Max Cavazzani: “De cada 10 cosas que hago, una funciona”
El CEO y fundador de Etermax revela su estrategia para conquistar la industria de los juegos; a 11 años del lanzamiento de Preguntados, sus planes y nuevos desarrollos
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Max Cavazzani sabe armar el cubo rubik, el pequeño juguete con caras de colores que tiene más de 43 trillones de combinaciones posibles, y conserva uno sobre su escritorio -”uno de los modernos”-. Está a la vista que ingenio no le falta, y que no dudó tampoco en volcarlo al plano laboral. A los 22 años, le dio forma a una empresa que marcó un antes y un después en la industria de los juegos en la Argentina: Etermax.
Para Cavazzani, Preguntados fue el juego de trivias que lo consagró en todo el mundo: disponible en más de 30 idiomas, lidera además la categoría de trivia en 125 países. “Esos números no se olvidan; son muy significativos para una empresa a la que siempre le dijeron que no se pueden hacer juegos en la Argentina”, recuerda.
A días de cumplir 39, Max Cavazzani está donde quiere estar. Y su presente dice mucho de su historia. Etermax funciona en donde antiguamente operaba la fábrica textil de su padre. Ubicada en el barrio porteño de Villa Urquiza, en una zona residencial y en las cercancías de Parque Sarmiento, la exfábrica conserva su fachada, aunque el cruzar la primera puerta, la escena industrial se combina con un estilo moderno y tecnológico, que invita a la creatividad.
Etermax y el taller textil convivieron durante mucho de tiempo. Poco despues de lanzar su primer éxito, Apalabrados, Cavazzani, se instaló con su equipo en un oficina. Y años más tarde, ante el crecimiento generado por Preguntados, ambos entendieron que era el momento de separar los espacios: Etermax tomó el edificio y la fábrica se trasladó a otro predio cercano. “Siempre quise trabajar con mi papá, pero no quería trabajar en su rubro. Esta fue una forma de compartir momentos y experiencias”, señaló Cavazzani. Y amplió: “Cuando era chico, trabajé en la fábrica como diseñador gráfico y aprendí a usar el Illustrator. Esto me acercó a la computación y empecé a programar. Además, pensé ‘si quiero ser emprendedor, necesito posicionarme en algo que vaya a cambiar el mundo, y si quiero cambiar el mundo tengo que estar en un lugar donde las cosas estén cambiando. Si me enfoco en esto, aprenderé algo que es el motor del cambio y seguramente encontraré una forma de expresar eso en un emprendimiento’. Finalmente, sucedió”.
-¿Cómo fue el camino hacia Etermax?
-Siempre quise ser emprendedor como mi papá, pero quería estar en otra industria. Así, empecé a estudiar ingeniería informática e inicié un montón de proyectos. El primero que funcionó fue la primera aplicación para comprar y vender acciones a través de iPhone, que fue lo que me consagró. En ese momento, yo trabajaba solo desde mi casa. Y al año siguiente decidí fundar una empresa, Etermax. Después de dos años, tratando de encontrar nuevas cosas, creamos nuestro primer juego, que se llamó Apalabrados y se convirtió en uno de los juegos más exitosos de la historia en España: estaba instalado en uno de cada dos celulares. Esto nos dio energía para dirigirnos al mundo del gaming. Nuestro cuarto juego fue Preguntados, que nos consagró en todo el mundo: tuvo 800 millones de descargas y estuvo 66 días en el puesto número uno de descargas en Estados Unidos, lo que marcó un nuevo récord. Estar número uno en el App Store de Estados Unidos es como ganar un Oscar. Esos números no se olvidan, son muy significativos para una empresa a la que siempre le dijeron que no se pueden hacer juegos en la Argentina. “Si hacés algo desde Latinoamérica, tiene que ser para Latinoamérica” nos decían, o “no te metas en la industria del gaming, porque es súper competitiva”. Había barreras y preconceptos respecto de cosas que nadie sabía si se podian hacer. Sin embargo, Etermax es la muestra de que se podía.
