Liderazgos bajo la lupa. Qué pueden aprender los CEO del manejo de los presidentes
"Cuando el virus esté presente aquí, la población no tendrá inmunidad, y no existe terapia; entonces entre el 60 y el 70 por ciento de la población estará infectada mientras esta situación continúe existiendo". Angela Merkel comenzó así su mensaje al pueblo alemán apenas la pandemia había llegado a su país. Seguramente, sus palabras quedarán en la antología del discurso político.Solo una gran líder es capaz de comunicar con unas pocas frases, con crudeza, pero sin alarmismo, una situación que había despertado la incertidumbre –problema tan importante como el virus– en la humanidad.
Uno de los impactos más fuertes que está dejando el Covid es el cambio en el modelo de liderazgo. Las maneras de responder varían de país a país. A diferencia de otras crisis, como la financiera de 2008/2009, durante la cual los dirigentes de las principales potencias se mostraron unidos y realizaron acciones coordinadas, en esta oportunidad cada país ha empleado su propia fórmula. Aunque en todas partes del mundo se sienten los impactos que está dejando la pandemia, algunos países parecen ser más exitosos que otros.
¿Qué se puede aprender de los líderes de esos países que –como Alemania– han demostrado mayor capacidad de capear el temporal? ¿Qué hicieron? ¿Qué pasos siguieron? Por el contrario, ¿qué aprendizajes están dejando los países más afectados? Hay ciertos patrones de comportamiento que se repiten.
1. Diagnóstico de la situación
El primer paso imprescindible para enfrentar un problema es reconocer que se está frente a uno. Es a partir de este momento cuando se puede realizar un diagnóstico y tomar las acciones necesarias para gestionarlo. Los países que más rápido aceptaron que se estaba frente a una situación seria fueron los primeros en tomar medidas para controlar la pandemia.
El ejemplo de Merkel es muy representativo en este sentido. En el mismo discurso mencionado al comienzo, la canciller planteaba el gran dilema que se convertiría en la mayor tensión por resolver durante la crisis: economía o salud. Señalaba lo que le estaba ocurriendo a millones de pequeños comerciantes, mozos, hoteles y a otros sectores, ya que el virus "está dejando su huella en la economía". Ella comprendió de inmediato que no solo el Covid mata a la gente. Las consecuencias económicas también pueden dar un fuerte golpe a la salud de la población.
En contra de la opinión generalizada de muchos expertos de su país y del mundo, Donald Trump se negó a aceptar la gravedad del coronavirus. El 28 de febrero aseguraba que el virus era algo pasajeros que iba a desaparecer muy rápido. Se concentró en dar un mensaje cargado de sarcasmo y de xenofobia reduciendo todo el tema a una suerte de conspiración de China en su contra. También acusó a la OMS (Organización Mundial de la Salud) que -dicho sea de paso- realizó un diagnóstico inicial errado, lo que contribuyó a que se demoraran las medicas necesarias para detener el avance de la enfermedad.
Subestimar el problema puede resultar peligroso. Basta considerar lo que ocurrió con el primer ministro británico Boris Johnson, que solo pareció comprender lo que pasaba cuando estuvo muy cerca de la muerte a causa del virus. También Jair Bolsonaro tomó esa actitud displicente y lo contrajo después de decir que el coronavirus era un "resfriadinho".
2. Generar una visión
Merkel transmitió su visión sobre la crisis. Dijo que se trataba un problema de alcance global y llamaba a la comunidad internacional a alinearse: "Necesitamos un esfuerzo coordinado aquí en Europa, donde cada miembro debe hacer su contribución". Así se puso al frente para liderar ese esfuerzo. Para respaldar lo anterior, Merkel, hizo una manifestación de valores, entre los que se destacan los principios europeístas, ya que "en Alemania no creemos que el cierre de fronteras sea una respuesta a esos desafíos". Sin embargo, de inmediato mostró el pragmatismo que la grave situación requería y explicó: "Las medidas –el cierre de la frontera y la cuarentena– son necesarias para las personas que viven en zonas de riesgo". Así dejo en claro que se trataba de algo transitorio.
3. Trazar un plan de acción
Enumerar un plan de acción para contrarrestar el impacto inmediato ayuda a llevar algo de tranquilidad a los grupos más expuestos, y a reducir la incertidumbre. Merkel lo hizo en dos niveles: el económico –como la introducción de pagos a corto plazo– y el de salud –recurriendo de inmediato a los mejores expertos en virología y en otras ramas de la ciencia afines–.
En Finlandia, la primera ministra Sanna Marin puso en marcha un plan que incorporó a los millennials a la campaña. Recurrió a los influencers para colaborar en la difusión de la campaña sobre la pandemia, ya que consideró su capacidad para "viralizar" información como una herramienta vital para crear consciencia sobre el Covid y sobre las medidas destinadas a controlarlo.
4. Comunicar
Angela Merkel, asumió su rol de comunicadora. Gracias a su perfil científico, objetivo y claro, resumió con pocas palabras la situación y llevó tranquilidad a su pueblo. A pesar de que fue uno de los primeros países afectados, por lo que fue tomada por sorpresa, hasta el día de hoy, Alemania está siendo uno de los más exitosos en la manera de responder a la pandemia. Las palabras de la canciller no fueron una cura para virus, pero redujeron el otro gran problema: la tremenda incertidumbre que estaba viviendo la población.
En el otro extremo Trump –quien nos tiene acostumbrados a sus espasmos en Twitter–, sin reflexionar y respaldándose en fuentes de dudosa seriedad, llegó al extremo de recomendar la ingesta de desinfectantes. Además de provocar varios intoxicados, su actitud sirvió para profundizar el temor, para crear confusión entre la población y para trasladar al ámbito de la política una situación de carácter sanitario.
5. Controlar y reevaluar
En la medianoche del 8 de junio, Jacinda Arden –primera ministra neozelandesa– confirmó que no había más casos activos y levantó las restricciones. Su país había entrado en cuarentena estricta a fines de marzo, confinando a sus 5 millones de habitantes. Sin embargo, no cayó en exitismos. Luego de más de 20 días sin nuevos casos, a mediados de junio, aparecieron dos mujeres británicas con el virus que, por falta de precauciones al ingresar al país, habían contagiado a varias personas. De inmediato se aislaron, así como los otros afectados, y se reforzaron los controles fronterizos dando intervención al ejército.
No es menor el papel de los líderes en el control de las emociones, en especial la angustia y el miedo que desató la pandemia. Es un momento para ejercer un liderazgo empático y contenedor. Tal el caso de la primera ministra de Noruega Erna Solberg, que consoló a los niños y les explicó que estaba bien tener miedo.
Otros líderes solo sembraron el terror. El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, llegó a amenazar de muerte a los que violaran la cuarentena. La organización de derechos humanos Human Rights Watch denunció que estaba arrestando y encerrando en cárceles rodeados de perros callejeros a los que, supuestamente, no cumplían las restricciones.
"Para adelante todo lo posible, para atrás todo lo necesario", dijo Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay. Ofreció así una visión optimista, pero sin caer en triunfalismos. Esa es la principal función de un líder en tiempos de crisis.
Otras noticias de Qué pasa en los negocios
Más leídas de Negocios
Cifras récord. Las 10 empresas que más dividendos generaron en el tercer trimestre
Vaca Muerta. Otra empresa se suma al proyecto de Pan American Energy para exportar GNL
Ranking. Quienes son los más ricos de la Argentina, según Forbes
De los aeropuertos al uranio. Corporación América invierte US$160 millones en un proyecto en Río Negro