Los desafíos del líder: “Mi mejor empleado me sabotea”
Las organizaciones que priorizan los resultados aún a costa de la convivencia interna terminan alejando a sus mejores recursos
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El consultorio vive renovándose y está primaveral. Pasamos por un vivero y compramos lindas plantas para renovar el espíritu: narcisos, iris, peonías, jacintos, jazmines, fresias y un tulipán (están caros). Pusimos plantas hasta en el baño para asegurarnos que los pacientes llevarán su tristeza con altura y buen aroma.
De forma inesperada, y cuando arreglábamos el coqueto consultorio, tocan el timbre de forma desesperada (o sea, no sacaban el dedo del timbre). Una chica joven, entrada en sus cuarenta, aparece del otro lado de la puerta ojerosa, con el pelo necesitado de un peluquero y a cara lavada. Le pedí que pase y que saque el dedo del timbre porque ya estaba aturdiendo.
—Doctor, me dieron su dato. Estoy en terapia intensiva mental. Soy Cinthia, mucho gusto, Cinthia con h.
—Mucho gusto Cinthia. ¿Qué le está sucediendo qué tiene tanta premura?
—Estoy agotada doctor. Tengo a mi mejor empleado que me hace la vida imposible, sabotea mi trabajo. No doy más. Soy gerente comercial de una nueva área. Yo hace cinco años que estoy en la empresa, él hace 15. Es mi mejor empleado, pero su actitud fue cuestionada inclusive por sus jefes anteriores. El tema es que ninguno se animó a ponerle en su evaluación de desempeño “por debajo de lo esperado…” bueno yo tampoco, es que los objetivos medibles los cumple, y los cumple bien. Además, sus clientes lo quieren. Estoy perdida—. Tuve que seguir a Cinthia hasta el sillón que rápidamente ocupó recostándose y mirando el techo blanco impoluto.
—Deme algún ejemplo de cómo sabotea su trabajo.
—Su postura es siempre la de exponerme, ponerme en jaque y cuestionarme todo lo que digo y pido, especialmente desafiarme frente al resto del equipo. Me dice “Cinthia dejame a mí armar mi propia agenda y decidir cuándo ir a ver a los clientes” y me lo dice delante de todos. Me excluye de sus temas: no me informa sobre sus viajes, ni de sus reuniones. Básicamente no sé lo que hace, me entero cuando me rebota una cita o por otros con quien él viaja o me lo cuenta el día previo cuando ya lo tiene armado. No me incluye en las reuniones que mantiene con clientes, armó un chat de todo el equipo ¡y me dejó afuera! En las reuniones de equipo siempre me desafía, cuestiona lo que digo, me dice “¿por qué lo tenemos que hacer así?...” Yo lo miro y tengo ganas de decirle ¡Porque soy tu jefa, carajo! Perdón doctor, pero no doy más y se me escapan las malas palabras.
Qué NO debería hacer Cinthia
Cinthia no debería dejar afuera de las reuniones a este empleado insufrible y saboteador. Cuando el empleado diga algo contra Cinthia ella no debería acercarse a él, mirarlo a dos centímetros de distancia y que sienta el aliento a ajo de Cinthia luego de haber comido cinco dientes a la mañana para que el empleado díscolo reviente del mal aliento de su jefa. Tampoco Cinthia debería tirar aceite en la silla de este empleado para que se manche y pase papelones frente a todos.
Lo que SÍ debería hacer Cinthia
Cinthia debería pensar seriamente si este empleado, por más buena performance que tenga, es la persona adecuada para el equipo. Muchas empresas definen una misión y algunas de ellas ponen a la persona en el centro de la organización. Sin embargo, muchos energúmenos bestiales avanzan en la escalera organizacional y le hacen la vida imposible a la gente. ¿Cómo se lee esto? La gente normal lee estos mensajes claramente: la misión no sirve para nada. Cinthia debería indagar qué es lo que provoca estas reacciones saboteadoras y furibundas de este empleado: ¿Quiere el empleado una posición jerárquica que no obtuvo en su momento? ¿Es simplemente un elefante en un bazar que tiene cero cintura política y le importa un bledo quién tiene enfrente? ¿Qué aval y/o padrinos tiene este ser insoportable en la compañía? Todo esto debería cuestionarse Cinthia antes de tomar una decisión.
Cultura organizacional
Cinthia no habló por un rato. Se quedó reflexionando y mirando una begonia que hacía fuerza para no secarse. De repente dejó su posición horizontal en el sillón, se sentó, me miró y escupió toda su bronca: “Harta estoy, este tipo es un machirulo reventado. Las ganas que tengo de decirle todo eso, pero no me puedo mostrar tan vulnerable y desquiciada. Pero estoy desquiciada y tengo que resolver esta situación”.
—Y su jefe ¿qué sugiere al respecto?
—Mi jefe mira de costado, me tiró todo el fardo a mí. Creo que me están midiendo también para ver si logro sortear este infortunio.
—Sería bueno que se siente con su jefe con alguna propuesta concreta, aclarando todos los pasos que dio para llegar a dicha propuesta.
—Exacto, ya pensé algo, doctor. Mi propuesta es pegarle una patada voladora y echarlo. Obvio que voy a usar otro lenguaje para expresar esto. No quiero que parezca que estoy frustradísima. Otra opción es rotarlo y que el paquete con la bomba le quede a otro. Pero eso es algo que tengo que negociar.
—¿Y en el mientras tanto Cinthia? Porque hay una transición que va a tener que pasar hasta que se defina el futuro de esta persona.
—En el mientras tanto tengo que ponerle límites…pero ¿cómo? ¿Mostrándome autoritaria? ¿Eso me juega a favor o en contra? Después dirá que lo maltrato. No tengo más ganas tampoco de ser siempre colaborativa y divina…ya me está faltando el respecto, ahora estoy en modo bruja y quiero que vea el infierno, pero me tengo que calmar, por eso vine. ¿Tengo que frenarle cada cosa que dice o no puedo entrar en esa y tengo que seguir haciendo la vista gorda?
Dicho esto, Cinthia se levantó y se dirigió a la puerta. La seguí, no había pagado la consulta.
—Perdón doctor, me olvidé de pagar. Esta situación me tiene distraída. Pero gracias, me voy con más preguntas que soluciones, pero me sirvió para vomitar la bronca que tengo. Espero volver a contarle lo que pasó, ¡pero no me vaya a cobrar la consulta!
Hay empresas que alojan a engendros que podrán ser eficaces y obtener resultados de corto plazo, pero son la peor inversión para forjar cultura y valores que perduren en una organización. De hecho, estas personas, son bombas de tiempo organizacionales que destruyen valor, generan odio y hacen que nadie crea en ninguna misión que se proponga porque se lidera con el ejemplo y promover a una bestia es, justamente, lo contrario a consolidar una cultura basada en valores.
Buena suerte Cinthia, ojalá puedas despedir al animal. Seguramente habrá más de un agradecido.
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