“Los consumidores suben la vara más rápido que las regulaciones”
Referentes del sector público y privado debatieron sobre cuáles son los desafíos de producir y consumir en tiempos de cambio climático y pérdida de biodiversidad
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Pasar de formas de producción lineales a circulares es uno de los grandes desafíos que plantea en la actualidad la agenda de la sustentabilidad, especialmente para las compañías, grandes y pequeñas, que deben, a la vez que asegurar su rentabilidad, satisfacer las nuevas demandas de un público cada vez más comprometido con las urgencias ambientales.
En ese marco, “Los desafíos de la circularidad y la producción sostenible” fue el panel perfecto para conocer cómo están abordando las empresas esta cuestión. Moderados por Carla Quiroga, prosecretaria de Redacción de LA NACION, referentes del sector público y privado aportaron sus distintas miradas y debatieron en el Capítulo 8 del evento de Sustentabilidad organizado por el diario.
“El mundo nos está exigiendo producir y consumir de manera distinta. Entonces, esta propuesta de movernos de un modelo económico lineal a un modelo de economía circular tiene varias premisas”, comenzó señalando María Rigou, directora Ejecutiva de Cambio Climático y Servicios de Sostenibilidad de EY. Frente a la idea clásica de extraer, procesar, usar y desechar, el cambio climático hoy nos obliga a adoptar una perspectiva en la que todo se pueda reincorporar a otro proceso productivo.
“Una de las premisas básicas es que en la circularidad, la producción y el consumo están alineados a la naturaleza. Tenemos que entender sus ciclos y, a partir de ahí, trabajar los procesos productivos”, señaló Rigou. Según la ejecutiva, “tanto el residuo como el uso excesivo de materiales termina siendo una falla de diseño”. Por eso, trabajar en la innovación y en el diseño permitirá lograr la tan valorada circularidad.
Pero muy por fuera del discurso, en la charla se habló especialmente de cómo compatibilizar esta necesidad de un cambio de paradigma con la sustentabilidad del negocio. “Tenemos que empezar a visualizar cómo lo que es un residuo para uno entra en otro proceso productivo. Si se trabajara realmente de una manera circular, que requiere de una acción conjunta público-privada y de las universidades, permitiría revertir mucha de la pérdida de biodiversidad. Está estudiado que si los principales sectores de la industria de alto impacto trabajaran la economía circular a fondo, para el 2035 podríamos haber recuperado buena parte de la biodiversidad perdida”, opinó Rigou. Y concluyó: “Más allá de pensar si alguien paga o no paga el costo de estos cambios, hay regulaciones muy estrictas y esto se está acelerando. Gana el planeta y ganan los negocios. Los negocios se ponen en riesgo si no se toman las medidas necesarias en materia ambiental, social y de gobernanza”.
La agenda pública
Desde el sector público, la subsecretaria de Ambiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA), Natalia Persini, recordó que la Ciudad tiene una Ley de Economía Circular que estableció una estrategia de acción política que identifica cuatro sectores en los que hay grandes oportunidades para reducir deshechos y residuos. “De acuerdo a la normativa, tenemos una audiencia pública el 4 de julio y posterior a eso se va a estar publicando este documento”, contó.
Por otra parte, en materia de biodiversidad urbana, contó cómo se está trabajando desde el GCBA. “En la ciudad tenemos áreas protegidas, más de 400 hectáreas que son reservas ecológicas, entre la Reserva de Costanera Sur, Costanera Norte, el Jardín Botánico, los reservorios del Parque Sarmiento. Lo que hacemos es un trabajo de restauración y conservación de nativas y control de exóticas”, detalló.
Creatividad e innovación
Industrias fundamentales para la economía como la farmacéutica y la fabricación de acero también estuvieron presentes en el panel sobre circularidad. Sebastián Rodríguez Pavarino, gerente para la Argentina de la Unidad de Salud del Consumidor de Sanofi, contó cuáles son las estrategias de la compañía para acoplarse a la agenda de la sustentabilidad.
“Trabajamos en dos ejes fundamentales: sociedad sana y planeta sano. En sociedad sana incluimos desde acciones con nuestra gente, acciones con la comunidad, bienestar para los empleados pero fundamentalmente acciones sociales a través de nuestras marcas y con distintas ONGs. Y cuando hablamos de planeta sano, ahí incluimos desde procesos sustentables como tener un edificio de oficinas inteligente, utilizando el agua de lluvia para riego. Reducimos el uso de agua tanto en nuestras oficinas como en nuestras plantas”, relató.
Entre los proyectos concretos de la compañía, uno de ellos es la posibilidad de comprar un medicamento como la Buscapina retirando de la farmacia solo el blíster, así como también han logrado imprimir la información del prospecto en el estuche para reducir el uso del papel.
Por el lado del acero, José Fonrouge, director global de Sustentabilidad de Ternium, indicó que el acero es una materia prima “virtuosa” porque es “infinitamente reciclable”. “Cuando uno quiere producir acero nuevamente, no pierde sus propiedades. Tiene una propiedad magnética, que le permite ser separado económicamente y en forma segura de las corrientes de residuos por consumo de todas nuestras casas. Y por suerte tenemos un esquema que no necesita ninguna regulación para recuperar de la corriente de consumo lo que nosotros consideramos materia prima”, explicó. La empresa, además, estará inaugurando a fines de este año un parque eólico que reemplazará el 90 % de todo el consumo eléctrico de la compañía en la Argentina, en lo que significa una inversión de US$228 millones.
La agenda de la sustentabilidad, más allá de los objetivos de organismos globales como la ONU y de las distintas regulaciones que van implementando los gobiernos, ya está presente en las nuevas generaciones, que son mucho más conscientes y selectivas a la hora de consumir. “Chicos que hoy tienen 15 o 16 años tienen un conocimiento de la sustentabilidad que nosotros a esa edad no teníamos. Las regulaciones nos van a subir la vara, pero los consumidores nos van a subir la vara más rápido que las regulaciones”, concluyó Rodríguez Pavarino.
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