La semana laboral de cuatro días triunfa en el Reino Unido
La mayoría de las empresas que participaron del ensayo de los últimos seis meses prorrogaron
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A veces es posible realizar la cuadratura del círculo, y hasta demostrar que es la solución perfecta. De las 61 empresas que se sumaron hace ya seis meses en el Reino Unido al ensayo de la semana laboral de cuatro días, 56 han decidido prorrogar este esquema de trabajo. Y 18 de ellas han decidido convertirlo en permanente. Para ellas ha resultado posible reducir la cantidad de horas trabajadas, aumentar el bienestar de sus empleados y –esto era lo más importante– mantener e incluso elevar su productividad.
Una comisión de la Cámara de los Comunes del Reino Unido ha podido escuchar este martes los prometedores resultados provisionales del experimento que la fundación 4 Day Week (semana de cuatro días) puso en marcha en junio último, asesorada por el think tank Autonomy, una institución de línea progresista que estudia el cambio climático y el futuro del trabajo y las relaciones laborales. En el proyecto han participado, además, académicos de las universidades de Oxford, Cambridge y Boston. El experimento se basaba en el modelo conocido como 100-80-100. Aspiraba a mantener el 100% del salario, reducir a un 80% la jornada laboral y mantener, al menos, el 100% de la productividad.
Los organizadores persiguieron la mayor variedad posible de empresas y negocios, y apuntaron el ensayo a un restaurante tradicional británico de fish and chips (pescado rebozado y papas fritas, típico plato del Reino Unido), una startup de robótica o un estudio de abogados especializado en derecho fiscal. En total, poco más de 2900 trabajadores se vieron envueltos en el experimento.
“A medida que vamos saliendo de la pandemia, son cada vez más las empresas que reconocen que el nuevo modo de ser competitivas pasa por ofrecer mejor calidad de vida [a sus empleados] y que reducir el número de horas y concentrarse más bien en el trabajo producido era el modo ideal de lograr esa ventaja competitiva”, explicaba cuando se lanzó el ensayo Joe O’Connor, el director ejecutivo de la fundación.
El debate por la productividad
El Reino Unido lleva más de una década haciéndose la misma pregunta: ¿por qué su productividad no ha dejado de descender, hasta situarse por debajo de la media europea? No hay respuestas definitivas ante la disminución de un índice que ya de por sí resulta difícil de calcular. Algunos expertos sugieren que la debilidad del sector de servicios –el motor principal de la economía británica– después de la crisis financiera de 2008 ha sido una causa fundamental. Otros apuntan a salarios congelados en el tiempo y beneficios sociales elevados, por lo que muchos trabajadores deben rebajar su tiempo de trabajo para no perder las ayudas. Lo cierto es que, en ese contexto, los resultados del estudio de 4 Day Week sugieren que la solución no está, definitivamente, en trabajar hasta la extenuación.
“No tenemos aún una aproximación firme a lo que ha ocurrido con la productividad”, ha dicho Juliet Schor, economista y profesora de Sociología de la Universidad de Boston y una de las académicas que ha supervisado el prometedor ensayo. “Pero en otros indicadores medidos, como los ingresos, la erosión de los empleados, el autoanálisis realizado por cada uno de ellos de su productividad, su bienestar y los costos del experimento, han dado muy buenos resultados”, afirma Schor.
La fundación ha comenzado una campaña en el Reino Unido para convencer al gobierno y al Parlamento británicos de la necesidad de impulsar legislación que conceda a los trabajadores el derecho a solicitar en cada empresa la semana de cuatro días. “La economía ya no necesita que cada uno de nosotros trabaje cinco días a la semana. Fue hace 100 años cuando se dio el salto a ese número de jornadas laborales, y desde entonces la economía se ha transformado por completo”, ha defendido Joe Ryle, uno de los directores de 4 Day Week Campaign.
Simon Ursell, el director gerente de una empresa de consultoría medioambiental que se sumó al experimento, ha explicado a la BBC la clave para que acabara funcionando. No se trataba simplemente de comprimir en cuatro días el trabajo previsto para toda la semana, sino de eliminar reuniones, viajes o burocracia innecesaria y permitir a los empleados que decidieran ellos el mejor modo de permanecer igual de eficientes.
“Básicamente, al dar a las personas el increíble incentivo de disponer de un día libre más a la semana, van a trabajar de un modo realmente duro para que el experimento funcione”, ha señalado Ursell.
En la mayoría de las empresas que participaron en el Reino Unido, el ausentismo laboral se redujo de un modo significativo y el nivel de fidelidad de los empleados se incrementó. Los días libres elegidos por casi todas las compañías fueron lunes o viernes.
Una minoría de los centros de trabajo que intentaron la semana de cuatro días, sin embargo, se echaron atrás. A pesar de reconocer la eficacia del ensayo, en muchas áreas señalaron la necesidad de realizar una inversión adicional en contrataciones para poder cubrir la atención directa al cliente o las tareas físicas requeridas por la compañía. © El País