La voz de los dueños: “Tenemos una decisión, que es invertir o morir”
Marcos Bulgheroni, Luis Perez Companc y Carolina Castro contaron por qué deciden apostar por el país pese a las crisis recurrentes y reclamaron políticas públicas que acompañen
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MAR DEL PLATA.- El 58° Coloquio de IDEA, que volvió a Mar del Plata luego de la pandemia, arrancó el miércoles con un mensaje contundente. “La mirada de los que eligen Argentina” fue el título del panel que reunió a dueños de empresas locales que son referentes en las industrias en las que se desempeñan: Marcos Bulgheroni, CEO Pan American Energy Group; Luis Perez Companc, presidente de Molinos, Molinos Agro, Pecom y Goyaike – Grupo Perez Companc, y Carolina Castro, directora de Industrias Guidi. Es que, en medio de la profunda crisis económica, marcada por limitaciones y cepos que dificultan la actividad privada, quedarse e invertir en el país es una proeza.
¿Qué los motiva a invertir en este contexto? Esa fue la pregunta con la que inició la charla Roberto Murchison, presidente de IDEA y presidente de Grupo Murchison, quien moderó el panel.
“Tenemos una decisión, que es invertir o morir”, resumió Castro, y agregó: “Con los cambios tecnológicos esto es más intenso, si no invertís es game over. Y esto aplica al país también, no solo a empresas. Nos estamos comiendo el capital como país. Nosotros como empresa reinvertimos todos los años a pesar de ser un mercado volátil”.
Y contó que la firma tiene una arraigada tradición industrial, con familias que tomaron la decisión de reinvertir utilidades y tomar crédito. “Por eso pienso en mi abuelo y me remite al pasado. Pero también pienso en el futuro y por qué seguimos invirtiendo. Hay una Argentina innovadora, que exporta, que se inserta en el mundo y que hoy tiene una posición de negocio, que tiene que seguir invirtiendo para mantenerla”.
Perez Companc coincidió en la tradición familiar, que en su caso empezó en 1890, cuando llegó su bisabuelo a la Argentina. “Siempre apostamos al país con mirada de largo plazo para desarrollar y seguir invirtiendo. Soy optimista por naturaleza, veo el vaso medio lleno, y eso lo tengo embebido de mi padre. Cuando fuimos pasando la posta de generación eso fue quedando”, explicó. Y sintetizó: “Uno se olvida de la variable Argentina cuando invierte; no nos planteamos seguir en el país, es un hecho. Nacimos en la Argentina, nos criamos en el país, toda mi familia vive acá. Tengo cinco hijos que trabajan en el país. Hoy es el cumpleaños de mi padre, pero quería venir a transmitir el mensaje de esperanza”.
A su turno, Bulgheroni resaltó la “vocación de inversión” del grupo y dijo que, “después de YPF”, es “la empresa privada que más invierte en el país”, con un promedio anual de US$1200 millones en los últimos cinco años.
Luego se refirió a que hay “aspectos racionales y lógicos, y otros emocionales” a la hora de decidir invertir en el país. Entre los primeros ubicó las oportunidades concretas que tiene la industria energética, puntualmente la de gas y petróleo, sobre todo con Vaca Muerta. “Es objetivo. Estamos forzados a ver el largo plazo, nos tenemos que abstraer de la coyuntura. Los tiempos de repago de una inversión en esta industria son de 15, 20 años o más. Vaca Muerta tiene oportunidades impresionantes: es la segunda reserva de shale gas y cuarta de shale oil”, dijo.
“A veces nos piden bajar el riesgo argentino, que implica invertir en otro lado. Pero lo cierto es que gran parte de las oportunidades están en el país”, agregó. Luego destacó que la industria tiene 100 años y supo enfrentar desafíos bajando costos e invirtiendo US$6000 millones al año.
