Llegaron desde Suiza en 1930 y crearon una marca que hoy lidera el comercio exterior de la yerba mate
Piporé se convirtió en un polo de desarrollo en Misiones; con fuerte presencia en el mercado árabe, la etiqueta fue reconocida embajadora argentina
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De una colonia suiza al mercado exportador. Así se resume la historia de Piporé. Desde la localidad de Santo Pipó, a 80 kilómetros de Posadas y camino de Iguazú, en la provincia de Misiones, la marca de yerba mate se expandió en el territorio, fue la primera que desembarcó en la India, y ahora se convirtió en embajadora de la Argentina, tras recibir el premio Exportar 2023 por parte de la Cancillería.
El origen de Piporé se remonta a la Gran Inmigración. Un grupo de jóvenes europeos con conocimientos de agricultura y alto poder adquisitivo llegaron a la localidad, levantaron sus propios yerbales y se unieron en la cooperativa Productores de Yerba Mate de Santo Pipó, el 27 de junio de 1933. En ese entonces Santo Pipó era un pueblo pequeño y pintoresco. Ubicado a 5 km de un puerto sobre el río Paraná, tenía un hotel, una cancha de tenis, y una pista de aviación.
“Un profesor de botánica, en Suiza, les había comentado sobre la yerba mate; y ellos decidieron venir a ‘hacer la América’. Argentina era uno de los países más ricos del mundo”, señaló Raúl Karaben, presidente de la cooperativa y esposo de Liliana Hiller, nieta de los primeros socios. Y añadió: “En Santo Pipó no había nada. Vinieron a hacer sus casas, las primeras de las cuales fueron de madera. Fue un proyecto a largo plazo”. Karaben explicó que desde la plantación hasta la cosecha, la yerba mate requiere de un lustro, a la vez que los proyectos de negocio suelen ser a 30-40 años. “Este es un mercado inelástico, tanto en la oferta como en la demanda. Por eso las variaciones en producción y en consumo son muy leves y graduales, del 3-5% anual, en función de las condiciones climáticas”, precisó.
En el arranque, la cooperativa comercializaba la materia prima, denominada yerba mate canchada -zapecada, secada y groseramente triturada-. La misma era adquirida por empresas molineras, que la empaquetaban y le estampaban sus propias marcas.
Años más tarde, en la década 1960, la cooperativa definió un nuevo rumbo y fue por más: le puso a la producción su propio sello, Piporé; y se extendió a lo largo del país y del mundo. Hoy, la organización cuenta con 58 socios; trabaja de la mano de otras cooperativas, a las que les adquiere materia prima; y da sustento no solo al pueblo sino también a otros municipios vecinos. “Piporé es un polo de desarrollo dentro de toda la región”, resaltó Karaben a LA NACION.
Foco exportador
Para su cultivo, la yerba mate requiere lo que se denomina “el rojo profundo”: una profundidad mínima de ocho metros de tierra roja. Se trata de un tipo de suelo que se encuentra solamente en la provincia de Misiones y el noreste de Corrientes, a la vez que en Paraguay y en Brasil. Sin embargo, lejos de la Cuenca del Plata, el consumo de yerba mate va in crescendo. De acuerdo con el Instituto Nacional de la Yerba Mate, el volumen de yerba mate elaborada con destino al mercado interno fue de 275.809.497 kilos en 2022, mientras que el volumen despachado al exterior fue de 40.304.006 kilos.
Los primeros destinos para Piporé fueron Siria y Líbano en los ´60. Y en 2021, luego de seis años de gestiones, la marca encabezó la primera exportación de yerba mate a la India, el segundo país más poblado detrás de China. “El potencial comercial es muchísimo, dado que en la India hay 1.300 millones de personas que toman un promedio de siete tazas de té por día. Con este intercambio se espera que los consumidores cambien una de esas siete tazas por mate cocido”, señaló en ese entonces el gobierno provincial.
Actualmente, la cooperativa tiene una operación balanceada entre el mercado interno y el externo, con más de 30 países destinatarios. “Hay tiempos en los que un mercado nos da más utilidad que el otro. Lamentablemente, el tipo de cambio oficial que hemos tenido en los últimos tres años ha dificultado las operaciones”, explicó Karaben. Actualmente, la organización percibe un promedio de US$1,2 millones mensuales por exportaciones.
De acuerdo con la firma, su principal cliente es Siria, seguido por Chile y por el mundo árabe. La nómina también incluye países de Europa, como Alemania, Suecia y Polonia; y de América, como Venezuela, México y Estados Unidos, a la vez que a destinos insólitos, como Nueva Zelanda y Australia. A nivel local, Piporé llega a todo el país mediante distribuidores y su propio canal de e-commerce; con una fuerte presencia en la Patagonia.
Las causas detrás de la diáspora
“Donde hay un argentino y un árabe, hay demanda de yerba mate y nosotros vamos detrás”, señaló Karaben. El ejecutivo indicó que muchos sirios y libaneses que llegaron a la Argentina el siglo pasado adoptaron la costumbre del mate y, al regresar a sus países, la llevaron consigo. A esto sumó, además, el impacto de la migración de más de 10 millones de sirios hacia diferentes partes del mundo, como consecuencia de la guerra que el país enfrenta desde hace más de una década.
¿Cuáles son los motivos que explican el arraigo del mate en el mundo árabe? La ley islámica prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas, las que son consideradas intoxicantes. “Los musulmanes toman mucho té y la costumbre del mate encajó perfectamente con el ritual familiar”, consideró Karaben. Y detalló: “Ellos utilizan un mate más pequeño que el nuestro con una bombilla más corta. Mientras que el nuestro tiene una capacidad de alrededor 35 gr., en el suyo no caben más de 15 gr.”.
Producto a medida
A fin de aggiornarse a las diferentes culturas, a los hábitos de los consumidores y a las exigencias, la cooperativa le dio una vuelta de tuerca a su clásica yerba mate. “Los árabes son muy exigentes en la calidad. Buscan un producto con bajo contenido de polvo y de palo, estacionada, y con bajo sabor ahumado, lo que deriva del proceso de secado”, ejemplificó Karaben. En tanto, para el mercado indio, puntualizó el desarrolló de la marca Kaá Yarí, que consiste en una infusión con un saquito de forma triangular.
Karaben también explicó que, en 2017, la Unión Europa elevó las exigencias para la importación de alimentos, relativas a benzopirenos y antraquinonas, contaminantes derivados del proceso de secado. Y precisó que esto obligó a una reconversión productiva. Mediante una inversión cercana a $180 millones, la cooperativa montó un nuevo sistema de secado, que permite que la yerba mate se seque sin contacto con humo y residuos de la combustión.
La cooperativa recibe la cosecha de sus socios en el período que va de marzo a septiembre; la somete al tratamiento de secado y la almacena en galpones por más de un año, para luego finalizar el proceso y comercializarla. En 2022, por caso, los socios entregaron cerca de 17 millones de kilos de hoja, a lo que se suma la materia prima que recibe de otras cooperativas y proveedores. Este proceso artesanal quedó plasmado en el mismo nombre: en guaraní, Piporé significa “hecho con nuestros propios pies y manos”.
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