La historia de Gastón Remy: el CEO que decidió ponerse el traje de emprendedor y busca crear el Uber de la construcción
Se asoció con Manu Ginóbili y Pepe Sánchez de la generación dorada, consiguió 15 inversores ángeles que confiaron desde el momento cero y sedujo ahora a uno de los principales fondos de inversión de Alemania que lo contactó por LinkedIn. En el segundo capítulo de la temporada tres de “Hacedores que inspiran” de LA NACION + EY, cuenta como su startup Nuqlea busca cambiar el paradigma del sector en el que solo el 3% de las operaciones está digitalizado y proyecta una iniciativa de servicios sin depósitos, camiones ni locales pero con una ambición de fondo: cambiar un modelo de negocio; la apuesta por el “office home” es sólo un paso
Una arboleda tupida, el empedrado característico de La Horqueta y el canto de los pájaros dan un marco muy distinto al encuentro con Gastón Remy. Basta con abrir el portón de dos hojas para entrar al jardín de la que define como “la casa” y donde se desarrolla el epicentro de su sueño emprendedor: Nuqlea.
Allí surge el concepto de “office home” con un signo distintivo desde el origen. Esta casa los convoca sin horarios, sin estructuras pero con un punto en común: comparten entrenamiento, trabajo y un propósito en un contexto muy distinto. “Después de la pandemia algunos de mis socios incluso dormían en la casa. Se trata de un eje muy simbólico de la horizontalidad que tenemos y que buscamos. Trabajamos para salir de la lógica piramidal por una de organización circular con objetivos concretos”, señala sonriente Remy, quien no duda en referirse a este como el proyecto de su vida, en el segundo capítulo de la temporada tres de “Hacedores que inspiran” de LA NACION + EY. No es una definición más para quien durante 15 años ocupó posiciones de liderazgo en las industrias química, petroquímica y de energía. Abogado por la Universidad de Buenos Aires con un master en leyes en la Universidad de Columbia, arrancó su carrera en el estudio Alfaro en Estados Unidos hasta que el 20 de diciembre de 2001, tras ser testigo presencial de la caída de las Torres Gemelas, decidió junto a su mujer volver a la Argentina natal.
“Terminé el secundario, hice la maestría en el exterior, y trabajé en los Estados Unidos y Brasil. Siempre quisimos volver pero no me decidía. La primera vez que rompí con el paradigma de que todo lo que está afuera es mejor fue por este evento catastrófico que nos dejó petrificados durante horas. Vivimos de cerca cómo se desenvolvían esos hechos increíbles y no los podíamos procesar. Ese 11 de septiembre supimos que nuestros hijos se criarían en la Argentina y tomamos la decisión de regresar”, recuerda sin eufemismos. Es que su carrera está llena de puntos de inflexión. Hoy recorre a diario el breve camino desde su casa en Tigre hasta la casa de San Isidro en la que las habitaciones encuentran a líderes de distintos equipos, el living es un eje de reuniones cross y la parrilla el punto de encuentro de cada viernes para compartir resultados, desafíos y por qué no dificultades propias de una start up con altísimo nivel de federalismo en sangre. Muchas veces se detiene en silencio y mira el funcionamiento de un proyecto que implementó tras un año sabático, el único que se tomó en toda su carrera.
La apuesta de Nuqlea es competir en el mercado de materiales de construcción de América Latina, que mueve anualmente unos US$150.000 millones y en el que solo el 3% de las transacciones se ejecuta digitalmente. Primero en la Argentina, y luego en Brasil y México como próximas escalas. Pero con un concepto distinto: una plataforma digital, de lógica circular, que conecta a los fabricantes con las pequeñas y medianas constructoras y desarrolladoras. Generan transacciones pero también financiación, logística y asistencia técnica. “Nosotros no tenemos activos propios (no tenemos depósitos, camiones, locales, ni inventarios) y eso hace más eficiente, transparente y democrático el acceso a materiales de construcción”, se entusiasma el ex CEO de Dow y de Vista, y también expresidente del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA). De ahí que quieren convertirse en el Uber o en el Spotify de la construcción con una mirada en escalas: primero local, luego regional y en un futuro global.
Nuqlea tiene hoy 23 empleados, cerca de 60 fabricantes aliados y transacciones en todas las provincias del país con ventas mensuales que llegaron a US$2 millones antes de la caída del mercado de este 2024, que fue demoledor para el sector de la construcción principalmente por el parate de la obra pública.
“Cambiar de traje corporativo por el de emprendedor fue un cierto grado de valentía, de despojarme del personaje, de dejar el cargo, dejar el status y tratar de ver qué es lo que me definía a mí como persona en esos roles, no siempre en la lógica del hacer, en la lógica de transformar. Ese fue el hilo conductor que me fue llevando de Dow a Vista o a un proyecto social que cambió mi vida y mi mirada para siempre como fue #SeamosUno”, recuerda.
