Negocio inédito. Son argentinos, hacen réplicas de armas y le venden a Hollywood
"Vértigo" es lo que sentía Osvaldo Gatto cada vez que surgía la idea de abandonar la docencia para dedicarse a su hobby. "¿A quién le voy a vender la réplica de una pistola antigua?", se planteaba. En ese momento Gatto no imaginaba que años más tarde fundaría un taller que fabricaría armas para películas de Hollywood, documentales, museos y menos aún que sería el primero de la historia en fabricar la réplica de un arma de un prócer argentino.
"Mientras era profesor de historia con lo que podía se compraba armas originales para copiarlas y las lograba idénticas", cuenta Martín Gatto, hijo de Osvaldo. Solo formaba parte de su pasatiempo, hasta que en 2001, con la crisis, su hijo, que estaba con un trabajo de medio día y el sueldo no le alcanzaba para afrontar sus gastos, guiado por su padre, se embarcó en el desafío de fabricar réplicas de armas antiguas para comercializar. "Con las directivas yo iba armando las piezas y él después los fines de semana, si no tenía mucho trabajo, se ponía a procesar lo que yo había preparado en la semana", dice Martín.
En 2003 la sorpresa llegó cuando los contactó un argentino que vivía en Miami. Quería comprar y exportar los modelos de cañones navales que también fabricaban. Así fue como durante cinco años vendieron 1800 cañones de 22 modelos diferentes. "Fue una locura, porque como los americanos los coleccionaban, nos llevó a tener que comprar un taller, invertir en máquinas y contratar empleados", indica el rosarino.
La posibilidad de exportar requirió que dejen sus trabajos para dedicarse full time a este nuevo emprendimiento. Así nació El Taller Osvaldo Gatto, una pyme familiar que se dedica a fabricar cañones, dagas, puñales y pistolas. Producen para fanáticos de las armas, coleccionistas, películas y museos.
"Somos los únicos en América Latina en esta actividad. Este tipo de trabajo es un arte prácticamente perdido", dice Gatto.
Los modelos de armas que fabrican son previos a 1870. La fecha no es inocente. Se debe a que la legislación mundial considera que las armas anteriores a ese momento no revisten una peligrosidad para la seguridad nacional. Entre otras cuestiones, por la lentitud del procedimiento previo a efectuar un disparo, porque eran armas que se cargaban por la boca. "Antes de volver a disparar ya te mataron a cachetadas, porque casi que tenés que pedir que te esperen para cargarla", dice el rosarino.
Su revendedor en Estados Unidos tenía un circuito itinerante en el que llevaba los cañones argentinos para ofrecer en las ventas. A una de las ferias asistió una de las comitivas de Disney a aprovisionarse de materiales para nada menos que Piratas del Caribe 2 (2006). "Les interesó un tipo de cañoncito que se llama culebrina, que se coloca en la baranda de los barcos, y lo compraron. Son los cañones que salen disparando en la película", recuerda.
Esa no fue la única. También sus armas participaron en Capitán de mar y guerra (2003) e incluso el mismo Russell Crowe conserva uno de los cañones en su casa de Australia. También fabricaron las armas para películas argentinas como Belgrano, que llevó a los actores y al mismo Juan José Campanella a asistir al taller para el diseño.
Con la crisis de 2008, todo parecía complicarse para los Gatto. Su principal mercado les dio la espalda. "Cuando tembló todo el aparato financiero, el americano lo primero que hizo fue recortar todo lo que era hobby, ocio y ese tipo de cosas. En ese show caímos nosotros", explica Martín. Sin embargo, así como se cerraron las puertas en Estados Unidos se abrieron las Europeas, pero esta vez con las pistolas como protagonistas. "El mercado europeo nos trajo nuevos desafíos, era un trabajo más artístico, tuvimos que achicar el personal y quedamos mi abuelo, mi papá y yo, y hace un par de años se incorporó mi tío", asegura Gatto.
Los rosarinos cuentan que trabajar para Europa les permitió adquirir "mayor reputación" a nivel internacional. Tanto es así que han llegado a trabajar restaurando armas de más de 70.000 euros para museos de Berlín. "Las traían directamente de las embajadas con custodia a nuestro taller y te miraban por detrás del hombro mientras vos trabajabas", cuenta Gatto.
En 2013 comenzaron un nuevo desafío: fabricar la primera réplica de un arma de un prócer argentino, nada menos que la de Manuel Belgrano. En 2020 se cumplen 250 años de su nacimiento y 200 de su fallecimiento.
Según cuentan, fue un largo proceso que culminó el 10 de enero pasado, cuando lograron el primer ejemplar. "Es exactamente igual, copiada al detalle. Solo existen 20 gramos de diferencia entre la que está en el museo y la que hicimos nosotros", detalla Gatto. Solo existirán 20 ejemplares de este producto. El arma es la que el Cabildo de Buenos Aires le obsequió a Belgrano por las batallas de Tucumán y Salta.
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