Negocios exitosos: la universidad que convierte a jóvenes en CEOs y su caso argentino
Los buscadores se enfocan en empresas valuadas entre US$1 y 5 millones para tener su primera experiencia como líderes
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En la década del ochenta, la universidad de Stanford funcionó como laboratorio para concebir un modelo de negocios original. Mucho antes de que los jóvenes de Silicon Valley como el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg o Evan Spiegel, de Snapchat, inundaran el mercado, los académicos financieros en los Estados Unidos diseñaron un esquema con la idea de que los empresarios en sus primeros pasos corporativos pudieran comandar una empresa y despegar en su carrera.
Los Search Funds son fondos de inversión especiales dirigidos por expertos en finanzas que apuestan a que jóvenes profesionales ocupen por primera vez el sillón ejecutivo de CEO. En la actualidad se encuentran muy extendidos en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, pero en la Argentina se registra un solo caso de éxito.
“Somos el único Search Fund y el primero en el país. No hay otro por ahora. En Europa está creciendo y en América Latina hay muchos, pero la Argentina no es un mercado interesante por su dificultad para llevarlo adelante”, dice Diego Escudero, socio gerente de Patagonia Capital, el único fondo de este estilo en la Argentina.
“Cada vez es más difícil levantar ´first time funds´ en el mundo, mismo con gente con experiencia y trayectoria reconocida, por lo tanto el Search Fund es muy atractivo para jóvenes sin experiencia en dirigir fondos de inversión y que buscan adquirir y vender una compañía en la cual ambas partes, el searcher como los inversores se vean beneficiados”, explica Ernesto De Bary, fundador de Patagonia Capital.
Los jugadores que participan en el modelo son dos: el searcher, que se ocupa de buscar una empresa para comprar, y los inversores. El primero funciona como un explorador que se sumerge en las profundidades en busca de joyas ocultas del mercado. Ve lo que es invisible para otros actores financieros. El perfil de los segundos es normalmente profesores de las universidades de negocios con mayor prestigio en el mundo o personas retiradas de las finanzas que encuentran un atractivo especial en invertir en estos emprendimientos.
Los Search Funds esperan que al comprar la empresa, el nuevo CEO la haga crecer comercialmente para que sea más cara al momento de vender, pero la cacería de los searchers no es sencilla. Ellos escanean el mercado a la búsqueda de compañías con ventas recurrentes, un volumen de clientes establecidos, alta rentabilidad, bajas necesidades de capital y que además sean fáciles de administrar. El horizonte es ilimitado y no importa si la industria es tecnológica, textil, automotriz o la que sea.
Por lo general apuntan a aquellas valuadas entre US$1 y 5 millones, las que los private equities - los fondos de inversión tradicionales - no miran a la hora de hacer una adquisición. El modelo pretende resolver una deficiencia del mercado de que hay compañías de un tamaño que no es ideal para los grandes inversores, pero que tienen muchas perspectivas de crecer. Este es el caso de las startups o fintechs que emergen con un producto disruptivo en el sistema financiero, pero que sus fundadores desean vender rápidamente para avanzar con otros proyectos.
A diferencia de los fondos cuyo portfolio es un abanico que incluye hasta cientos de empresas, el searcher se dedica a una sola empresa. Esto le permite afilar su foco para que en un periodo de cinco o seis años la valorice y se venda.
“El searcher está todo el día operándola. Eso genera una gran cantidad de sinergias en cuanto a entusiasmo para este tipo de empresas más chicas donde está probado que los CEO primerizos, funcionan mejor que los que tienen más experiencia porque se requiere arremangarse más y hay más cosas que cambiar”, dice De Bary.
El presupuesto ordinario de un searcher -financiado por los inversores - ronda en los US$400.000. Con eso paga su sueldo, los pasajes de los viajes que tenga que realizar y cubre otros gastos (oficina, insumos y empleados) en el plazo de dos años que tiene para encontrar una joya del mercado. Los financistas del fondo en lo que invierten es en su participación a futuro del acuerdo de compra. Si por ejemplo uno invirtió 10% en el proceso de búsqueda y la empresa que el searcher quiere comprar vale $10 millones, el primero tiene derecho - y no la obligación - a invertir $1 millón en esa compra.
En el caso de Patagonia Capital, barrió el mercado y evaluó a más de 1600 empresas hasta encontrar S1Gateway, una compañía uruguaya de servicios tecnológicos. La adquirió a principio de este año con el respaldo de Inverlat, el grupo dueño de la marca de alfajores Havanna.
”La idea era adquirir una empresa de servicios, no una industrial, para no tener que invertir tanto en activos, que es algo desafiante en Argentina y que no dependa tanto de la ubicación física de la empresa”. Luego agrega: “Nos vemos bien posicionados para dirigir la empresa, estamos mejorando el plan comercial y de marketing, estamos contratando muchas personas nuevas, reorganizando el equipo de administración”. El modelo de Stanford llevó a De Bary a escalar en 2021 de searcher a líder de su primera empresa.
Especialistas del sector señalaron que el mayor potencial en la Argentina para desarrollar estos fondos es en mercado de la tecnología que resulta atractivo porque hay buen talento local y por la brecha cambiaria que hace que los costos sean más baratos medidos en dólares. Se suma además que aquellas que logran exportar su servicio se aseguran de tener ventas en divisa extranjera.
Sin embargo advierten a la vez que el contexto para que se desarrollen en el país es desafiante porque hay muchas empresas que están quebrando, un perfil de compañía que los inversores de esos fondos prefieren evitar. No se interesan por hacer operaciones de distress, en las que se compra una compañía deficitaria para mejorarla y después renegociar sus deudas, sino que apuntan a las que tengan un balance más sano. Otro problema es la dificultad en la Argentina para acceder a los dólares por el cepo cambiario y las regulaciones estrictas del mercado.
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