Ley de etiquetado: en una semana vence la prórroga para las grandes empresas, que buscan algún tipo de flexibilización
Desde el próximo jueves se tendrían que multiplicar los productos con sellos negros en las góndolas; varias multinacionales ya adaptaron sus envases
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El próximo jueves vence la prórroga que habían pedido las grandes empresas para aplicar la ley de etiquetado frontal de alimentos y bebidas, y, en teoría, en los próximos días tendrían que multiplicarse los productos con octógonos negros en las góndolas de los supermercados.
El uso del potencial no es casual, ya que en las empresas no se dan por vencidas e intentan obtener algún tipo de extensión del plazo o flexibilización de hecho. En voz baja, en el sector privado admiten que los alcances de la ley de etiquetado frontal es uno de los temas que está en la mesa de negociaciones con el Ministerio de Economía. “Cuando te sentás a negociar por los Precios Justos es obvio que el tema del etiquetado también entra en la conversación. Y desde Economía lo que nos dicen es que lo que más preocupa son los aumentos y el abastecimiento. Ojalá que se lo avisen a Carla Vizzotti”, se sinceró el director de una empresa de alimentos que participa de todas las negociaciones con el Gobierno.
La referencia a Vizzotti se explica porque el Ministerio de Salud es la autoridad de aplicación de la ley de etiquetado. La norma fue sancionada en octubre de 2021 y su reglamentación contempla una implementación en etapas. El jueves 16 de febrero vence la prórroga que pidieron la mayoría de los fabricantes y desde ese día los productos que salen de las plantas de producción deberían tener el sello negro que alerta sobre el contenido con “excesos” de grasas, azúcares, sodio o calorías (según corresponda) en los alimentos y bebidas envasados.
Para las pymes, el plazo de prórroga vence recién en seis meses, y desde la Copal -la cámara que reúne a las grandes alimenticias- se ilusionan con la posibilidad de que a último momento se decida una extensión de la fecha de vencimiento y se terminen unificando todos los plazos en agosto de este año.
La otra esperanza de las empresas para lograr algún tipo de flexibilización está puesta en los acuerdos de integración económica con Brasil que firmó el ministro de Economía, Sergio Massa, en el marco de la visita del presidente Luiz Inacio Lula Da Silva a la Argentina. Uno de los puntos en los se comprometieron a trabajar los dos gobiernos fue en la homologación de los sistemas de etiquetado de cada país. “El modelo brasileño es más razonable que el argentino, así que ojalá se decida avanzar con su propuesta”, explicaron en una compañía.
Presencia en las góndolas
A la espera de una nueva prórroga, ya no resulta una novedad encontrarse en los supermercados con algún producto con los nuevos octógonos. Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé, Unilever y Mondelez son algunas las multinacionales que ya incorporaron los sellos negros en los envases de algunos -no todos- productos.
Uno de los objetivos que persigue la reglamentación es lograr que las empresas fabricantes de alimentos adecuen sus fórmulas, reduciendo la incidencia de grasa, azúcares o sodio. En el caso de Bimbo, la meta se logró, al menos para sus líneas de panes y tortillas. En la empresa de origen mexicano destacaron que introdujeron cambios en las fórmulas para “mejorar el perfil nutricional de sus productos”.
“Estamos orgullosos de tener todos nuestros panes libres de sellos. Tenemos una obsesión permanente de mejorar el perfil nutricional de nuestros productos y esto es un reflejo de ello”, señaló Martín Ferrara, Marketing Director de Bimbo Argentina. El cambio en las fórmulas permitió que la figura del Osito Bimbo siga presente en los panes de la marca, ya que según la nueva ley los personajes y dibujos infantiles solo pueden estar presentes en los productos que no tienen sellos en el envase.
El mismo camino de cambiar las fórmulas para evitar los octógonos lo siguió una de las lácteas líderes, que ya modificó la composición de algunos quesos untables, leches vegetales, yogures y chocolatadas para adecuar a los topes exigidos por la ley.
En todos los casos, el desafío pasa por adaptar la fórmula sin resignar sabor (ni consumidores) en el camino. “La gran pregunta es cómo van a recibir a los cambios los consumidores y no perder ventas”, explicaron en otra compañía de alimentos.
Desde el sector privado, alertan que el mayor temor es que el etiquetado frontal se convierta en la nueva ley de alquileres, que terminó provocando un parate en el mercado inmobiliario y no dejó contento a nadie. “Acá puede pasar algo parecido a lo que sucedió con la ley de alquileres. Una norma hecha con la mejor de las voluntades, pero que puede terminar perjudicando a todos: fabricantes, supermercados y hasta los consumidores que descubren que sus productos cambiaron de sabor”, explicaron en una empresa.
Cambio de hábitos
La consultora ShoppApp señaló que casi seis de cada 10 consumidores argentinos declaran haber visto un sello en los productos que adquieren habitualmente, y destacó que la aparición de los octógonos negros ya está impactando en los hábitos de compra.
“Un 24% de los consumidores declara haber abandonado el consumo de ciertas categorías desde la implementación de la ley de etiquetado frontal, mientras que un 22% declara haber cambiado marcas habituales. Es interesante analizar las categorías que tienen mayor propensión al abandono de marca que a dejar la categoría, porque serán las marcas de esas categorías las que presenten un mayor desafío en materia de saludabilidad: pastas, arroz y legumbres, snacks salados, y aderezos y salsas”, señaló Juana Merlo, fundadora de ShopApp, una aplicación que reúne un panel de 10.000 consumidores.
En ShoppApp además destacan que en la categoría de pastas, los consumidores de entre 30 y 49 años son los que más se inclinan a cambiar de marca por otras con menos sellos, mientras que en snacks son los mayores de 50 los que buscan emigrar.
Alcances
El etiquetado sólo abarca a productos procesados o ultraprocesados: paquetes, latas y botellas. Deja afuera a pizzerías, restaurantes, rotiserías, panaderías y todo alimento no industrializado.
Como parte de la reglamentación, algunos productos quedarán exceptuados. No están obligados a tener el sello de advertencia en la cara principal el azúcar común, aceites vegetales, frutos secos y sal común de mesa.
Los sellos negros advierten sobre “exceso de azúcares”, “exceso en grasas totales”, “exceso en grasas saturadas”, “exceso en calorías” y “exceso en sodio”. Y los fabricantes también tienen la obligación de informar sobre la presencia de edulcorantes y cafeína en los alimentos y bebidas alcanzadas por la ley. En el primer caso, debe incluirse una leyenda con un sello rectangular indicando que se trata de un producto “no recomendable en niño/as”. Y si tiene cafeína debe decir: “evitar en niños/as”.
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