Mercado laboral en crisis. Se acelera el éxodo de ejecutivos argentinos
Ante la falta de oportunidades locales, cada vez más profesionales optan por buscar trabajo en el exterior
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En 2020, en el medio de la pandemia, LA NACION me ofreció realizar un podcast. Yo elegí el tema de desarrollo de carrera y lo titulé igual que mi último libro Carreras extraordinarias para gente común (https://open.spotify.com/show/2piFfPm1WulVpCdgitabNw).
Sin embargo, el panorama que nos ofrece el mercado laboral argentino hace que me replantee, al menos, el título de lo que son las carreras profesionales en el país: carreras ordinarias para gente extraordinaria.
Cuando hablo de gente extraordinaria, me refiero a los profesionales argentinos que por su capacitación y experiencia en manejar entornos inciertos son requeridos en otros países. Con las crisis de 2001 y de 2008 hemos visto muchas multinacionales “rescatar” ejecutivos locales llevándolos a sus casas centrales hasta que la tormenta amainase. El problema es que, en este país, la tormenta no disminuye, se transforma en diferentes tipos de fenómenos atmosféricos.
Los profesionales argentinos también tienen buena formación si lo comparamos con otros países de la región. La UBA está presente en forma permanente en el ranking QS de universidades, el más prestigioso. Muchos ejecutivos han hecho un esfuerzo extra para obtener su MBA localmente o en el exterior.
Problemas
Por mucho tiempo Buenos Aires fue sede regional de empresas multinacionales que consideraban a la Argentina con gran potencial y a la ciudad de Buenos Aires como la más cercana al nivel que los expatriados europeos o americanos necesitaban para vivir bien. Sin embargo, a partir de 2012 comenzó una emigración de las sedes regionales hacia otras ciudades latinoamericanas como Santiago, Bogotá o San Pablo. Si bien con la presidencia de Mauricio Macri este flujo se detuvo, tomó nuevamente auge luego de la última elección presidencial. No solamente eso, estamos viendo cómo muchas empresas están dejando el país, sea por reestructuraciones, por desconfianza a los cambios de reglas, o por hartazgo de no entender cuál es el norte económico.
Si a esto le agregamos el efecto pandemia en el mercado laboral, estamos frente a una bomba de tiempo para cualquier profesional que se quiera desarrollar y tener oportunidades.
Durante la pandemia 7 de cada 10 búsquedas se cayeron. Por supuesto que esto tenderá a estabilizarse, pero hace tiempo ya que las empresas están tratando de achicar tanto las estructuras para sobrevivir a este mercado que difícilmente haya búsquedas atractivas que impliquen nuevos proyectos de crecimiento en las organizaciones. En un ambiente incierto, el mercado laboral es paupérrimo.
Entonces, tenemos a un profesional bien formado y con experiencia pero que en el mercado local llega rápidamente a su techo. ¿Qué hacer? Irse. “Mi compañía –comenta Christian B.– modificó la estructura, la achicó. Tuve suerte de quedar luego de los cambios. Fue estresante. Mi objetivo era una posición regional desde Buenos Aires, pero la sede regional la mudaron a Bogotá, por lo que esa posibilidad está más lejos que antes”.
Para Ana Renedo, partner de MR Consultores, “muchos ejecutivos están quedando sobre calificados para las posiciones que tienen y, si miran hacia afuera de su empresa, ven que no hay grandes oportunidades para su nivel. Algunos estarían dispuestos a aceptar un downgrading pero esto a las compañías nunca les termina de cerrar porque temen que alguien que estuvo en un rol estratégico no puede volver a gestionar una operación diaria de manera eficiente y sin frustrarse”.
“Entonces surge la alternativa de una expatriación. Los profesionales argentinos son bien vistos en el exterior, pero no les seduce demasiado mudarse de forma permanente como no sea a Chile o Uruguay que están muy cerca de nuestro país y que, si bien son mercados estables y respetados, son también pequeños y no tienen una oferta ilimitada de posiciones”, agregó la especialista.
Pero la peste no culmina ahí. Los salarios locales solamente comparados con los de la región están muy deprimidos (en la lona, en la jerga del mundo de las compensaciones). Según datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, sobre la base del SIPA (AFIP), la evolución del salario real de los asalariados registrados fue cayendo en picada a lo largo de los años. Si consideramos base 100 en noviembre 2016, el salario registró un pico en 2017 (103), para sucumbir en noviembre 2020 (89,5).
Si comparamos los salarios ejecutivos a nivel regional, mi recomendación es que se alejen del balcón. Según un estudio de la consultora Mercer para la región, el salario de un directivo en Buenos Aires es tres veces menor que el que se gana en San Pablo y cuatro veces menor que en Montevideo. Algún lector avezado en economía podrá decirme que este número no importa ya que vivimos en pesos y si esos pesos alcanzan, suficiente. Mi estimado lector cuasi economista, el mismo estudio de Mercer aclara que la mejor relación salario y costo de vida se observa en Montevideo y en Santiago de Chile (en ese orden) y la peor en Buenos Aires. Sí, no hace falta mucho para darnos cuenta que estamos abrochados.
El autor de esta columna no tiene la bola de cristal para saber cuándo esta situación se revertirá, si es que cambiará algún día, pero lo que sí podemos hacer es dar unas ideas de qué hacer en estos tiempos de incertidumbre:
Lo primero es tratar de tener una experiencia laboral en el exterior. Definitivamente suma en el currículo. Esto incluye a países de la región, no solo de Europa, que pareciera el paraíso para muchos ejecutivos. La experiencia en países de Latinoamérica nos permite dar un primer paso a la internacionalización de nuestras carreras. Muchas veces escucho a profesionales denostar la región para el desarrollo. Error. Y en muchos la calidad de vida es mejor.
Aprovechar el tiempo para capacitarse en las disciplinas o competencias que nos hacen falta para que nuestro portfolio career esté completo cuando la oportunidad aparezca. Esto incluye todo lo referente a business analytics e inglés. El inglés termina siendo excluyente en algunos trabajos que, por más experiencia que uno afirme tener, no hablar el idioma lo deja afuera de la oportunidad. Esto quiere decir que hay que pulir el idioma a un nivel avanzado. Si ponen en un currículo “nivel intermedio” eso no les va a abrir puerta.
Realizar un master de especialidad o un MBA/EMBA puede también colaborar a ampliar el horizonte laboral futuro, ya que estos programas permiten un grado de expertise avanzado y también aceitar el proceso de toma de decisión del ejecutivo frente a diferentes situaciones en diferentes áreas estudiadas.
Según el horóscopo chino, este es el año del búfalo. Venimos del año de la rata, un año para olvidar. Esperemos que el búfalo sea más comprensivo con los deprimidos profesionales argentinos.
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