Nuevos envases. A falta de botellas, el vino premium apuesta a las cajas
Los problemas en la provisión de botellas de vidrio les dieron un renovado impulso a propuestas no tradicionales como el bag in box y las latas
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El 2022 promete ser finalmente el año de los nuevos envases para la industria argentina del vino. Después de varios amagues, el reinado indiscutido de la tradicional botella de vidrio ahora enfrenta rivales de peso como el bag in box (una caja de cartón que contiene una bolsa diseñada especialmente para almacenar el vino al vació y evitar su oxidación) y las latitas que hasta hace poco eran miradas con recelo por la mayoría de las bodegas.
Detrás del avance de las nuevas presentaciones se encuentran factores estructurales como los cambios en los hábitos de los consumidores y la nueva agenda de demandas ambientales, y otros más coyunturales como el siniestro que destruyó a la principal fábrica de vidrio del país y obligó a toda la industria a reformular su política de envases.
De acuerdo a los datos oficiales del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en los primeros once meses de 2021, las nuevas presentaciones fueron las grandes ganadoras del consumo en un año flojo para la industria. Entre enero y noviembre del año pasado, las ventas de latas y bag in box registraron subas del 62,7% y 58,7%, respectivamente, aunque juntos todavía representan menos del 1% de los litros que consumen los argentinos. En contrapartida, la botella tuvo una caída del 11,6% y el tetra brik perdió 13,7% de sus ventas.
Diferentes motores
A la hora de explicar la avanzada de los nuevos envases todas las miradas de la industria están puestas en Mendoza, ya que en la localidad de Guaymallén, en el Gran Mendoza, funcionaba la planta de Verallia, una de las principales fábricas de vidrio del país, junto con Cattorini, en San Juan, y Cristalerías Rosario, en Santa Fe. En septiembre, uno de los hornos de Verallia se incendió y rápidamente las llamas se extendieron a toda la planta. Para peor, el incendio llegó en un momento complicado para toda la industria, ya que la pandemia había provocado un faltante internacional de envases de vidrio debido al mayor consumo del vino a nivel global.
“Si bien la industria ya estaba siendo afectada por la falta de botellas, el incendio de la fábrica de vidrio agravó la situación. Algunas bodegas tuvimos que buscar una solución para que nuestros productos salieran al mercado y no dejar de cubrir las necesidades del consumidor”, explicó Marisel Millán, responsable comercial de Familia Millán, que fue una de las bodegas que se animó a incursionar en nuevos envases con el lanzamiento de una línea de vinos y espumantes en lata con la marca Mosquita Muerta Wines.
El gran ganador del cambio fue el bag in box. Este tipo de envases se utiliza en el país hace más de veinte años, aunque durante mucho tiempo estuvo focalizado en la exportación, apuntando especialmente a algunos mercados europeos. A nivel internacional se trata de un sistema consolidado y de hecho en Francia casi un cuarto del vino en el mercado interno se comercializa en las cajas de cartón de tres litros.
A nivel local, una de las primeras bodegas en impulsar el nuevo envase fue Viña Las Perdices, que comenzó a incursionar en este negocio en el mercado local hace casi una década con su propuesta bautizada “By the glass” y como toda empresa pionera le tocó la difícil tarea de concientizar al consumidor acerca de las ventajas del cambio.
“Desde hace mucho tiempo este envase es muy utilizado en Europa para todo tipo de vinos. Confío que es un envase con mucho potencial, para vinos de media gama principalmente, y de alta rotación. Es necesario su promoción no solo por parte de las bodegas, si no también por los entes vinculados a la vitivinicultura”, aseguró Fernando Losilla, enólogo de Viña Las Perdices. El ejecutivo, igualmente, destaca que todavía hay mucho camino por recorrer para imponer al nuevo envase. “Se está realizando un buen trabajo de comunicación por parte de las bodegas para informar a clientes y cadenas comerciales (distribuidores, vinotecas, gastronomía), las virtudes del envase y cómo utilizarlo, para sacarle mejor provecho, pero todavía no se lograron vencer los prejuicios de los consumidores”.
La hora de las grandes
Para lograr que el consumo de bag in box se impongan por sobre los prejuicios que asocian a este tipo de envases con vinos de baja calidad (que tradicionalmente se venden en envases de tetra brik), en la industria reconocen que la pelota está en el campo de las grandes bodegas.
A nivel local una de las empresas con más peso que está apostando al nuevo concepto es Bianchi, que acaba de lanzar al mercado su línea de bag in box con la marca Finca Los Primos. “El vino se envasa al vacío, protegido de la luz y del oxígeno, manteniendo sus cualidades organolépticas durante mucho más tiempo que otros envases, por lo que es perfectamente apto para los vinos de alta gama y para vinos jóvenes por igual. El bag in box presenta para la industria múltiples ventajas: su forma y volumen tiene un bajo costo de transporte y logística, ya que no se desperdicia espacio. Y tiene una eficiencia de utilización del pallet del 98%, un 40% más que el vidrio”, explica Rafael Calderón, gerente general de Bodegas Bianchi.
Otro jugador relevante del negocio que está incursionando en la categoría es Estancia Mendoza, del grupo Fecotiva. “Este envase resulta muy amigable para el consumidor. Por un lado, es de fácil almacenamiento y traslado y, por el otro, permite el consumo individual y en porción, lo que lo convierte en un diferencial para acompañar reuniones al aire libre y en momentos de esparcimiento”, explican en la bodega
Avanzada sustentable.
Junto con el faltante que provocó el incendio de la fábrica de Guaymallén, el otro gran factor del reemplazo del vidrio es la conciencia ecológica. “Desde el punto de vista de la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente, el bag in box es muy superior a la clásica botella de vidrio. Contamina mucho menos tanto en su fabricación como en su transporte”, asegura Fernando Rovello, gerente general de la bodega Piedra Negra, del francés François Lurton, que acaba de lanzar sus primeros bag in box, con la mira puesta, en gran parte, en las nuevas generaciones. “Son consumidores mucho más conscientes del cuidado del medio ambiente y al mismo tiempo con una apertura mental mucho mayor que nuestra generación o las anteriores”, explicó Rovello.
Los jóvenes también se presentan como el target principal de las marcas de vino en lata.
“El vino en lata se fue posicionando como una opción para nuevos momentos de consumo. Gracias a las facilidades que ofrece la lata, de transporte, su enfriado más rápido y su practicidad. Por este motivo, comenzó a ser una de las opciones más elegidas a la hora de consumir los vinos preferidos en formato individual, ya sea en el hogar o en un evento social”, asegura Millán.
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