-¿Por qué esta idea de que no se pueden hacer cosas desde la Argentina estaba tan instalada?
-Esta es una idea que escuché y que me dijeron también a mí directamente. Había una realidad: aparte de Etermax, no había otra empresa de juegos con más de 50 empleados y que pudiese sostenerse en el tiempo. Cuando yo arranqué, no había siquiera un fuerte desarrollo de empresas tecnológicas en la Argentina; MercadoLibre y Globant todavía eran empresas chicas, por ejemplo. Cuando las cosas no se hacen o nunca pasaron, la gente empieza a encontrarle razones. Algunas son reales y otras no. Es cierto, por ejemplo, que las empresas norteamericanas dominaron la industria tecnológica durante años, mientras que en Latinoamérica, primero, pasamos por una etapa centrada en la formación de profesionales. En ese marco, entendí que tenía dos opciones: instalarme en otro país o empezar acá desde cero; tomé la segunda porque soy un enamorado de mi país, y porque creo que hay un gran valor en ser ese primer motor, esa primera muestra para el resto de la población.
-¿Sintió miedo en algún momento?
-Ser el primero da miedo. Ser emprendedor es difícil y frustrante. Lo más difícil no es el trabajo y el sacrificio que implica, sino la incertidumbre sobre la toma de decisiones y los resultados. Esto requiere una tenacidad y una personalidad especial, y yo creo que la tengo. A lo largo de los años me fui amigando también con la idea de hacer cosas diferentes, de saber que de cada 10 cosas que hago una funciona y las otras nueve son parte de la experimentación. Tengo una empresa que pasó de reunir 20 a 300 personas y que implica un trabajo creativo: no generamos productos físicos, sino información, que requiere ser renovada de forma permanente. En resumen, siento miedo todo el tiempo: a que las cosas salgan mal, a fracasar, a malgastar el tiempo o a tomar malas decisiones, pero uno empieza a lidiar con ello.
-¿Cómo ve el talento hoy?
-Mejor que nunca. Creo que los jóvenes entendieron el valor de ciertas carreras, como Informática, y del aprendizaje continuo. Por otro lado, también creo que la tecnología cambió y hoy tenemos acceso a mucha más información: los chicos pueden aprender a programar desde la casa, por ejemplo. Esa globalización del mercado laboral hizo que países como la Argentina, que tiene una población joven y una clase media establecida, se dirigiera a esta industria.
-¿Qué significa ser CEO de una empresa de tecnología?
-Para mí es una responsabilidad muy grande, es un orgullo y parte de mi sueño. Todos los días pienso si soy el CEO que quiero ser y si estoy dejando a las próximas generaciones la imagen que quiero. Mi intención siempre es dar una visión realista de lo que es ser emprendedor. Por sobre todas las cosas, me interesa mostrar que implica mucho más que la fama o el dinero: estamos rodeados de un montón de cosas que no son parte de la naturaleza y que alguien las inventó; ser parte de ese proceso de mejora es muy importante. Nosotros, por ejemplo, hicimos el juego de trivia más popular del mundo y promovimos el conocimiento, en una época en la que la tecnología era hipnotizarte.
-¿Quiénes fueron sus ejemplos?
-Tuve varios ejemplos, pero siempre traté de tomar de ellos solo lo mejor. Mi papá siempre me dijo ‘no me copies lo malo’. Incluso cuando me miro a mí mismo, intento potenciar algunas cosas y tratar de dejar aquellas que considero que me hacen mal. En los ‘90, miraba mucho a Steve Jobs y a Bill Gates. También el surgimiento de Amazon, de la mano de Jeff Bezos, me llamó mucho la atención. Después vino la época de Elon Musk, con una visión un poco más holística de lo que es un emprendedor. Y posteriormente fue el tiempo de los ejemplos locales, como Guibert Englebienne y Martín Migoya, con Globant; y Marcos Galperín, con Mercado Libre, con quienes hoy me relaciono en el marco de Endeavor.
