La última apuesta de Apple. El chip que promete revolucionar las computadores personales
Las nuevas laptops de la marca que incorporan sus propios procesadores diseñados a medida implican un salto de calidad en la categoría; el desafío para Intel y su inversión de US$20.000 millones para no ceder el liderazgo
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Durante décadas el gigante de la fabricación de chips Intel reinó como una de las compañías técnicamente más avanzadas de Silicon Valley. Fue el cofundador de Intel, Gordon Moore, quien según el famoso dicho predijo que los chips de computadora se volverían inimaginablemente más poderosos en forma continua. Y fueron los productos de Intel, la línea de microprocesadores x86 que está en el corazón de casi todas las computadoras personales, los que convirtieron la profecía en una “ley” gobernante de la tecnología. La promesa de que cada año los nuevos chips de Intel serían mucho más rápidos que los viejos chips estableció el ritmo para los avances en toda la industria.
Pero en algún punto en la década pasada Intel perdió el hilo de la trama. Fue sorprendida por nuevas tendencias -la creciente utilidad de los procesadores gráficos, la adopción generalizada de dispositivos móviles- y se vio afectada por una serie de demoras operativas embarazosas.
Aún más sorprendente que el retroceso de Intel ha sido qué compañía vino a sucederla como la que marca el ritmo de los procesadores. En una reunión con empleados al comienzo de este año, Pat Gelsinger, el entonces nuevo CEO de Intel, se mostró renuente incluso a decir el nombre del enemigo: según el diario The Oregonian se refirió en broma al nuevo campeón de los chips sólo como “una compañía de lifestyle de Cupertino”.
Cupertino, California, por supuesto es la sede de Apple, cuyo foco puesto en el diseño, la estética y el uso, a menudo la ha dejado vulnerable frente a la implicancia de Gelsinger que sus productos son más artículos de moda que útiles. Pero el mes pasado Apple presentó nuevas laptops construidas en torno de sus propios procesadores diseñados a medida, el M1 Pro y M1 Max, que han vuelto totalmente ridículas esas chicanas.
Altas expectativas
Los primeros comentarios sobre las nuevas máquinas de Apple han sido tan exultantes -”las laptops más poderosas que hayamos visto”, “dramáticamente mejores de lo que deberían ser”, “simplemente absurdas en general”- que muchos temían quedar desilusionados cuando tuvieran una en la mano. Pero en mi caso personal no pasó eso. He estado usando una nueva MacBook Pro con el nuevo chip más rápido de Apple, el M1 Max, alrededor de dos semanas, y no recuerdo la última vez que una laptop me impresionó así. En realidad creo que jamás una laptop realmente me ha impresionado, porque es sólo una laptop.
Pero este equipo ridículamente rápido hace pensar sobre lo que está por venir. En los últimos años alguna gente del ámbito de la tecnología pensó preocupada que la ley de Moore se está quedando sin vapor en la caldera. Los expertos teorizaron que en algún punto próximo los microchips comenzarían a chocarse con límites físicos fundamentales que harían que nuevas mejoras en el desempeño resultaran extremadamente difíciles. Y debido a que los procesadores son esencialmente los motores de las computadoras su límite inminente implicaba una eventual barrera a la utilidad de la computación también.
Llame a varios expertos para preguntarles lo que nos dice la innovación de Apple respecto al futuro de la computación. Y la conclusión es que aún queda camino por delante antes de que chocarse contra una pared.
Los chips M1 hacen que las laptops sean tan poderosas como algunas de las PC de escritorio más rápidas del mercado pero al mismo tiempo tan eficientes que la duración de su batería supera la de cualquier otra laptop. Los chips prenuncian un futuro absolutamente saturado de poder computacional, con procesadores extremadamente poderosos no sólo en computadoras y celulares tradicionales, sino también en autos, drones, máquinas de realidad virtual y prácticamente cualquier otra cosa que funcione con electricidad.
Negocios y técnica
El modo en que Apple logró estos avances es una interesante historia de negocios y técnica. En 2008, alrededor de un año después de que Apple lanzara el primer iPhone, compró una pequeña startup de semiconductores para fabricar chips especializados para sus celulares. Durante muchos años los chips de Intel fueron hechos primordialmente para máquinas fijas como servidores y computadoras personales.
Para alcanzar sus máximas velocidades los procesadores de Intel tenían que absorber mucha electricidad y generaban mucho calor. Pero los productos más importantes de Apple son móviles y con baterías, por lo que utilizar mucha energía no era lo ideal. Sus diseñadores de chips tenían que adoptar un enfoque tajantemente diferente. En vez de maximizar la energía pura, Apple apuntó a producir chips optimizados en términos de poder y eficiencia.
El modo técnico en que Apple ha logrado esta combinación sonará como una jerga incomprensible para cualquiera que no tenga formación en teoría de semiconductores. Pero dicho en general los sistemas de Apple usan un montón de unidades de procesamiento especializadas y están optimizados para realizar más operaciones “sin orden”, término técnico que básicamente significa que pueden ejecutar más códigos simultáneamente.
El resultado es algo así como la diferencia entre un auto a nafta poderoso y un Tesla. El auto poderoso logra altas velocidades con un motor inmenso que quema mucha nafta. El Tesla puede alcanzar velocidades aún mayores consumiendo menos energía porque su motor eléctrico es inherentemente más eficiente que un motor a nafta. Durante años Intel estuvo fabricando autos poderosos; la gran innovación de Apple fue fabricar chips de computación que son como autos de Tesla.
Apple también se ha beneficiado de enormes economías de escala. Debido a que el iPhone es uno de los productos más rentables jamás vendidos, la compañía pudo invertir miles de millones en una operación de chips a medida y luego readecuar sus chips de iPhone para la iPad, la Apple TV y ahora la Mac.
Las inversiones de Apple han ayudado a lanzar una nueva carrera en el negocio de los chips. Intel está invirtiendo US$20.000 millones en una planta para la fabricación de chips y sus principales competidores: Samsung y TSMC (que abastece de procesadores a Apple) que están invirtiendo colectivamente cientos de miles de millones de dólares para incrementar su capacidad.
Salto de calidad
Si suena un poco confuso el tema se debe a que no ha habido demasiadas innovaciones técnicas importantes en el negocio tecnológico desde hace años. Facebook está dedicada a “arruinar las democracias”, Google no hace más que exprimirle cada vez más dinero a los avisos y cada nuevo iPhone sólo es incrementalmente mejor que la anterior.
Los procesadores de Apple dan la sensación de algo genuinamente nuevo. Para mejor y peor mejorarán dramáticamente las capacidades de nuestros dispositivos en los próximos años. Los celulares más rápidos de hoy son más poderosos que las computadoras de hace unos pocos años. Andrei Frumusanu, que cubrió los nuevos procesadores de Apple para el sitio de noticias tecnológicas Anandtech, dijo que prevé que Apple podrá seguir logrando avances similares por lo menos en la próxima década.
Y otras compañías tecnológicas invertirán fuertemente para ponerse a la par. Luego de ver lo que ha hecho Apple, dijo Frumusanu, “todos se están volviendo locos”.
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