Silicon Valley Bank: por qué cayó el banco que pone en vilo al mundo
La entidad, que se focaliza en la financiación de startups, fue la primera víctima de la suba de tasas de la Fed
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El jueves pasado, las alarmas del sector financiero se encendieron cuando las acciones del Silicon Valley Bank (SIVB) se derrumbaron un 60% en el índice estadounidense Nasdaq. La crisis se desató luego de que la firma, muy relacionada con la industria tecnológica, pusiera en marcha una acelerada venta de acciones por US$1750 millones y la preocupación entre sus depositantes despertara una crisis de confianza. Los eventos siguientes la llevaron a la quiebra y marcó el inicio del segundo colapso bancario más grande de Estados Unidos.
“La ‘caída’ del Silicon Valley Bank, particularmente focalizado en la financiaciones de startups y nuevos negocios, podría ser considerado como la primera víctima del acelerado proceso de ajuste de las tasas de interés realizado por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). El banco se encontró en problemas y buscó desesperadamente capital en el sector privado”, consideraron desde Delphos Investment.
Este escenario es consecuencia del encarecimiento del crédito, decisión que tomó la autoridad monetaria de Estados Unidos para hacerle frente a la inflación. Eso dificultó el financiamiento de las tecnológicas, un sector que se caracteriza por estar en constante crecimiento, aun sin que las firmas generen rentabilidad por su actividad. Y, para ello, requieren grandes desembolsos de dinero para concretar sus planes de expansión.
Sus principales clientes se encontraron durante meses con dificultades para acceder a fondos frescos para su financiamiento. El capital, encarecido por las tasas y tentado por los bonos soberanos estadounidenses con buenos rendimientos y mayor seguridad, provocó que las compañías no encuentren dinero en venture capitals, bancos, rondas de inversión u otras fuentes. Eso las volcó a demandar sus propios depósitos.
La suba de tasas tuvo otro impacto en Silicon Valley Bank: la institución tenía un alto porcentaje de sus depósitos en instrumentos financieros soberanos que, si bien eran seguros respecto a su pago, rendían intereses en un largo plazo y comenzaron a cotizar por debajo del costo al que los compraron. En el primer cuatrimestre de 2020,su portfolio estaba compuesto por activos por un valor total de US$27.000 millones, lo que creció a US$128.000 millones para fines de 2021.
La semana pasada, Silicon Valley Bank anunció la intención de ofrecer US$1250 millones de acciones ordinarias y otros US$500 millones de acciones preferentes mediante ofertas públicas y suscritas por separado. El banco finalmente decidió vender parte de su cartera de securities por debajo del costo, lo que generó pérdidas cercanas a los US$1800 millones.
“Tomamos medidas estratégicas para fortalecer nuestra posición financiera”, informó la entidad californiana a la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC). Sin embargo, la noticia causó malestar entre las start-ups que tenían su dinero depositado en ese banco. El jueves se generó el mayor retiro de depósitos bancarios de la historia reciente de Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses no tardaron en tomar cartas en el asunto. El viernes, mientras la acción caía un 40% en el pre-market, se anunció que la negociación electrónica de la empresa quedaría suspendida. Y se cerraron las oficinas hasta este lunes.
“Al manifestarse la fragilidad del banco, los demás depositantes también comenzaron a retirar sus fondos, dificultando aún más la situación”, explicaron desde el Instituto de Estrategia Internacional.
Para llevar tranquilidad a los mercados, el domingo el Gobierno de Estados Unidos anunció que protegerá a los depositantes del Silicon Valley Bank. También agregó que se hará cargo del Signature Bank de Nueva York, otra de las entidades financieras que se vio sometida a las presiones. En ambos casos, la Reserva Federal (Fed) pondrá fondos adicionales a disposición de las entidades elegibles para ayudar a garantizar que los bancos tengan la capacidad de satisfacer la demanda de los depositantes.
“¿Está bien el rescate? En este punto, los órganos reguladores aclararon que se busca defender a los depositantes, pero perseguirá legalmente a los accionistas por su reprochable administración de liquidez. Más allá de los incentivos perversos que genera un rescate (son varios y no menores), la FED sabe que no puede permitirse un efecto contagio sobre la banca tradicional. De esta manera, resulta ‘lógica’ la reacción, por más que deba lidiar con un nuevo ‘trade off’ entre la magnitud del rescate y los potenciales efectos monetarios de la medida”, agregaron desde Portfolio Personal de Inversiones.
Aun así, el malestar y los temores que generó el colapso bancario en Estados Unidos continúa. Las acciones del First Republic se desplomaron un 51,3% este lunes, mientras que el Signature Bank y el Silvergate (centrado en las criptomonedas) también anunciaron la quiebra.
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