Construir una narrativa de alto impacto e inspiradora se convirtió en el último tiempo en una de las habilidades más requeridas para ejecutivos y líderes; los especialistas más importantes de la Argentina cuentan cuáles son los métodos más eficaces a la hora de desarrollar este tipo de herramientas
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Es una de las habilidades más necesarias que ejecutivos y líderes tienen hoy. De saber comunicar bien lo que se hace o lo que se quiere lograr, depende en muchos casos el éxito. LA NACION conversó con siete de los mejores especialistas en oratoria y storytelling del país, todos ellos se encuentran entre los más elegidos por las principales compañías y ejecutivos de la región para desarrollar sus habilidades de comunicación y oratoria, para lograr impactar en todo tipo de públicos. Trabajan desde las más diversas formaciones: actuación, lingüística, periodismo, coaching, filosofía y más. Aquí comparten sus principales aprendizajes y métodos para trabajar el arte de saber contar.
Cuando Mariana Jasper empezó a trabajar en la comunicación de empresas tecnológicas, eran los primeros pasos de internet en la Argentina (y en el mundo). En ese momento había 16.000 usuarios de internet en el país. Su trabajo: contar qué era internet. “Ahí aprendí que para que algo fuera realidad, además de la capacidad tecnológica, el equipo de talentos, un plan y los medios materiales para que suceda, necesitábamos tener una narrativa, contar una historia para que esa idea se llevara a la vida”, recuerda sus inicios. Hoy es socia en la consultora Alurralde, Jasper y Asociados y miembro del equipo organizador de TEDxRiodelaPlata.
“Muchas personas se enfocan en los recursos que no tienen (no sé hacer chistes, no soy muy empático, no sé usar las metáforas) Yo trato de enfatizar lo que sí sale bien y que la persona oradora lo reconozca y lo use”, dice. Uno comunica para generar recuerdos que lleven a la acción y para recordar nuestro cerebro necesita que sucedan emociones. “En ese sentido, la comunicación solo racional, no funciona”, agrega. Jasper trabaja para producir una metacognición, que la persona se de cuenta de cómo aprende a comunicar mejor, para que pueda seguir aprendiendo toda la vida. Y propone algunas preguntas: “lo que voy a contar ¿en algún momento, despierta la sorpresa? ¿Les dice algo a los otros que no están esperando, les cuenta algo que no saben? ¿Estoy creando un momento único e irrepetible, porque estoy mostrándole a la audiencia que estoy aquí y ahora y nada hay más importante que hacer esto que estoy haciendo en este lugar?
Como director de TED en Español Gerry Garbulsky ayudó a personas como Jorge Drexler, Ingrid Betancourt, Gastón Acurio, Judit Polgar, Tomás Saraceno y muchos más a preparar su charla TED. “En las distintas ocupaciones que tuve a lo largo de mi vida profesional (investigador en física en MIT, consultor de negocios, emprendedor) siempre me interesó el poder de la palabra para contagiar a otras personas eso que sentía en cada una de las cosas que hice”. Desde 2009 que se dedica de lleno a esto en TEDxRíodelaPlata, TED en Español, Aprender de Grandes, donde comparte cursos y recursos de oratoria, hábitos y más. El mix de experiencias que tiene Gerry hacen que su aporte esté cargado de ideas que resultan de la intersección de muchos saberes. “La gente no va a recordar lo que les dijiste ni lo que les mostraste. Solamente va a recordar cómo los hiciste sentir. Así que prepará lo que vas a decir y lo que vas a mostrar para hacer sentir a tu audiencia lo que querés que recuerden”, recomienda.
