Milagro blanco: el boom de las leches vegetales
En el último año las ventas se cuadruplicaron impulsadas por los cambios en el consumo y la irrupción de nuevos jugadores, tanto pymes como grandes compañías
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Es la vía láctea no convencional. Almendras, nueces, avena, arroz, coco o girasol son algunos de los insumos que protagonizan la expansión de las bebidas de base vegetal, que amplían el mercado de la ‘leche’ y hasta generan disputa por la utilización de esa palabra, entre los puristas de la industria tradicional y los productores y consumidores de este segmento plant-based que replica localmente una dinámica global.
Es un nicho incipiente en el país, que cobró impulso desde la producción casera, se potenció en los meses de la cuarentena y hoy convoca a pequeños emprendimientos locales y grandes jugadores del sector alimentos. En términos de mercado, su participación es aún marginal y ronda el 1% del total de ventas de leche fluida animal, pero las proyecciones indican que, en el corto plazo, podría más que triplicar esa cifra: en 2020, sus ventas crecieron un 355%.
Las perspectivas también se sostienen al ver la evolución de los números internacionales. Un reciente estudio de la firma Mintel, en el Reino Unido, indicó que un tercio de los británicos ya consumieron estas leches vegetales en 2020, con una participación aún mayor (44%) entre las personas de 25 y 44 años. Al mismo tiempo, el volumen de ventas de la categoría creció un 32 por ciento.
A nivel europeo, España encabeza el consumo per cápita de leches vegetales, en un mercado que mueve más de 318 millones de euros por año, según datos de la consultora Nielsen.
Tendencia en ascenso
Detrás de la tendencia creciente al consumo de productos plant-based, que también comprende sustitutos de lácteos (yogures, quesos) y carnes, aparecen nuevas demandas y perfiles de consumidores. Están quienes eligen consumir productos de origen vegetal por cuestiones de salud (con situaciones como intolerancia a la lactosa, en el caso de la leche de vaca), los motivados por preocupaciones ambientales, al considerar el efecto de la ganadería o la cría de animales sobre el ambiente (emisión de gases, consumo de agua, entre otros puntos) o los que buscan directamente reemplazar alimentos de origen animal por otros derivados de plantas.
Así, el potencial de mercado se expande con el crecimiento del veganismo o la práctica ‘flexitariana’, que no excluye en términos estrictos el consumo de carne, pero busca opciones para su reemplazo en diferentes ocasiones.
“Hay mayor conciencia y un común denominador en este segmento, de que el consumo de animales tiene un efecto nocivo en el cuerpo o el planeta, o que simplemente no les gusta esa alimentación. Eso es lo que está pasando con los consumidores, que empiezan a elegir nuevas opciones”, dice Marcelo D’Abramo, CEO de Better Food, la firma que creó la marca Vrink. Con nueve variedades de bebidas de origen vegetal, la empresa nació en 2018, tiene 13 empleados y espera facturar este año $100 millones.
El diferencial de precio es una paradoja de este segmento: se expande el consumo de productos que, en general, más que duplican a las leches de origen animal. Según explican en el mercado, la menor escala de producción y la utilización de insumos importados (la almendra representa más del 75% del mercado de leches vegetales pero la producción local de la semilla solo abastece el 30% de la demanda) explican este rasgo.
Al mismo tiempo, aparecen innovaciones que buscan potenciar la producción local, como la recientemente lanzada bebida de nuez pecan de Pampa Vida. “La marca nació en abril de 2019, en 2020 vendimos 10 veces más que en 2019 y este año esperamos triplicar. En cuanto al consumidor, hay personas que eligen por una cuestión de salud, otros por ideología y creo que cruza niveles socioeconómicos. Por ahí es más caro, pero comprar una vez por semana le alcanza para lo que consume”, dice Flavio Da Rold, gerente General de la firma
La dinámica del segmento incluye otras particularidades derivadas del perfil de sus consumidores. El impulso del consumo y la preparación hogareña generó un nicho de ventas en dietéticas, donde emergieron marcas artesanales y productos de pequeños emprendimientos. Luego, crecieron nuevas firmas con fabricación industrial y el envasado en cartón, que permite prolongar su vida útil. Así, este canal, bien atomizado, aparece hoy dominado por marcas chicas, con mayor afinidad para un consumidor que tiende a escapar de grandes marcas.
“Había mucha gente que lo hacía en la casa y compraba en dietética, pero la calidad del producto varía mucho si es de hoy o de hace dos días. Entonces nos metimos en el mundo artesanal. A las grandes marcas le cuesta entrar a la dietética, porque en general los dueños de estos locales no suelen querer tener estos productos para diferenciarse del supermercado”, dice José Lanusse, cofundador de Tratenfu, marca nacida en 2018, que terceriza la producción y envasado de su producto en la firma Babasal.
Esta característica genera distorsiones para estimar el mercado: mientras las dietéticas son dominadas por marcas pequeñas, el crecimiento hoy está motorizado por la expansión del consumo en los supermercados. Acá impera el músculo de las grandes compañías del sector, con capacidades logísticas y comerciales más aceitadas, mientras las marcas chicas apuestan por acuerdos de logística y distribución con grandes como Quilmes o Make It Happen para llegar. “A un emprendimiento chico le cuesta entrar, el abastecimiento o recibir los pagos con varios meses de plazo”, reconocen en el sector. “Hace dos años, las dietéticas eran el 70% y hoy cayó al 50%, porque creció el supermercado”, dicen en Tratenfu.
Grandes jugadores
La Serenísima o Silk (Danone) disputan la mayor participación del mercado en este canal. “Hay una demanda que crece, principalmente en gente más joven, millennial, y mucho más en centros urbanos”, reconoce Fernando Siciliano, gerente de Marketing de La Serenísima, que capitaliza su liderazgo en el segmento lácteo para apalancar su línea 100% vegetal, lanzada en 2020.
Otro jugador activo es Coca-Cola, a través de la marca Ades, adquirida en 2016 a Unilever por US$575 millones. Con origen en la soja, ahora Ades también incursiona en la almendra y el coco. “La dietética es un canal interesante, pero hoy para nosotros los canales más importantes son los supermercados”, dice Denise Picot, directora de Marketing de Coca-Cola para Argentina y Uruguay.
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