La otra cara del teletrabajo. “Te amo, ahora por favor volvé a la oficina”
La pandemia abruptamente presentó a algunas parejas la experiencia de trabajar y vivir bajo el mismo techo
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Diane Selkirk y su hija Maia están acostumbradas a la estrecha proximidad entre sí y con su marido y padre, Evan Gatehouse. La pareja y su hija viajaron por el mundo en su velero, el Ceilydh, por ocho años. Selkirk estima que su espacio habitacional era de unos 37 m2. Ella trabajaba como escritora por cuenta propia mientras que Gatehouse hacía trabajos de contratista.
Pero hay algo distinto en la pandemia al vivir y trabajar juntos los tres en un departamento de 80 m2, explica Selkirk. En el velero si necesitaba concentrarse y la familia hacía ruido “podía hacerlos callar” bromea. Pero eso no funciona también en un pequeño departamento cuando los dos padres están trabajando tiempo completo y su hija es una estudiante que tiene que rendir exámenes y llenar solicitudes para universidades.
Pero ahora el enorme experimento de la pandemia de trabajo desde casa está comenzando a terminar. Algunas compañías, para mejor o peor, están acelerando sus planes de vuelta a la oficina. Firmas que hicieron anuncios sobre arreglos de trabajo remoto sin fin ahora están acelerando los planes de reapertura de las oficinas.
Y para algunas parejas que han estado navegando los desafíos de vivir y trabajar juntas bajo el mismo techo por más de un año, la perspectiva de que uno o ambos cónyuges vuelva a la oficina genera emociones encontradas. Una encuesta de Groupon estimó que el tiempo adicional que las parejas pasaron juntas es equivalente a cuatro años extra de matrimonio. Y si bien algunos estudios han encontrado que la convivencia forzada ha estrechado los vínculos, otros estudios también encontraron sentimientos negativos en ebullición.
Debo quedarme o debo irme
La psicóloga y consultora de liderazgo Camille Preston, fundadora y CEO de AIM Leadership, explica que en su caso se requirió mucha comunicación y negociación con su marido para crear un sistema que les permitió a ambos trabajar, manejar el hogar y ser padres de manera armoniosa. Y si bien espera con entusiasmo el momento en que retomará su cronograma de viajes y él vuelva la oficina, al igual que muchas parejas, van a tener que pensar todo eso de nuevo. “¿Por tanto si mi lugar de trabajo me reclama pero mi marido no tiene que volver hasta octubre, eso significa que él se hace cargo de la lavandería y de llevar y traer los chicos a la guardería y comprar en el almacén? ¿Cómo se negocia todo eso?”, se pregunta.
Datis Mohsenipur, director de marketing de la firma Outback Team Building and Trainging, dice que su empresa ha tenido un modelo híbrido desde hace un tiempo. Su pareja volverá al trabajo tiempo completo en septiembre, pero ambos tienen reservas, aunque aprender a trabajar juntos en el mismo espacio ha sido un desafío. “En su oficina un susto con el Covid se manejó de acuerdo a nuestra opinión demasiado lento y mal”, dice.
Manejo de riesgos
El riesgo es otra conversación que tienen que tener las parejas cuando uno o ambos van estar en contacto con gente, dice Preston. ¿Cuándo una persona sale el mundo y la otra se queda en casa, como se maneja la tolerancia al riesgo del virus? “Eso va ser difícil a medida que la gente evalúe el riesgo; esto es con lo que nos sentimos cómodos, esto con lo que no nos sentimos cómodos” dice ella. “¿Cómo se recalibra eso?”,
Selkirk y Gatehouse han desarrollado un sistema en el que conocen los horarios de cada uno para asegurarse de tener el tiempo que necesiten para llamadas o tareas que requieren concentración. Ella dice que será un gran cambio cuando él vuelva la oficina pero eso puede traer algunos beneficios. Por empezar no tendrá que usar tanto los auriculares que cancelan el ruido que le compró su empleador. Tendrá más tiempo sin ruido para trabajar.
Michael Hammelburger, CEO de Bottom Line Group, una firma de consultoría financiera, dice que los primeros tiempos de trabajar juntos exigieron adaptarse. Su esposa había estado trabajando en la oficina que tiene en el sótano de la casa y ella escuchaba caminar en el piso de arriba o cuando su marido bajaba las escaleras a su oficina. “No tenía manera de tapar el ruido”, dice ella. “Estaba grabando podcasts o tenía reuniones con clientes y de pronto él estaba allí. Yo le decía: ‘¿qué estás haciendo? ¿Por qué estás en mi espacio ahora? ¿Querés un beso? Maravilloso. Dame un beso. Ahora andate’”. Pero desde que él volvió a la oficina algunos días de la semana a partir de junio, ella dice que extraña los rituales que desarrollaron, como las caminatas diarias y almorzar juntos. “Trato de disfrutar los momentos cuando los tenemos. Porque sé que en algún momento sin duda volverá a la oficina cinco días a la semana”, dice ella.
Preston dice que la siguiente ola de cambios será un tipo de desafío diferente, pero de todos modos un desafío. Las parejas tendrán que comunicarse entre sí y encontrar el mejor equilibrio. “Las mismas cosas no van a servir para todos”, dice.
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