Jasper cuenta un ejemplo de la relevancia de aprender a contar: Silvina Kuperman, directora del banco de sangre del Hospital Garrahan, el primer banco de sangre de la Argentina que no obligó a los pacientes a traer donantes sino que funciona saliendo ellos mismos a buscarlos, contó que luego del proceso de preparar su charla TEDxRíodelaPlata pudo pensar lo que había hecho desde otro lugar. Conceptualizó los desafíos y la forma de contarlo, ayudó a que ese caso de éxito se convirtiera en una referencia para los bancos de sangre de la región y acelerara el proceso de transformación de muchas instituciones. “Pongo el ejemplo de esta mujer, porque cuando seleccionamos mujeres para ser oradoras la chance de que nos digan que no es mucho más alta que la de los varones y también que decidan en medio del proceso no dar la charla. Esto es en gran parte por la exigencia de mayor calidad que pesa sobre las mujeres. Tomen los espacios y comuniquen, que tienen todo para hacerlo bien”, dice Jasper.
Enciende la llama: secretos del storytelling para despertar, inspirar y movilizar audiencias es el nuevo libro de Pablo Aragone. Durante su vida, hizo radio, cine, periodismo, docencia, magia. Siempre le apasionó recolectar experiencias, anécdotas y después compartirlas con otros. Hace diez años decidió juntar sus dos carreras, comunicación y coaching, para acompañar a otros a que conecten con sus historias y las sepan contar al mundo. “Somos historias y vivimos a través de ellas, es por esto que saber contarlas es lo que nos permite vincularnos mejor, conseguir eso que tanto queremos, abrir mundos, desenvolvernos socialmente y crecer. Para hacerlo es clave saber qué queremos contar, a quién y qué queremos conseguir. Cuanto más personal sea lo que contemos, más universal se volverá y llegará más lejos”, dice. En uno de sus cursos, un hombre de 55 años se animó a contar que nunca había manejado por el terror que le generaba. Era la primera vez que lo compartía en público ya que para él era una carga muy pesada. Un año más tarde le escribió un mail diciendo que había tomado su primera clase de manejo gracias a haberse abierto frente a otros. “Hablar y compartir lo que llevamos dentro cambia la realidad”, agrega.
Del mundo de la actuación puede llegar un gran aporte para mejorar la oratoria. Fabiana García Lago, actriz y creadora de Speakers al dente, ayuda a personas a preparar presentaciones, desarrollar su marca personal y perder el miedo a hablar en público. Es una traductora del lenguaje teatral al ámbito emprendedor y corporativo. “Contar, impactar, provocar cambios está en el ADN del teatro, la oratoria es la génesis, los griegos inventaron todo. Como actriz vengo recorriendo ese camino desde hace 35 años y hace siete que comparto herramientas de mi universo capacitando a personas y empresas, desde el armado de sus charlas hasta la performance”, se presenta García Lago. Sobre el aporte singular de su arte en esta ámbito explica: “Los actores le damos vida a las palabras para que lleguen, impacten y transformen. Sabemos cómo usar el espacio y hablar frente a auditorios llenos de gente. Sabemos transformar un equipo en familia, lidiar con la crítica, el fracaso y la volatilidad de cualquier proyecto. Tengo el ojo afinadísimo y con ver a un speaker pararse y decir sus primeras palabras, ya me doy cuenta si hay algo para potenciar”, dice.
Para García Lago la observación es el principio de todo. Descubrir qué hace la gente cuando habla: cómo respira, cómo usa su cuerpo, cómo suenan las palabras y los silencios, qué pasa con la mirada y cómo va creando la atmósfera que va a invadir el auditorio. “Hablale a los ojos, no a los oídos. Hacé que vean lo que decís. Pisa fuerte, proyecta tu energía como si de tu pecho salieran rayos de sol. Dispará directo al centro de su diana emocional. Olvidate de técnicas y formas impostadas. Se lo más vos que puedas”.
