La pizzería fundada hace 71 años que tiene el primer museo de la pizza del mundo
La fundó un siciliano asociado con un maestro pizzero de Las Cuartetas, en 1952, en la ciudad de Córdoba; solo cerró durante el “Cordobazo”
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Las fotos que hay en el local revelan buena parte de la historia de la que fue, en 1952, la primera pizzería de Córdoba, y la que hace 15 años abrió el primer museo de la pizza. Desde el artista plástico Antonio Seguí hasta Alberto Castillo, pasando por Mariano Mores, Jairo, actores, deportistas y chefs reconocidos, todos comieron en Don Luis. En sus 71 años solo tuvo dos locaciones. Fabrica unas 600 pizzas al día, una cifra que incluso superó cuando el centro cordobés atraía más gente.
La fundó el siciliano Liborio Iudicello, quien fue militar en la Segunda Guerra Mundial y se vino con su esposa a la Argentina a “hacer la América”. Arrancó con un tambo y haciendo quesos, hasta que le propuso poner la pizzería a un exvecino suyo, el austríaco Luis Gabrijelcic, quien se había mudado a Buenos Aires y era pizzero en Las Cuartetas. Así, se convirtieron en socios y abrieron el local que, hasta los 90, se llamó San Luis.
En la calle San Jerónimo, pegado a la Catedral de Córdoba y a metros de la plaza San Martín, empezaron a vender porciones de pizza para comer de parado. Toda una innovación. Para la inauguración trajeron al cantante Castillo, quien después estrenó allí “Cucusita”. Mores -quien iba a comer pizzas cuando venía a la ciudad- le regaló la partitura de “Cuartito Azul” cuando el negocio cumplió medio siglo.
En aquellos años la pizzería recibía a muchos clientes que llegaban del interior cordobés a la estación de tren e iban caminando al centro o tomaban el tranvía 5, que paraba en la puerta. La porción costaba 50 centavos. Pedro Iudicello, nieto del fundador y tercera generación a cargo del negocio, repasa que en esos años el público era “bien obrero, gente de trabajo, en la sociedad más ‘carteluda’ no estaba bien visto comer pizza con moscato en un mostrador”.
En 1955 la pizzería se mudó al local donde sigue funcionando, en la avenida General Paz al 300: “Había filas todo el tiempo en aquellos años, estaban cerca YPF, la concesionaria Stabio, el Correo Argentino, todos lugares donde trabajaba mucha gente. A unas cuadras estaba el Teatro Argentino, con espectáculos los fines de semana. La producción explotó, se horneaban 80 pizzas en cada uno de los dos hornos durante todo el día, eran unas 600 diarias. Una barbaridad para la época”. En 1978 los hornos a leña debieron reemplazarse por los de gas.
El único día que la pizzería cerró fue para el “Cordobazo”, el 29 de mayo de 1969. En la zona donde está el local se dieron algunos de los enfrentamientos más fuertes. Llegó a abrir hasta un 1 de enero, hace unos años, para ofrecer “gratis” porciones para quienes no habían podido festejar la llegada del año nuevo.
En los 90 hubo una división societaria, por lo que en la misma cuadra -avenida General Paz de por medio- están los locales de San Luis y Don Luis, que es la de la familia Iudicello. En su frente, Don Luis tiene una escultura de nueve metros de un compadrito que hizo Seguí.
La familia del artista plástico reconocido en el mundo siempre vivió en la seccional Segunda, donde está la pizzería, y eran clientes. Él cada vez que regresaba a Córdoba pasaba por Don Luis por su “pizza alta con jamón, anchoas y morrón, porque en Francia no se consigue”, según comentaba. “Antonio nos donó acuarelas, libros, la escultura. Tenía una generosidad enorme -recuerda Iudicello-. Siempre venía con su amigo Cachito, quince días antes de morir, estuvo”.
En 2008, después de buscar mucho por internet y detectar que no había entonces en ningún lugar del mundo un museo de la pizza, los Iudicello decidieron ponerlo en marcha. “En Milán había un proyecto, en CABA -muy considerada en todo el mundo por la calidad y cantidad de pizzerías que tiene- tampoco había nada. Así que nos decidimos y lo pusimos en el mismo local, que fue la casa de mi abuelo. Es el primer museo del mundo registrado”. Están la bicicleta de los primeros repartos, los delantales, los utensilios de cocina.
Esos recuerdos conviven con otros “homenajes”: un botín de Daniel Willington, futbolista e ídolo cordobés y de Vélez Sársfield, los pinceles de Seguí, fotos de algunas figuras como el sindicalista Tosco, protagonista del Cordobazo, de Alberto Cognini, creador de la revista Hortensia y del músico Ciriaco Ortiz.
Iudicello busca siempre innovar. Sus maestros pizzeros han hecho la pizza con la cara de Carlos “la Mona” Jiménez, con los perfiles de Sergio Massa y Javier Milei el día del debate de los candidatos, la “más larga”, la “más alta”, la “globo”. “Buscamos siempre seguir vigentes”, dice.
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