Magnate indio: el increíble ascenso del rey del carbón a la cima de los más ricos del mundo
Gautam Adani tiene una fortuna valuada en US$125.000 millones gracias al nuevo mapa energético global
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Tiene 60 años, nació en la India y posee una fortuna valuada en US$125.000 millones. En 2022, Gautam Adani ha escalado 12 puestos en el escalafón de los más ricos del mundo, según la agencia Bloomberg. Ahora ocupa la tercera posición. Solo tiene por delante a Elon Musk y Bernard Arnault. Este año, en el que las mayores fortunas han visto mermadas sus cuentas corrientes por la caída de las bolsas, él ha añadido US$49.000 millones a su billetera. La mala suerte de la mayoría ha sido una bendición para él. Su décimo premiado de lotería tiene escritos dos nombres: transporte marítimo y minería. Los cuellos de botella en la cadena de suministro han estrangulado durante meses el comercio mundial y él es el mayor operador de puertos de la India; además, es uno de los principales extractores de carbón del planeta en un momento en el que la crisis energética por la invasión rusa de Ucrania ha devuelto esplendor a los combustibles fósiles.
Estar en el sitio adecuado en el momento preciso. Su vida ha estado marcada por la “baraka”, los golpes de suerte. Pocos sobreviven a un secuestro y a una masacre terrorista. Nacido en el seno de una familia de clase media dedicada al negocio textil, dejó pronto los estudios. Probó como comerciante de diamantes y en 1988 fundó una firma de trading de materias primas, germen de su imperio actual. Era la época en la que en su país se desmontaba el complejo sistema de permisos (License Raj) que había imperado en el comercio local durante lustros y personas avispadas como él fueron haciéndose hueco en el mundo de los negocios.
Su rápida ascensión social no pasó inadvertida y en 1995 fue secuestrado a la salida de un club. Fue liberado al poco tiempo y la prensa local informó que su libertad tuvo un precio: US$1,5 millones. No sería la última vez que su vida estuvo en peligro. Años después, el 26 de noviembre de 2008, cuando Adani estaba en el lujoso hotel Taj Mahal de Bombay, este fue atacado por extremistas islámicos. El empresario se encontraba en una cena con amigos, pero resultó ileso porque logró esconderse en los sótanos del edificio hasta que los comandos indios liquidaron a los terroristas. “Yo vi la muerte a cuatro metros”, dijo entonces según una crónica publicada por la web de la BBC.
Carreras paralelas
Otro golpe del destino tiene que ver con su lugar de origen, Gujarat. Narendra Modi, primer ministro de la India desde 2014, también nació en este Estado. El crecimiento de las empresas de Adani guarda gran paralelismo con la ascensión política de Modi. La primera piedra en su imperio portuario la puso en 1995 cuando ganó el concurso para gestionar el modesto puerto de Mundra. Unos años después, en 2001, Modi fue elegido gobernador de Gujarat por el partido nacionalista hindú Bharatiya. A los pocos meses de su victoria, se produjo en su jurisdicción el asesinato de más de 1000 musulmanes y Modi fue acusado de no hacer nada para frenar la violencia sectaria. Adani salió en su defensa y promovió la celebración de una cumbre empresarial para promover la inversión en su región natal. “Adani y Modi han disfrutado de un largo matrimonio de conveniencia: el político obsesionado con los megaproyectos y el ambicioso hombre de negocios se han ido convirtiendo indispensables el uno para el otro”, argumenta James Crabtree en su libro The Billionaire Raj.
En la actualidad, Adani Group es un gigante con intereses no solo en el carbón o los puertos, sino también en las infraestructuras y el mercado inmobiliario. El valor en Bolsa de sus filiales cotizadas supera los US$200.000 millones. El magnate indio tiene marcado en su hoja de ruta la diversificación de su imperio, tanto de los negocios como del origen geográfico de los mismos. En mayo pasado, compró la filial cementera india del grupo suizo Holcim al desembolsar US$10.500 millones. Además, está cerca de convertirse en el mayor accionista de NDTV tras lanzar una opa hostil sobre esta cadena de televisión, una de las voces críticas con la gestión del primer ministro indio.
Pero el gran paso adelante que planea Adani es ser el mesías de las energías renovables. Toda una contradicción si se tiene en cuenta que las operaciones mineras de sus empresas generan más del 3% de todas las emisiones de dióxido de carbono por uso de carbón del mundo, según la organización SumOfUs, citada por Bloomberg. La presentación en sociedad de su ambicioso plan verde tuvo lugar el pasado 27 de septiembre durante su intervención en el evento Forbes Global CEO Conference que se celebró en Singapur. “En los próximos diez años invertiremos US$100.000 millones. El 70% de este dinero será para infraestructuras vinculadas a la transición energética”, anunció. Energía solar e hidrógeno verde son dos de sus prioridades.
El enorme esfuerzo inversor prometido por Adani, cuyo holding empieza a tener un nivel de endeudamiento notable, es también una pieza clave en los planes del gobierno de Modi para contrarrestar la creciente influencia de China en el océano Índico a través de su programa denominado Nueva Ruta de la Seda. En esta conjunción de intereses se enmarca, por ejemplo, la construcción de un nuevo puerto en Sri Lanka por parte del conglomerado del empresario indio.
En su conferencia de Singapur, Adani no lanzó ni un solo reproche a Rusia por haber invadido Ucrania y en cambio atizó de lo lindo a Pekín, algo impropio en la sibilina diplomacia empresarial. “China se sentirá cada vez más aislada. Los movimientos nacionalistas, los problemas en la cadena de suministro y las restricciones tecnológicas tendrán un impacto sobre el país. Sus problemas inmobiliarios y de crédito cada vez recuerdan más a la década perdida que sufrió Japón”, auguró.
Hace unos años, Adani propuso al Museo de Ciencias de Londres ser uno de sus patrocinadores. El museo, preocupado por la fama de contaminante de sus empresas, encargó un informe a una ONG que concluyó que Adani Group ocupa el furgón de cola en el ranking medioambiental, solo superado por las petroleras Saudi Aramco y Exxon. A pesar de esta advertencia, los gestores del museo miraron para otro lado. En octubre de 2021, inauguraba un nuevo espacio al que se bautizó como: “Sala Adani de energía verde”. Está claro que el dinero compra voluntades y lava reputaciones.
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