de la construcción está bajo en dólares, aunque está aumentando a ritmo elevado", recomienda Castiglioni.
"Este año se vuelve a presentar muy incierto, tanto desde el punto de vista laboral como del punto de vista de la vida cotidiana y frente a eso siempre es aconsejable la cautela. Cautela significa tener mucho control sobre los gastos innecesarios. También significa tomar poco riesgo al momento de invertir, dado que la volatilidad de todos los activos en la Argentina será muy alta", aconseja Chaufan y subraya que adicionalmente estamos frente a un año electoral lo cual la incrementa la incertidumbre.
"Probablemente habrá que destinar algo de dinero a equipar el hogar para un home office que es cada vez más definitivo. Para eso tendría sentido endeudarse dado que es para generar o mejorar el flujo futuro de ingresos", aporta.
Un empujón
"Lo que no debemos resignar aún en este contexto (excepto que estemos sin trabajo obviamente ) es seguir ahorrando una pequeña porción de ingresos para el largo plazo, ya sea nuestra vejez o aquellos sueños que tengo a lo largo de mi vida", remarca el economista y profesor del IAE.
Chaufan motiva a individuos o consumidores desbocados a repensar su futuro y propone un ejercicio tan sencillo como pensarse a uno mismo dentro de 10 o 20 años. ¿Dónde quiero estar? … y lo que es más importante: ¿cómo me estoy preparando para llegar a ese momento?
Es de los que están de la vereda de la economía del comportamiento y explica cómo se pueden poner objetivos y gambetear a nuestra propia psicología que nos tiende trampas para no cumplirlos.
"Hay que lograr ‘engañar’ nuestro deseo de consumir y tener una mejor calidad de vida en el presente, en detrimento de nuestro ‘yo futuro’", dice Chaufan y marca que una de esas herramientas son los denominados empujones (nudges en inglés) .
¿De qué se trata? De mecanismos que nos obligan a cumplir con nuestro compromiso de comportamiento como el ahorro en débito automático, las cuotas de un emprendimiento inmobiliario desde el pozo o un seguro de retiro con aportes mensuales, entre otras opciones.
"Otra herramienta son los ‘mecanismos de compromiso’, donde me comprometo conmigo mismo a determinadas acciones (ahorro a largo plazo el 50% de mi aguinaldo o 60% de mi premio anual). La herramienta más eficiente desde mi punto de vista es la de ‘ahorrar por objetivos’ donde al costo emocional de no consumir ahora le pongo un incentivo explícito futuro como puede ser un viaje, un auto nuevo, o el sueño que cada uno tenga", define Chaufan.