Llevó a España lo que aprendió en la Argentina y factura más de un millón de euros por año
Vende sistemas oleohidráulicos; opera con 14 países fuera de España; aplicó la experiencia en la Argentina
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CÓRDOBA.- Daniel Carreño es argentino, tiene 52 años y lleva media vida en España, donde aplicó parte de lo que aprendió en el negocio familiar en Huinca Renancó, en el sur cordobés, y abrió OHS Hidraúlica, que factura más de un millón de euros al año con la venta de sistemas oleohidraúlicos para buques pesqueros, maquinaria agrícola, recicladoras y hasta para el Observatorio Astronómico de Almería, donde está instalada la empresa.
Su negocio nació en 2003 cuando, después de analizar el mercado, vio que había un segmento para atender. Hasta entonces Carreño había trabajado en una empresa de suministros industriales. “Hay otra empresa similar -cuenta a LA NACION-, y pese a los años que llevo acá nos identifican como ‘vamos al argentino de los hidráulicos’. Es un orgullo habernos convertidos en un referente”.
No sólo operan en toda España, sino que trabajan con 14 países; en Latinoamérica son fuertes en Perú, Chile, Colombia y Costa Rica. Con la Argentina tienen algunas operaciones, pero “pocas, menos de las que querríamos, por los problemas que hay”.
No son fabricantes, sino que diseñan, asesoran y venden los circuitos y montajes hidráulicos; además trabajan con el mercado repositor. “Son líneas muy específicas y el asesoramiento es importante; preferimos -aun pudiendo- no producir. Tenemos los medios y el conocimiento, pero crecemos y estamos bien así, no ambicionamos seguir sin límites y quedarnos sin tiempo para nada más”, define Carreño.
En el arranque la empresa facturó unos 40.000 euros, pero la decisión de conocer en detalle el sector y adaptarse a solucionar las demandas fueron las vías para crecer: “Veíamos que muchas veces acá la planteaban complicada y nosotros no lo creíamos así, podíamos hacerlo en menos tiempo, bien y al mismo precio. Así funcionamos y avanzamos”.
Carreño dejó la Argentina a mediados de los ’90. Dice que la situación económica de su familia no era mala, pero viajó “un poco por curiosidad, por influencia de mis padres españoles, quería viajar un poco”. No sólo le gustó España como país, sino Almería en particular “hasta por razones geográficas, por tener el Mediterráneo al frente”.
Al poco tiempo también emigraron su hermana y a los cuatro años sus padres regresaron a la ciudad donde nacieron; otro hermano después de una década en España, se volvió a la Argentina.
“La idea siempre fue tener una empresa propia, en Huinca Renancó la familia tenía primero un negocio vinculado a los repuestos de hidráulica y después sumó el de recambio de tractores así que tenía una base; estuve unos años viendo qué oportunidades había y capacitándome”, relata Carreño.
“A veces reniego de muchas cosas de la Argentina, pero la capacidad de adaptación que tenemos es tremenda; estamos acostumbrados a vivir en crisis permanentes, a los cambios bruscos. Esas situaciones no nos dan menos miedo -agrega-. Eso sumado al formarse y conocer lo que uno va a hacer permite crecer”.
Carreño insiste en el “cariño” que hay en España por los argentinos, a la vez que subraya que es “difícil” explicar lo que pasa en este país. “La gente no entiende qué sucede con la Argentina; trabajamos con fabricantes italianos y siempre es lo mismo, remarcan los talentos y las dudas sobre por qué no funcionan muchas cosas”, recuerda.
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