Entre los aspectos emocionales destacó -igual que sus compañeros de panel- “la tradición empresarial y vida personal”. Contó que se fue del país a los 18 años a estudiar en el exterior, donde también trabajó durante 20 años. “Tomé perspectiva, no todo acá es un desastre y afuera no todo es color de rosa. Eso me llevó a tomar la decisión de volver, a los 40 años. Decidí apostar por el país y volver con mi familia. Acá es donde mi familia desarrolló su sueño empresarial, con Bridas, primero, y PAE, luego, y quiero que mis hijas elijan desarrollarse acá profesionalmente. Hay valores como esfuerzo, compromiso con la comunidad y orgullo por lo que uno hace. Es el combustible emocional”.
Retomando la importancia de Vaca Muerta, dijo que tiene el potencial de producir seis veces el consumo que el país necesita para los próximos 20 años. “Es una tremenda oportunidad, pero tiene que haber una política de Estado. La hubo para el desarrollo de Vaca Muerta. En los últimos tres o cuatros gobiernos, con su más y sus menos, apoyaron Vaca Muerta porque puede cambiar la matriz energética e industrial. El sector emplea a 65.000 familias de manera directa y a 400.000 de forma indirecta”, explicó, pero advirtió por los cuellos de botella en el transporte, que demandan la construcción de gasoductos y ampliación de oleoductos.
Perez Companc coincidió en el potencial de la industria energética, que también se evidencia en el sector alimenticio. “Tenemos que agregar valor y seguir la tendencia de lo saludable. Hay que invertir y capacitar a la gente. Somos competitivos para salir al mundo. Hay que dialogar con todos (sindicatos, políticos, ONG) para cambiar la visión del sector y del negocio. El diálogo ayuda mucho para apuntar hacia un mismo lado. Si lo podemos hacer, el país irá en el camino correcto. La Argentina es competitiva y puede abastecer al país y exportar”, dijo.
Luego Castro se refirió a las “antinomias” que hay en el país y enumeró: pymes y empresas grandes, campo versus industria, proteccionismo o apertura. Y dijo que hay que “tener sinergia en la antinomia”, como su firma que trabaja con Toyota como parte de su cadena de valor. “Pasamos de 30 días de stock a solo uno. El entramado pyme es necesario para hacer sinergia con grandes empresas. Necesitamos políticas públicas que acompañen el desempeño. Tenemos un potencial enorme que no podemos desaprovechar”, se explayó.
“Los empresarios nos levantamos todos los días para pensar cómo agregar valor y el Estado debe pensar cómo ayudar a que las empresas agreguen valor”, añadió.
Para el cierre, Murchison pidió una reflexión sobre el lema del coloquio: “Ceder para crecer”.
“Creo que no tiene que ver con una decisión salomónica, porque la condición tiene que ser que tenemos que crecer. Cualquier dinámica tiene que ser inteligente y no salomónica”, aportó Bulgheroni.
Perez Companc sumó: “Hay que poner a la Argentina por delante. No estoy acostumbrado a hablar, pero hay que salir de la zona de confort y hablar, tener voz y aportar el grano de arena para que las cosas empiecen a cambiar. Hay que dialogar. No pensar solo en las compañías, sino pensar en qué le hace bien a la Argentina”.
Castro dijo que hay que “pensar un proyecto de país y no quedarse en lo sectorial”. Y repasó su paso por la política, como funcionaria pyme de Juntos por el Cambio y como candidata junto a Florencio Randazzo.
“Las empresas toman todos los días decisiones de invertir y contratar gente, pero no alcanza. Participamos en gremiales empresarias, pero tampoco alcanza. Tenemos una deuda pendiente con la sociedad y lo que hacemos todos los días como empresarios, generación de riquezas, está mal visto. Hay una visión negativa y tenemos que asumir la responsabilidad y cambiar este ideario; tenemos que salir de ser espectadores y esperar que la política resuelva todo. No hay un solo diputado o senador que se reivindique como empresario y eso es un problema. No todos tenemos que candidatearnos, pero soy politóloga de profesión y me pareció que podía hacerlo”, cerró.
“El foco está en crecer. El éxito no está garantizado en la Argentina: para crecer, hay que laburar, nadie regala nada. A veces preocupa más cómo se divide la torta que cómo hacerla crecer. Ceder tiene como contrapartida el crecimiento, que no está regalado; hay que hacer”, completó Murchison.
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