La psicología detrás de la “reunionitis”
Con demasiada frecuencia, terminamos en la misma mala reunión una y otra vez, solo porque nadie recuerda lo que se discutió en el último encuentro
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En esta opinión no hay grieta. Todos las aborrecemos por interminables, inútiles o porque nos hacen perder el tiempo, sin embargo, no podemos dejar de reproducirlas y asistir a ellas. ¿Qué podemos hacer para liberarnos de nuestra adicción colectiva a las reuniones? Un comienzo es entender los mecanismos psicológicos que nos imantan a estos rituales improductivos. Es una de las ideas que despliega Ashley Whillans, psicóloga, especialista en negociación y autora del libro Time Smart: How to Reclaim Your Time (2020).
Una de las razones más comunes por las que terminamos asistiendo a demasiadas reuniones es el FOMO o miedo a perdernos algo. Nos preocupa que nos juzguen, o peor aún, se olviden de nosotros, si no aceptamos todas las invitaciones. Ideas viejas sobre lo que significa ser un “buen trabajador’' nos llevan a equiparar la presencia con la productividad. Contra esto, podemos encontrar formas de demostrar valor y compromiso fuera de las reuniones, y animarnos a rechazar las que no sumen, eso dará también un ejemplo a seguir.
A veces, caemos en un sesgo egocéntrico que es la tendencia a centrarnos más en nuestras necesidades y deseos y hacemos reuniones por una “urgencia egoísta”. Es decir, reuniones convenientes para nosotros, sin considerar las necesidades o los horarios de los demás. Otras reuniones que podrían evitarse son las que se usan como dispositivos de compromiso, como mecanismos para garantizar que las personas avancen, cumplan. Estudios de comportamiento muestran que una fecha límite externa (como una reunión con su jefe) puede ser un motivador eficaz, pero la reunión en sí es innecesaria.
Por otra parte, y con demasiada frecuencia, terminamos en la misma mala reunión una y otra vez, solo porque nadie recuerda lo que se discutió en la última reunión. Para evitar encontrarse con la “amnesia de reunión”, programar una breve sesión informativa con el equipo de cinco minutos después o bajar a un resumen escrito lo trabajado ayuda a darle utilidad al encuentro. Estos informes son especialmente importantes en entornos híbridos. El objetivo es proporcionar una sinopsis concisa de los puntos clave y los elementos de acción en un formato que haga que la información sea lo más accesible posible.
En esta estuviste: reunión de dos o tres horas. Todo el tiempo preguntándote cómo es posible que seas el único que ve lo inútil que es lo que está pasando. “La ignorancia pluralista” se refiere a que, aunque todos estemos experimentando lo mismo, asumimos que otras personas no, y no lo decimos. Este sesgo nos lleva a seguir programando y asistiendo a reuniones incluso cuando todos están de acuerdo en secreto en que son inútiles. Al comprender la psicología detrás de las malas reuniones, podemos trabajar en interacciones más efectivas y calendarios más limpios. Ganamos todos.
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