Llegan los octógonos negros: desde hoy rige la ley de etiquetado frontal para todas las grandes empresas
En la industria y los supermercados alertan sobre discriminaciones y problemas de implementación de la nueva normativa
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A un año y medio de su sanción, desde el día de hoy todos los productos que salgan de las fábricas de las grandes empresas de alimentos y bebidas deben cumplir con la ley de etiquetado frontal y eventualmente incorporar los octógonos negros que informan si en un producto existe algún exceso de grasas, azúcares o sodio en su fórmula.
La prórroga de seis meses que habían alcanzado los principales jugadores del consumo masivo venció hoy y por esta razón en las próximas semanas se espera que se empiecen a multiplicar los productos con el sello negro en las góndolas de los supermercados, en la medida en que se vayan vendiendo la mercadería que había sido fabricada antes del fin de la prórroga y que se encuentra en los depósitos y centros de distribución de los supermercados y las empresas.
En línea con la nueva normativa, en los últimos días se aceleró el ritmo de lanzamientos de los productos que se adecuaron a la ley de etiquetado frontal y cruzarse con un octógono negro es cada vez algo más habitual. Algunas empresas, como en el caso de la panificadora Bimbo, incluso ya concretaron el cambio de las fórmulas de algunos de sus productos para adecuarse a los nuevos límites y de esta manera evitar la obligación de incorporar un sello a sus panes y tortillas.
Sin embargo, la nueva normativa no está exenta de polémicas y desde la industria y los supermercados alertan sobre discriminaciones y problemas de implementación de la ley.
El primer punto que reclaman las empresas es que su aplicación no sea universal y que se limite a alimentos y bebidas envasadas.
“Hoy si comprás un sandwich de miga o una torta envasada en un supermercado viene con octógonos negros, pero das la vuelta y te lleva el mismo producto en una panadería y viene sin sellos”, precisaron en un supermercado.
Otra de las demandas de la industria pasa por la adecuación de la normativa a las exigencias de los mercados de la región con los que existe un importante intercambio de mercadería. “No se puede ignorar que las regulaciones como las de etiquetado frontal deben tener marcos regulatorios comunes en todo el Mercosur, evitando superposiciones que terminen actuando como barreras que inhiban una integración real y efectiva. A su vez, esta autorización permitiría contar con el tiempo suficiente para acceder a los productos e insumos para la elaboración de los nuevos packaging y envases, que se encuentran demorados”, explican en Copal, la entidad que reúne a las principales cámaras de alimentos del país.
El tema de los productos e insumos importados también genera algunos inconvenientes. “Las restricciones cambiarias hoy vigentes obligan a la generación de ajustes temporales para una mejor planificación de insumos importados, cuya disponibilidad está hoy claramente afectada”, señalan en Copal.
“Nosotros importamos algunos alimentos terminados, pero por los volúmenes que manejamos los fabricantes de afuera no nos quieren adaptar el envase a la ley argentina”, señalaron en una de las principales cadenas de supermercados.
Publicidades restringidas
En la industria también reclaman algún tipo de adaptación de la nueva normativa en materia publicitaria. Según la ley sancionada en octubre de 2021, quedan prohibidas las publicidades de productos que contengan algún octógono negro en su envase, lo que en la visión de la industria también implica cierto grado de discriminación para los productos envasados.
“Hoy el “Dibu Martínez” puede promocionar una mega combo de comida rápida, pero no puede hacer publicidad de un chocolate. Y Messi puede hacer un aviso de una cerveza, pero no de una marca de papas fritas. Es absurdo”, señalan en otra empresa de consumo masivo.
La lista de reclamos se completa con la exigencia de la ley que establece que los productos que tengan los sellos negros no podrán ser donados. “Prácticamente, toda la industria opera con la política de donar los alimentos que están más cerca de su vencimiento a comedores y organizaciones sociales antes que destruirlos. Pero ahora parte de esos productos no se van a poder regalar más”, se lamentaron en una alimentaria líder.
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