Marcos Gastaldi. El banquero de inversores arriesgados y famosos
Después de batallar durante años contra el Parkinson, hoy falleció el empresario y financista Marcos Gastaldi, a la edad de 64 años. En los ‘90 tuvo su momento de mayor fama, cuando se casó con Marcela Tinayre y con el Extrader se convirtió en el banquero de las celebrities de la Argentina. Su figura, sin embargo, se vio muy afectada, cuando el banco terminó quebrando, golpeado por la crisis mexicana y el Efecto Tequila.
Hijo de un excónsul argentino en Uruguay, Gastaldi tuvo que hacerse cargo de su familia desde muy joven, tras la sorpresiva muerte de su padre en un accidente de autos. Con menos de veinte años, Gastaldi empezó a trabajar como cadete en la City porteña y ahí conoció a Roberto Cantón, padre de su primera esposa María José, con la que tuvo cuatro hijos, incluyendo a la cantante y exBandana, Valeria Gastaldi.
De sus primeros pasos como cadete pasó a trabajar como operador junior en el Chase Manhattan Bank. Pero el gran salto llegaría en 1982, cuando se asoció con Carlos Sosa y Jorge Terrado para fundar Extrader, una pequeña financiera que tuvo un crecimiento explosivo en los ‘90, después de obtener la aprobación para convertirse en banco en 1992.
De la mano del altísimo perfil que fue tomando la figura de Gastaldi, el Extrader se convirtió en el banco de inversores de alto nivel y famosos de la Argentina. La lista de clientes VIP de la entidad incluyó a empresarios como Franco Macri, deportistas como Guillermo Vilas y José Luis Clerc), figuras de la televisión como Bernardo Neustadt y Marcelo Tinelli y políticos como Palito Ortega, Adelina Dalesio de Viola, el exembajador Jorge Vázquez (padre de la modelo María Vázquez) y el exsecretario privado de Carlos Menem, Ramón Hernández.
En su mejor momento, el Extrader llegó a contar con un jet privado y una casa para recibir huéspedes en Bariloche. La figura de Gastaldi además trascendió los círculos financieros para convertirse en un nombre recurrente en los medios deportivos y las revistas del espectáculo.
En forma paralela a su actividad bancaria, Gastaldi fundó con su hermano Federico la sociedad Alea Producciones, que se encargó de organizar espectáculos deportivos, como partidos de exhibición de Guillermo Vilas contra Yannick Noah y Jimmy Connors, y algunos recitales internacionales, como las visitas de Ray Charles y de Rod Stewart.
Igualmente, su jugada más audaz fue el regreso de la Fórmula 1 a la Argentina, para lo cual contó con el apoyo del entonces presidente, Carlos Menem. Para esta arriesgada movida, los hermanos Gastaldi se asociaron con los periodistas especializados Felipe McGough y Fernando Tornello en la firma Gran Premio de la Argentina S.A. y lograron convencer a Bernie Ecclestone para traer de nuevo la categoría a Buenos Aires en abril de 1995. La carrera fue un éxito deportivo -se impuso el británico Damon Hill, ante un público que desbordó el autódromo de Buenos Aires- pero los números no les terminaron de cerrar a los organizadores, que un año después se desprendieron de sus acciones.
Los contactos con el poder igualmente no le alcanzaron para soportar los embates del efecto Tequila, que golpeó con especial fuerza al sistema financiero argentino en general y al Extrader en particular. En diciembre de 1994, el Extrader -que estaba "calzado" en bonos del Tesoro mexicano- se declaró en cesación de pagos y pocos meses después se presentó en quiebra.
Para ese momento, la vida pública de Gastaldi vivió un giro de 180 grados. Casado con Marcela Tinayre -con quien tuvo un hijo en 2001-, se vió envuelto en una serie de denuncias judiciales por defraudación.
En 2001 llegaría su peor momento cuando el juez Mariano Bergés lo procesó por una presunta maniobra de "autocompra de créditos" de una banca off shore (el Banque du Credit Investment-BCI), a la que se la vinculó con los dueños del Extrader. Por esta causa finalmente en 2010 fue sobreseído en forma definitiva.
En los últimos años, ya retirado del negocio financiero, Gastaldi se dedicó a invertir en startups tecnológicas. Entre las empresas a las que ayudó con financiamiento en sus primeros pasos se cuenta nada menos que Globant, la empresa de tecnología fundada por Martín Migoya y Guibert Englebienne que hoy es uno de los contados unicornios (empresas valuadas en más de US$1000 millones) de la Argentina.
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