No se cambian: el rubro invisible de la ropa que cae y muestra cómo recortan consumos los argentinos
Las firmas del sector dicen que el desplome de las ventas se aceleró desde el verano; es un “consumo invisible” que pierde cuando el bolsillo se ajusta
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En épocas de vacas flacas, lo que no se ve puede esperar. Así podría resumirse la dinámica que muestra el negocio de la ropa interior en el país, un segmento sensible a los vaivenes económicos que hace tiempo muestra caídas aún más profundas que en el resto del rubro indumentaria.
Se trata de uno de los “consumos invisibles” que las personas eligen recortar, en un escenario de caída del poder adquisitivo como el que vive la Argentina, según Fernando Moiguer, especialista en consumo. “Es un tema muy importante, porque hoy la gente quiere seguir consumiendo, pero no tiene plata en el bolsillo. Entonces, se eligen ocho o 10 cosas que uno recorta para poder darse el gusto en una. Para algunos es un recital, para otros, una cena”, explica el economista, fundador de Moiguer Consultora de Estrategia.
En ese escenario, el rubro de indumentaria es uno de los más afectados. Con un contexto de contracción generalizada, caen las ventas tanto para consumo de “moda” como las compras de “reposición” de prendas de uso cotidiano. “De lo general a lo particular, todas las compras de los bienes que no son básicos caen en los últimos dos años. Y en el último tiempo, indumentaria dentro de los bienes no básicos tiene caída muy fuerte”, plantea Moiguer, quien realiza un monitoreo trimestral de la temperatura del sector y advierte una acelerada baja en el último tiempo.
Según una encuesta realizada en su consultora, a partir de 2500 casos, un 48% de los argentinos no realizó gastos en ropa en el tercer trimestre del 2023 (era del 34% en igual período de 2022). A su vez, solo el 6% de los encuestados dijo haber hecho una compra de ropa por gusto o placer, y solo el 14% haber hecho compras por reposición. Todos son los peores números en los últimos años, de acuerdo con la serie de Moiguer.
La tendencia se verifica en la dinámica del negocio de los fabricantes y comercios, que advierten por un freno en el consumo. “Normalmente, en épocas de crisis, nuestro sector de ropa interior se ve afectado un poco más que el resto de la industria de indumentaria, porque es la ropa que no se ve, como los calzoncillos, slips o camisetas”, dice Pablo Madariaga, uno de los dueños de Típico. “Son las prendas que menos se nota si se pusieron viejas, tienen algún agujerito o están para cambiar. Hace 60 años que estamos en este negocio y siempre en situación de crisis el rubro lo sufre un poco más. Y la realidad es que desde el inicio del verano pasado se ve que el sector se está contrayendo”, dice el empresario, especializado en prendas masculinas.
La caída interanual en las ventas llega, en algunos segmentos, a superar el 15%, estiman en el sector, que tiene sus meses más fuertes a fin de año con las fiestas y en junio, con el Día del Padre. “La caída en las ventas es relativa a la baja del consumo del mercado y se ve reflejada en los últimos 12 meses”, agrega Valeria Mociulsky, directora de Marketing y Desarrollo Comercial de Eyelit, quien identifica que los pisos de ventas para el rubro son en enero y septiembre.
En los locales de venta minorista también sienten el impacto de los bolsillos flacos. “La gente entra menos. Y es que hay rubros más urgentes: primero está la comida, el supermercado, los servicios, y después el resto”, reconoce una vendedora de un local multimarca de Palermo, ante una consulta de LA NACION. En su comercio, sin clientes, se destacan los carteles con promociones y descuentos. “Se ve mucho que los que vienen, buscan precios”, dice.
“Mirá, no hay nadie”, se lamenta otra colega, con un comercio sobre la avenida Cabildo, y señala su tienda, sin clientes, entre estantes de ropa interior, pijamas y remeras. “Son las 10:30, comienzo de mes, la gente ya cobró y nada. Octubre siempre es un mes fuerte. Nosotros tenemos promociones todo el año, pero así y todo cuesta que la gente venga. Todas las categorías están cayendo, pero la ropa interior, mucho más”, agrega.
También el contexto negativo se verifica en las grandes cadenas de súper e hipermercados que cuentan en su oferta con diferentes productos de la categoría textil. “En lo que va de 2023, en las ventas de ropa interior de hombre, damas y niños, la caída interanual en unidades es del 24%”, dicen a LA NACION desde una de las principales firmas del sector, con presencia en todo el país. En términos de facturación, subió un 75%, variación bien por debajo del incremento de la inflación en el período. En otra de las cadenas con presencia nacional coinciden con la tendencia, y registran caídas del 8% en volúmenes en el sector de ropa interior en el trimestre pasado, en comparación con igual período de 2022.
En este contexto de contracción, advierte Moiguer, existe un rubro marginal que todavía no se resiente. “Dado el escenario negativo el consumo, todo lo que no se ve cae todavía más. Y lo único que todavía queda de compras en este segmento es la categoría seducción y citas, que es muy baja dentro del volumen total”, advierte el especialista.
No es un fenómeno exclusivo de la Argentina en 2023. La dinámica de las ventas de ropa interior, específicamente masculina, es seguida de cerca por economistas, y existe amplia literatura académica que investiga los números del sector y su vinculación con los ciclos macro.
Es que si bien se puede tratar de algo cuyo consumo no varía demasiado según el escenario económico (demanda inelástica, en la jerga de los economistas), los movimientos en el sector suelen ser indicadores: en los Estados Unidos, por ejemplo, cayeron entre 2007 y 2009, durante la recesión que se disparó tras la crisis financiera, pero rebotó luego tras la recuperación en años posteriores.
En ese contexto, se popularizó el llamado índice calzoncillos como un predictor informal de recesiones y de recuperaciones de la economía a partir de las ventas de ropa interior de hombres. El expresidente de la Reserva Federal estadounidense entre 1987 y 2006, Alan Greenspan, supo ser uno de los economistas que seguían esta herramienta.
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