Pipas: la nueva vida de un clásico argentino de los kioscos
La empresa dueña de “Pipas” exporta el 90% de lo que produce, pero la marca es solo para la Argentina.
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Los argentinos consumen unos 300.000 paquetes de 30 gramos diarios de semillas de girasol, unas 2.500 toneladas por año. La marca que se convirtió en un genérico es “Pipas”, propiedad de Argensun, una empresa argentina con 32 años en el mercado agropecuario con foco en especialidades agrícolas. En el caso del girasol confitero, la empresa participa de toda la cadena, desde la producción de semillas al fraccionado y envasado.
Argensun procesa unas 40.000 toneladas de semillas anuales que se transforman en 25.000 toneladas de producto final, del que más del 90% se exporta a 70 países. La venta es sin marca porque la mayoría de los compradores son grandes alimenticias con las que –si fueran las “Pipas”- terminarían compitiendo.
La marca comercial nació en el año ’96 y a 25 años se realizó un relanzamiento con nuevos envases y tamaños para estar en góndolas de supermercados y dietéticas. “La idea con que nació: si se consumía tanto en el mundo la semilla de girasol, por qué no iba a ser lo mismo en la Argentina –cuenta a LA NACION Pablo Tamburo, CEO de Argensun-. Somos fanáticos del producto que alcanzó un espacio en la caramelera de todos los kioscos, es parte de las golosinas que eligen los argentinos”.
Recuerda que cuando salieron al mercado había otras marcas regionales, pero “ninguna con atributos de calidad como la que tenemos; trabajamos fuertemente para garantizar su inocuidad porque es una semilla que va del campo a la boca”. Parte de la presentación fue convertirse en sponsors de “Cebollitas”, la serie de televisión argentina infantil que estuvo al aire entre 1997 y 1998. “Esa decisión le dio un impulso grande, alcanzamos un posicionamiento fuerte”, apunta Tamburo.
El principal canal de ventas en la actualidad son los kioscos y las almacenes (por el peso de estas alternativas en el interior del país, en especial en el noroeste, donde el producto es muy consumido). El relanzamiento tiene como objetivo ganar espacio en góndolas.
El nombre de “Pipas” vino de cómo llaman en gran parte de Europa a las semillas; como en la Argentina no estaba registrado, lo adoptaron. Para las nuevas presentaciones la compañía –que emplea a 200 personas en la planta de Luján y suma unas 80 contratadas en época de cosecha- invirtió en un nuevo horno y en el diseño y matriz del packaging.
La empresa –fundada por la familia Díaz Colodrero- comenzó utilizando genética estadounidense (una semilla más redonda que la actual) y después desarrolló una genética propia en base al cruzamiento de flores: “Esa es la semilla híbrida que sembrará el productor; no acopiamos en silo bolsas sino en silos para que conserven mejor. Nuestros ingenieros agrónomos acompañan todo el proceso y, terminada la cosecha, somos muy estrictos en proceso artesanal del horneado”.
Cuando las “Pipas” salieron al mercado las ventas, estima Tamburo, eran el 10% de las 2.500 toneladas anuales actuales. “El crecimiento fue exponencial y proyectamos que seguirá porque la alimentación saludable es una tendencia mundial. Incluimos código QR en los envases para que el público pueda hacer la trazabilidad, somos defensores de que se conozca todo el proceso”.
Además de girasol –del que tienen el 45% del market share exportador de la Argentina-, la empresa comercializa otros alimentos “saludables”, como maíz para pochoclo (tienen acuerdos con productores y ellos acopian e industrializan), sésamo, chía, garbanzos y ciruelas disecadas. Le venden a algunas de las marcas más importantes del país.
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