También con más de 25 años en la actuación Manuel Libenson utiliza ese arte para entrenar en comunicación combinado con sus estudios de doctor en Lingüística y magíster en Análisis del Discurso. docente de la Universidad de San Andrés y UNA, desde 2016 conduce la Academia de Oratoria, brindando capacitaciones individuales a ejecutivos, políticos, docentes, médicos, etc. “Desde chico tuve la intuición de que hablar no era transmitir mera información. Era el lugar donde se producía la magia y el sentido de las relaciones. Esa pasión la desarrollé con disciplina y estudio, luego me conecté mucho con el cuerpo y la exposición trabajando por años de estatua viviente en las plazas de Buenos Aires y todo el continente”, revela. Libenson afirma que a medida que uno va creciendo en el camino del liderazgo, la habilidad de comunicar cobra total protagonismo. Van quedando atrás las tareas operativas y de lo que se trata es de inspirar, de generar horizontes, de producir “accionables” por medio de la comunicación. “No alcanza con saber contar el cuento, hay que saber argumentar para dar credibilidad y asertividad a las historias, interpelar para conectar a los públicos con los mensajes y reformular para tener plasticidad, didáctica y capacidad de adaptación a distintos perfiles de audiencia. Habla de un entrenamiento “deportivo” de la oratoria. “El storytelling es ‘palabra en acción’ por medio de técnicas y dinámicas que permiten activar nuevos hábitos discursivos, expresivos y un nivel de conciencia diferente sobre la propia conducta verbal. Esto resulta liberador y aporta un gran caudal de autodescubrimiento. Hablante se nace, pero orador se hace”, afirma.
Todos los consultados traen al autoconocimiento al frente como un estado para poder lograr una comunicación efectiva. “No podés conectar con otros sin primero no estás conectado con vos mismo. Las técnicas son solo recursos que se caen apenas empezás a hablar si no estás en la frecuencia emocional adecuada. Literalmente se trata de incorporar, pasar por el cuerpo, la presentación”, dice Sergio Meller, doctor en psicología y fundador de Meller, donde trabaja en oratoria con CEO y directores de diferentes empresas, ministros, legisladores, científicos, escritores y emprendedores.
Para Meller dar una presentación de alto impacto no se trata de hacer un show ni de stand up. Se requiere preparación, disciplina y el coraje para conectarse con uno mismo y con la audiencia al momento de exponer. “Si lo logras, se genera la magia instantánea del contagio, la credibilidad y la inspiración. Un componente esencial del liderazgo es inspirar a otros a la acción y una buena historia, honesta, auténtica y sin firuletes puede lograrlo”, dice. Meller propone ponerle cabeza y corazón al inicio y al cierre de la charla y darle espacio a los silencios. Fernanda Kersman dirige la consultora WeStory, especializada en coaching de oradores y workshops de storytelling. Antes dirigió los sitios de noticias MinutoUno y Terra Argentina y fue productora y guionista de televisión. “Cuando empecé a trabajar en comunicación corporativa, mi primera sensación fue que en las organizaciones se ‘hablaba en difícil’ (jerga, conceptos abstractos) y sin tener muy en cuenta el interés de la audiencia. Ahí surgió la idea de traer y adaptar el know how y algunas técnicas del periodismo (captar la atención, poder de síntesis, análisis de la audiencia) al ámbito corporativo”, explica.
Según Kersman todo el tiempo buscamos generar impacto en los demás: que nos den el ok para un proyecto, que entiendan nuestra visión de futuro, que quien nos escucha cambie su manera de pensar o hacer las cosas, etc. “De contar bien lo que pensamos y sentimos, depende buena parte del resultado. Podemos transformar la enumeración de datos y hechos en una historia, un formato que funciona desde hace siglos y para el cual nuestro cerebro está ‘cableado’”, dice. Buena parte de las charlas cuyos oradores lucen naturales y descontracturados tienen muchísimo trabajo por detrás. ¿Sus máximas? Personalizá, contá una historia, combiná razón y emoción y no pares de ensayar. Como le dijo un cliente hace poco, “No hay otra: sin ensayo, no hay paraíso”. Las mejores presentaciones se cocinan a fuego lento, con autoconocimiento y trabajo arduo. Para quién estén dispuestos a transitarlo, buenos maestros sobran.
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