-¿Qué hace ganador a un emprendedor frente a otro?
-Principalmente, la resiliencia. Lo más difícil es controlar los sentimientos, porque nunca sabés dónde vas a terminar y a veces los resultados tardan años o nunca llegan. Además, es importante entender las cosas de una manera objetiva. A veces, muchos emprendedores llegan a la resiliencia porque eligen quedarse con la fantasía de que las cosas sucederán de cierta manera, en lugar de aprender de la realidad. Estas dos características en un emprendedor son muy importantes, porque son las que le permiten continuar formándose. Este es un camino largo, porque uno tiene que empezar desde cero hacia el todo, y más incluso en el área de tecnología, en donde el mundo se mueve rápidamente. Si uno se queda con lo que tiene, tarde o temprano, el de al lado nos ganará.
-¿Cómo se sigue después de un éxito como el de Preguntados?
-Innovando. Hicimos un montón de experimentos y de juegos. Hicimos el primer juego en Apple Watch, el primero en Alexa y el primero en Google Assistant. Tratamos de aplicar nuestras sinergias a nuevos aspectos. Ahora, por ejemplo, estamos ingresando en el campo de la realidad aumentada y la realidad virtual. Hicimos un parque de diversiones en realidad virtual, al que se accede a través de cascos, y en el que las personas pueden encontrarse. Es decir, un grupo de amigos puede reunirse allí en una mesa virtual e interactuar, estando en incluso cada uno en sus casas. Más allá de que esto es un nicho, porque seguramente muchas personas no tengan hoy un casco de realidad virtual, con el tiempo serán más livianos y más accesibles, hasta que llegue un punto en el que se dé un click, como sucedió con los celulares en su momento, y todos estemos en un mundo virtual. Por otro lado, en el plano de Preguntados, estamos haciendo foco en lo que denominamos canales -islas de conocimiento centradas en diferentes temáticas- que lanzamos hace algunos años. Ahora, estamos agregando contenido y lo que lo llamamos ‘Trivia Crack for Creators’: le damos la posibilidad a personas que tienen canales sobre algún tema de que se involucren hacia audiencia de manera interactiva. Cuando uno recibe información, el cerebro se pone en modo a prueba de falla, como hibernando, mientras que cuando alguien nos desafía y nos hace una pregunta, el cerebro cambia de estado y recuerda las cosas de manera diferente.
-¿Qué hay en Etermax más allá de Preguntados?
-A lo largo de los años, generamos otras empresas internas. Por un lado, lanzamos BrandGamification, unidad mediante la que ofrecemos acciones de gamificación a empresas. En ocasiones, las marcas creen que pueden generar estas acciones por sí solas, pero hay un montón de expertise detrás. Nosotros contamos con la tecnología necesaria. Además, adquirimos una pequeña compañía, hoy conocida como AI Labs o Etermax AI. Utilizamos inteligencia artificial para resolver problemas internos, como repetición de preguntas, y esa tecnología que desarrollamos es luego aplicada en bancos, en supermercados, entre otras grandes empresas tradicionales, a las que ayudamos a resolver sus problemas.
-¿Qué sigue?
-Lo que viene son los próximos 15 años. El mundo cambiará un montón y necesitará nuevas soluciones. Hacemos mucho foco en las personas y en formar equipos, en que esas personas se preocupen por problemas importantes con disciplina y dedicación para poder resolverlos. Ese será nuestro futuro: los problemas de mañana que todavía no conocemos, pero a los que estaremos dedicados a resolver.
-¿Cómo ve hoy a la Argentina?
-La Argentina está pasando por un proceso de transformación, con sus pros y contras. Hay que ser objetivo y tratar de entender lo que todos queremos, un mejor país. Quiero que estén dadas las condiciones para que haya más emprendedores, para que se generen más empresas y para que haya más riqueza para el país. Lo importante es hacer las cosas bien y, para ello, hay que entender los problemas de manera correcta, sin estar peleándose por pequeñeces ideológicas. Está en nosotros ser mejor que eso y generar un mejor país.
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