Liderazgo femenino. Los temores más comunes entre las mujeres ejecutivas
El miedo a hablar en público o no estar a la altura del cargo son algunos de los más habituales en los cargos superiores
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Llegar a la cima de la conducción en algunas de las más grandes o más conocidas organizaciones por lo general no es fácil. Requiere una combinación de talento, trabajo duro, apoyos y fortaleza, entre otros atributos.
Y es común tener que enfrentar temores en el camino. Con cada tarea exigente o riesgo calculado en esa vía, las mujeres ejecutivas en ascenso pueden tener que enfrentarse a todo tipo de situaciones, desde el temor al fracaso o a no ser “suficientemente buena” hasta el temor de hablar en público o dejar ver su verdadera personalidad. Si ignoran esos temores o no los logran controlar pueden trabarlas. A continuación algunas mujeres comparten como superaron esas inseguridades y preocupaciones.
Temor a hablar en público
La jefa de tecnología digital de la empresa Honeywell Sheila Jordan no siempre se sentía cómoda hablando en público. De hecho, en un momento anterior de su carrera, cuando abandonó su rol de vicepresidenta de Destination en la Walt Disney Company, la aterrorizaba. “Pase a Cisco y advertí que esto realmente es parte de ser una alta jefa en tecnología”, cuenta la ejecutiva.
Jordan reclutó a sus hijos, que entonces estaban en quinto y séptimo grado para que fueran su público. Este tipo de ejercicios duró alrededor de dos semanas. Luego recogió cada muñeca que había en la casa y las alineó como “miembros del público” en su cuarto para huéspedes. Cada noche durante 45 minutos practicó hablarle a este grupo de plástico y tela hasta que se sintió más cómoda.
Por supuesto que hablar ante las muñecas no era lo mismo que practicar delante de un público, pero le dio la oportunidad de memorizar puntos claves y refinar su estilo. Hoy le encanta la sensación de estar frente a un público. Años de práctica han sido claves para superar el temor. Ahora disfruta de las oportunidades de hacerlo.
Temor a no ser “suficiente”
Como integrante de una familia militar y graduada de la academia militar de Estados Unidos en West Point, Jennifer Silva, dice que su rol como jefa de programa del Proyecto Guerrero Herido (conocido en inglés con la sigla WWP) no es sólo un empleo; es una misión que no podría resultarle más personal. La organización sin fines de lucro ayuda a veteranos militares heridos a recibir cuidados de salud física y mental, además de otras ayudas. Luego de una carrera de múltiples facetas que incluyeron ser oficial del ejército, trabajar en servicios financieros y como empresaria, y ser docente en una escuela media, ingresó a WWP en 2008.
“La demanda de nuestros servicios siempre será mayor que nuestra capacidad de respuesta, por lo que debemos estar vigilantes y ser rigurosos respecto de asegurarnos de que nos concentramos en los esfuerzos de mayor impacto”, dice.
Recientemente, la última edición de la encuesta anual de la WWP descubrió algunos de los problemas que mujeres veteranas enfrentaban más que sus contrapartes masculinas, incluyendo niveles mayores de soledad y desigualdad en la paga.
Personalmente Silva encuentra que buscar el apoyo que necesita es esencial para superar su temor de que lo que hace nunca es suficiente. Elegir los miembros adecuados de su equipo, tercerizar ciertas tareas, y tener apoyo personal, incluyendo una pareja que le da su respaldo, la ayudan a alcanzar sus metas en el trabajo y en el hogar.
“Para mí las mejores soluciones para los problemas más difíciles las dan equipos altamente efectivos”, dice.
Temor a ser imperfecta
Laura Miele pone “orden en el caos” diariamente. Como jefa operativa de la potencia de la empresa de videojuegos Electronic Arts, Miele es responsable por la creación del plan operativo de la compañía y determinar la estrategia, siendo líder en un sector que a veces ha sido abiertamente hostil a las mujeres. Miele dice que sus experiencias han sido mayormente positivas, pero ha tenido que combatir el temor a ser imperfecta.
“Una tiene que ser lo mejor posible. Y creo que tenía la idea de que los resultados tenían que ser perfectos”, cuenta la especialista.
El desafío por supuesto es que la perfección no es posible. Miele reconoció el peligro de esperar la perfección lo que puede llevar a más temores, incluyendo el miedo a correr riesgos necesarios.
También sabía que los líderes tienen la responsabilidad de trabajar sobre sí mismos para volverse mejores para sus equipos. Por lo que contrató un asesor de ejecutivos que la ha ayudado a reconocer cuando se está buscando en exceso la perfección y a concentrarse, en cambio, en hacer lo mejor que pueda en cualquier situación. Miele dice que rodearse bien también ayuda. “Siempre he priorizado y me he concentrado en reunir gente para enfrentar juntos desafíos o faltantes”, dice.
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