Negocios: le iba bien en la Argentina, pero se cansó de las trabas para crecer y con 50.000 euros replicó la idea en España
La pandemia y los “malabares con los negocios” aceleraron las ganas de probar suerte en otro lado; con 50.000 euros abrieron un local y ya piensan en el segundo
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CORDOBA.- Papanato nació en Córdoba hace cinco años y se convirtió en una cadena nacional a través de franquicias; su diferencial es que la propuesta gastronómica gira alrededor de las papas. Con 11 locales en la Argentina, uno de sus socios fundadores decidió irse del país y, con él, la marca llegó a Barcelona. El local abrió hace un mes con una inversión de 50.000 euros y hacen unos 100 tickets diarios los fines de semana.
Francisco Randanne, de 31 años, cuenta que hacía tiempo que pensaba en irse afuera unos meses y la pandemia aceleró esa decisión: “Fue una mezcla de factores: por un lado, mis ganas, y por el otro, el cansancio de hacer malabares con los negocios. Dije ‘hasta acá llegué’ y me vine a España”.
En Barcelona armó una sociedad con un amigo de años, Roch Millot, y abrieron Papanato en el barrio del Exaimple, el distrito más céntrico de la ciudad. Comenta que el menú original del bar se mantiene “en un 50%, mientras que el resto se adaptó” al gusto catalán y europeo. El “lomito” -que como tal no existe en España- es lo más pedido por los clientes.
“Ya estaba sofocado, nadie nunca daba una derecha a los que emprendemos; cero incentivos; sacar un préstamo es imposible y en lo laboral se renegaba mucho -añade Randanne-. Con la marca nos fue bien, el concepto pegó, pero el negocio se iba deteriorando, la rentabilidad fue cayendo y todo se complicaba”.
La decisión de tener a las papas como “estrellas” se tomó porque los creadores de la marca analizaban que todos los bares giraban alrededor de la cerveza. Quisieron cambiar el foco y optaron por lo que mejor acompañaba a la bebida. La “especialización” funcionó y las combinaciones fueron, dentro de todo, las tradicionales. Competir con los precios fue la otra estrategia.
Randanne subraya que el consumo en Barcelona es diferente al de la Argentina: hay más rotación; ninguna mesa se ocupa por horas. El local que abrieron tiene capacidad para 40 personas y ese número puede renovarse hasta tres veces en una noche; el consumo promedio es de 14 euros.
“Pensar en un espacio como los grandes que tenemos en la Argentina, para unas 300 personas -apunta- implica unos 300.000 euros. Como las costumbres son distintas, podemos manejarnos con el tamaño que tenemos. Venimos muy bien, la verdad”.
La estrategia de posicionamiento en una ciudad con cientos de propuestas y marcas consagradas internacionalmente pasa por las redes sociales y por la alianza con un “influencer”. Bravasbarcelona es un “hunter” (cazador”) de papas.
“Hacemos sorteos muy agresivos, nunca flaqueamos en la publicidad y el marketing. También es así en la Argentina, es una de nuestras características”, agrega Randanne.
Ya empezaron a buscar personal para sumar al local porque sus fundadores quieren concentrarse en la apertura de una nueva sucursal. “Buscamos desligarnos de la operativa diaria y avanzar en el mediano plazo”, define.
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