La mirada de un argentino que brilla en el mundo
El director, guionista y productor de cine y televisión expone su visión sobre el talento y la importancia de armar un buen equipo de trabajo
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El talento, clave para lograr un crecimiento sustentable, es la premisa que mueve las discusiones cuando de economía del conocimiento se habla. En el primer capítulo del evento sobre el tema, LA NACION convocó al director, guionista y productor de cine y televisión, Juan José Campanella para debatir sobre su mirada.
“Creo que el talento es una cosa con la que no se nace, sino que es un músculo, que se entrena. Uno nace con cierta predisposición a algo pero el talento se va logrando con práctica, con trabajo”, reconoce el ganador al premio Oscar como Mejor película de habla no inglesa en 2010 por El secreto de sus ojos. “Para que Maradona dé una patada de espaldas al arco y meta un gol es que antes de eso pateó 20 mil veces, hasta que en él se convirtió en una acción natural”.
Campanella distingue el hecho de que en la Argentina hay una capacidad de pensamiento abstracto, de generación y de emprendimiento muy grande, lo que nos puede abrir muchísimas puertas para ser una potencia, “pero cuando decimos eso, no tenemos que olvidar que también hay muchas fuerzas dentro de nuestro país que conspiran y lo hacen difícil. Nosotros hemos perdido una producción por no poder explicar con exactitud el impuesto al cheque; una productora de EE.UU. no nos creyó y pensó que los estábamos robando”, explica el director. Además, con esto desarrolla la problemática de estar lejos de los centros de decisión a nivel mundial.
¿Cómo combinás ese mundo internacional al que tan complejo le resultamos con tu corazón local que te llevó, pese a todo, a invertir en nuestro país? interviene José Del Rio, Secretario General de Redacción de LA NACION, en este mano a mano. “Yo amo a la Argentina, es mi lugar de crecimiento, no sería nada si no fuese por este país y por este público. Los problemas surgen con los productos de exportación -como Los enviados, serie que el productor rodó en 2021-, ahí es donde te chocás con todos los problemas que tenemos, y eso cualquier exportador de cualquier producto te lo puede decir”, dice el creador de la película Metegol, quien no duda a la hora de expresarse aunque reconoce que su opinión a veces le trae un costo extra: “esto es otra cosa típicamente argentina, en ningún lugar del mundo lo que pensás te puede traer problemas”.
Su humildad es su sello. “El Oscar no lo gané yo sino la película, o sea que lo ganó todo el equipo que hizo la película. Soy muy consciente que sin un equipo no se llega a nada. Pienso que no es una cuestión de humildad, sino de pragmatismo. Todos los que llegamos a algo sabemos que necesitamos al equipo y a la mejor gente en ese equipo, sin eso no sos nada. Es una cuestión de reconocimiento porque yo quiero que ellos se sientan parte de ese logro porque lo son. Uno lo que hace es dar algún camino y dirigir el tráfico de tanto talento”, afirma Campanella.
Según el guionista la gente que se cree que son ellos solamente los únicos que pueden hacer las cosas, generalmente no llegan a mayores. Y en cuanto a la forma de armar un buen equipo, Campanella explica que existen dos teorías. La primera -que no es la que él sigue-, formula que es mejor tener un equipo de sietes (de siete puntos) porque tienen menos ego, se van a pelear menos entre sí y van a obedecer más. “Y la otra teoría, que es la que yo practico, dice que hay que tratar de tener lo mejor de cada casa -si hay alguien que no funciona o no da lo mejor, con el tiempo y lentamente ir desplazándolo- y tener un equipo de dieces, y bancarse los egos. Creo que el mejor armador de equipo es el que puede lidiar con esos egos, manejarlos, armonizarlos y lograr que se lleve bien. Pero es verdad que en equipos de gente muy talentosa muchas veces hay problemas de personalidad”, revela el director.
Con respecto a la elección de “distintos” dentro de un equipo de trabajo, Campanella recuerda que esto está muy relacionado con el tema de talento vs. personalidad: “Otra de las cosas que hace que el manejo de equipos sea más un arte que una ciencia es el juzgar hasta qué punto el talento de una persona vale la pena para bancarse una personalidad conflictiva, que cree un mal funcionamiento del equipo”, refiriéndose a que lo mejor es analizar caso por caso.
Finalmente, apunta que lo importante es dar siempre lo máximo, no tanto para competir con los demás sino para hacerlo con uno mismo, para poder superarse, hacerlo mejor… “y así, a veces, ganás el Oscar”.
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