Ketty Maisonrouge ha esperado durante 15 años para un viaje que, sabe, será muy distinto a todo lo que conoce.
Maisonrouge tiene 61 años, es profesora de una escuela de negocios y en 2005 se apuntó a la aventura de viajar al espacio, cuando se encontró con una empresa que prometía hacer pasar cinco minutos en la ingravidez. Y pagó US$250.000 para viajar más allá de la atmósfera de la Tierra.
Ahora la compañía que le vendió el pasaje, Virgin Galactic, dice que finalmente, este año comenzarán los vuelos. Su fundador, el magnate Richard Branson, participará en el primer viaje, y Maisonrouge volará poco después. "Espero que sea tan increíble como lo imagino", dice la mujer.
Si todo sale según lo planeado, Virgin Gallactic será la primera empresa privada en llevar turistas al espacio. La compañía asegura que 600 personas ya compraron pasajes, incluidas celebridades como Justin Bieber y Leonardo DiCaprio.
Pero las firmas rivales la siguen muy de cerca. Blue Origin, lanzada por el fundador de Amazon, Jeff Bezos, también tiene pasajeros inscritos para sus vuelos espaciales y espera comenzar con ellos este año. SpaceX, fundada por el creador de Tesla, Elon Musk, anunció en 2019 que un millonario japonés será su primer pasajero para un viaje alrededor de la Luna.
En 2019, el banco de inversiones suizo UBS publicó un informe que calculaba que el turismo espacial podría convertirse en una industria de US$3.000 millones en los próximos 10 años.
Para Virgin Galactic, los primeros turistas, como Maisonrouge, le están ayudando a demostrar que existe una demanda para los vuelos espaciales privados, incluso costando como cuestan los pasajes un cuarto de millón de dólares. "Ser los primeros en sacar al mercado productos tan caros como incluye una prima alta", explica Julia Hunter, vicepresidenta de Virgin Galactic y responsable de la gestión del programa de vuelos espaciales.
Amor a primera vista
El amor de Maisonrouge por el espacio comenzó en su infancia. Recuerda vívidamente aquel momento en el que, en julio de 1969, Neil Armstrong y Buzz Aldrin se convirtieron en los primeros humanos en pisar la Luna. Y cuando supo que Virgin Galactic estaba ofreciendo enviar a viajeros al espacio, inmediatamente corrió a apuntarse.
Una vez comprado el pasaje, Maisonrouge mantuvo sus planes casi en secreto. Se lo comentó solo a su familia, a amigos cercanos y a los otros viajeros que compraron boleto con Virgin Galactic. En noviembre de 2019, algunos de ellos pudieron probarse los trajes espaciales, diseñados para el viaje por la marca deportiva Under Armour. "Fue en ese momento cuando me di cuenta de que va a ocurrir realmente pronto", dice Maisonrouge. "Cuando lo has estado esperando 15 años, cuando has soñado con ello desde siempre, no vas a dejar de preguntarte si realmente va a pasar".
A diferencia de los astronautas de las legendarias misiones Apolo, que pasaron por meses de riguroso entrenamiento y agotadoras experiencias físicas, Maisonrouge y los otros turistas especiales se someterán a sólo tres días de preparativos para su viaje. Virgin Galactic dice que el entrenamiento incluso podría ser más corto, pero que desea que los pasajeros "entiendan la coreografía" y "obtengan lo máximo" de su experiencia.
Maisonrouge y sus colegas también tuvieron oportunidad de visitar la terminar de Virgin Galactic en Spaceport America, en el desierto de Nuevo México. La compañía diseñó una sala equipada con ventanas del piso al techo para ver los lanzamientos, café recién hecho y una caminata interactiva.
Desde allí los turistas de Virgin Galactic abordarán las naves, que harán un viaje de ida y vuelta de hora y media, con solo unos cuantos minutos en la órbita baja. Pero será una experiencia mucho más lujosa que la de los astronautas profesionales. Dan Hicks, quien dirige Spaceport America para el estado de Nuevo México, afirma que Virgin Galactic está encabezando este nuevo tipo de viajes y que las instalaciones un día serán un "centro de transporte de la industria espacial repleto" de clientes.
Un viaje de muchos millones de dólares
Un cuarto de millón de dólares podría parecer mucho para un viaje turístico, pero Virgin Galactic dice que espera que la demanda supere la oferta en el corto plazo, lo cual podría incluso, provocar un aumento en los precios de los pasajes. Desde 2001, siete ciudadanos privados ya pagaron millones de dólares para ir al espacio con los vuelos espaciales del Soyuz ruso, lo cual los convierte en los primeros turistas espaciales.
La NASA también depende de las naves Soyuz para transportar a astronautas estadounidenses a la Estación Espacial Internacional (EEI), desde que ésta puso fin a su programa de cohetes en 2011, pagando cerca de US$86 millones por plaza. La NASA ahora está asociándose con empresas privadas. La agencia firmó contratos con SpaceX y Boeing para transportar a astronautas estadounidenses.
Estos pasajes tampoco son baratos. La NASA le paga a SpaceX US$55 millones por plaza y a Boeing US$90 millones. Los vuelos espaciales para los astronautas y turistas espaciales son sólo una parte de la potencial industria espacial privada. Los viajes de un punto de la Tierra a otro, pero saliendo de su órbita, podrían dar para 2030 unas ganancias de hasta US$20.000 millones, según UBS.
Y es que, al dejar la órbita terrestre, los viajes a través del mundo podrían ser mucho más rápidos. SpaceX ya promocionó un vuelo de 40 minutos de Nueva York a Shanghái usando su tecnología de vuelos espaciales. Esto puede significar que muchos más de nosotros tengamos la oportunidad de probar los viajes espaciales, al menos brevemente.
La industria de vuelos espaciales no sólo ha acaparado la atención de empresarios millonarios como Richard Branson y Jeff Bezos, sino también de los inversores de Wall Street. Virgin Galactic se convirtió en octubre en la primera compañía de vuelos espaciales para humanos que cotiza sus acciones en la bolsa. Para mucha gente que espera obtener dinero del turismo espacial, el 2020 podría ser el año en el que las promesas estelares realmente comiencen a dar frutos.
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