Habían transcurrido ya 72 minutos del partido. En una noche lluviosa de Wellington, la Argentina caía ante Escocia en los octavos de final del Mundial de Nueva Zelanda 2011 y el resultado parecía irremontable. El fullback Lucas González Amorosino recibe la ovalada cerca de la línea de touch, supera una embestida de tres "cardos" y, frente a la posibilidad de apoyar el try, decide hacer un quiebre adicional para allanar todavía más el camino a la conversión de Felipe Contepomi.
Gracias a la jugada, los Pumas vencieron a los escoceses por 13-12 y pasaron a cuartos de final. La secuencia y su nombre quedaron grabados en la memoria de muchos fanáticos del rugby . Siete años después, el presente lo encuentra más cerca del emprendedorismo que del deporte.
1- No todo es deporte
El rugby ha sido una parte central de la vida de González Amorosino. Empezó a jugar a los cuatro años, aunque recién a los 19 comenzó a cambiar sus hábitos alimentarios y a entrenar con mayor intensidad. En 2007 ganó una beca que otorgaba la UAR y en 2009 se inició en el profesionalismo, cuando fue convocado para jugar en el Leicester. "Pasé nueve temporadas en Europa –cuenta, durante su charla con LA NACION–. Estuve dos años en Inglaterra, tres en Francia, uno y medio en Gales y otro en Irlanda", recuerda.
A pesar de que el deporte consumía buena parte de su tiempo, tenía otros intereses. "Creo que fui emprendedor desde que nací, siempre fui inquieto", reconoce González Amorosino, que a los 17 años inauguró un restobar llamado El Viejo Justiciero, en Adrogué, que debió abandonar cuando fue llamado a jugar en Europa. Más adelante, se recibió de técnico superior en Comercio Exterior en la Fundación Bank Boston, inspirado por su padre, que tenía una empresa de exportación de carbón.
2- Aprender jugando
Pero todos los proyectos empresariales que encaró fueron forzosamente pasajeros hasta 2017, cuando decidió retirarse del profesionalismo y volvió a tener tiempo libre. Por esa época creó Rugby Pro, una compañía que organizaba eventos deportivos para chicos.
"Cuando volví de Europa me puse a pensar cómo podía devolverle al deporte lo que me dio y se me ocurrió organizar clínicas de rugby. Nos tocó la suerte de ir a muchas provincias, donde los chicos no suelen tener al alcance a sus ídolos. Aparte, las clínicas de rugby solían durar media hora y yo cambié ese sistema por un campus de dos o tres días", dice.
3- Con ayuda de mis amigos
Justo cuando buscaba encarar nuevos proyectos, dos amigos de la adolescencia lo invitaron a formar parte de Revire, un restaurante en Corrientes y 9 de Julio, a 30 metros del Obelisco. "Me metí y me encantó, mi tarea fue traer todo tipo de sponsors", señala. Por entonces conoció además a Dardo De Marchi, fundador de la cadena de gimnasios Sportclub, e inició una colaboración para organizar distintos eventos deportivos.
Poco después, se produciría el encuentro que sellaría su ingreso al mundo " cripto". Durante una partida de póquer, conoció a Kevin Bootz y Bruno Tiberti, que estaban desde hacía nueve meses trabajando en Inbest, un sistema basado en blockchain que permitiría utilizar una criptomoneda nativa (IBST) para comprar y pagar diferentes productos y servicios sin la necesidad de intermediarios.
4- Por la ruta de blockchain
Aunque este tipo de activos digitales vio la luz en 2008 con el nacimiento del bitcoin , en la actualidad ya existen más de 1600 divisas diferentes con valores que oscilan entre los US$6500 y meros centavos.
"El proyecto me pareció increíble –afirma–. Les dije que yo encaro las cosas al 100% y empecé a abrir puertas. Una semana hablaba con inversores de la Argentina, otra con gente de Chile o México. Hasta el día de hoy soy un jugador ‘24/7’ de Inbest".
No fue el único atraído por la propuesta de la compañía, que acaba de cerrar una oferta pública de monedas (ICO) de US$120 millones provenientes de 30.000 inversores en 100 países.
"Queremos ser la moneda de mayor adopción en América Latina –revela el rugbier–. En toda la región hay casi 700 millones de personas y muchas de ellas no están bancarizadas. Creemos que este podría ser un medio para que puedan ingresar en la economía. Para eso lo creamos".
Minibio
- Inicios: En 2009 se hizo jugador profesional y durante nueve temporadas se desempeñó en Europa
- Nuevo rumbo: Después de su retiro, en 2017, creó Rugby Pro, una firma de eventos deportivos para chicos
- Mundo digital: Con Inbest, ahora incursiona en el blockchain
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