Esa iniciativa solidaria que fue un puente a hoy, comenzó un 17 de marzo de 2020, tres días antes de que se decrete la cuarentena en la Argentina, a través de una conversación de WhatsApp que tuvo Remy con el sacerdote jesuita y politólogo Rodrigo Zarazaga, un conocedor profundo de las dificultades de las barriadas más pobres. “¿Propuestas? Estamos armando reuniones de equipo pero por ahora solo ideas generales”, reportó Remy. Hacía días que venían pensando iniciativas con distintas empresas. Inicialmente se les había ocurrido que podrían confeccionar equipos sanitarios para asistir durante la pandemia. La respuesta de Zarazaga fue contundente: “Morfi y logística para repartirlo. La otra opción es sentarse a esperar los saqueos. Ya han optado con anterioridad por la segunda en un par de ocasiones”. Casi un ultimátum. A partir de ese intercambio ocurrió algo inédito: el empresariado más poderoso del país puso sus mejores recursos para asistir a los más necesitados y tratar de contener un posible desborde social que recuerde a lo ocurrido en 2001, una crisis que Zarazaga recuerda bien después de que entraran a saquear la parroquia que estaba a su cargo.
“Lo conocí en un Coloquio de IDEA en el que nos pegó unas buenas piñas. Nos dijo que debíamos tener una mirada más inclusiva, más integral y sobre todo, una mirada de impacto social, además de todas las cosas que nosotros en ese momento promovimos y seguimos promoviendo como integración al mundo, eficiencia, productividad y competitividad. Fue un antes y después en mi vida”. Pero sobre todo, de esa experiencia entendió que “la potencia, la transparencia, la eficiencia del sector privado con el mundo territorial, la empatía, la cercanía con la gente, las religiones y el tercer sector es algo que tendríamos que hacer todo el tiempo y que demuestra que cuando transitamos juntos el mismo camino con objetivos comunes los resultados se logran”.
Liderazgos puente
También juegan el tiempo y las necesidades individuales en el devenir profesional. “En la primera mitad de mi carrera hubo mucho de poner herramientas en la mochila, el idioma, el conocimiento técnico, el conocer otras culturas, el entender otros negocios. Y después hay otra mitad de la carrera que es cuando vuelvo a la Argentina, que lo que uno sube a la mochila se movió a un lugar mucho más de búsqueda trascendental. Ya no se mira el metro cuadrado propio sino mucho más allá”, resume Remy.
El momento en que se organiza la plataforma empiezan a aparecer los otros jugadores: la logística, el financiamiento, la asistencia técnica, el sector público y ahí entra una lógica que el también exrugbier cree que trae intuitivamente de sus vidas anteriores, que es la búsqueda de ecosistemas colaborativos que requieren atributos de liderazgos diferenciados. “Cada vez estoy más convencido de que lo que se necesita para esta época son liderazgos puente porque no termina este mundo y empieza otro ni termina el presente y empieza el futuro. Son capas que se van interconectando, interrelacionando. Los liderazgos más exitosos son los que cruzan miradas y mundos”, describe convencido. Y agrega: “Es que a lo largo de mi carrera empecé a ver que a veces vivimos en microclimas que nos van condicionando. Empezás a escuchar siempre las mismas cosas, vas validando lo que pensás y la mejor parte pasa por salir de esa zona de confort”. De ahí que al momento de darle forma a Nuqlea apostó al capital de riesgo (venture capital). En una primera etapa con nombres propios de larga trayectoria y referencias en mercados muy disímiles. Dos figuras de renombre del básquet mundial como Manu Ginóbili y Pepe Sánchez; Sergio Kaufman (exnúmero uno regional de Accenture), Enrique Cristofani (expresidente y CEO del Santander en la Argentina); Darío Maffei (de Índigo); Javier Goñi (CEO de Ledesma); Verónica Cheja (fundadora de Urban Grupo de Comunicación); Walter Barbieri (Barbieri); y Oscar Bercovich (Uniber) son solo algunos de quienes figuran entre los 15 inversores ángeles.
“Manu y Pepe tienen una humildad fuera de lo común y una inteligencia emocional muy alta. Combinan la lógica del deportista de elite que sabe competir todos los días y buscar resultados con una motivación única”, describe. Y agrega: “En una primera etapa todos los que se sumaron son personas que admiro profesionalmente y humanamente”. Matías Woloski, uno de los emprendedores más reconocidos y exitosos de América Latina, Co-Founder and CTO de Auth0, empresa que superó los US$1000 millones de valuación y se convirtió en unicornio, figura también entre los advisors estratégicos.
A ellos se incorporaron en una segunda etapa fondos corporativos locales (Newtopia, Grupo Murchison, Banco Hipotecario y Nova) y en febrero Foundamental, un fondo alemán considerado de los más grandes y prestigiosos en constructión tech en el mundo, que aportó unos US$750.000 al proyecto. Hasta el momento habían juntado cerca de US$5 millones en base al plan que une trayectoria con futuro. El equipo de Foundamental contactó a Remy por LinkedIn. “Hay que tener en cuenta que quien invierte en una startup tecnológica está invirtiendo en varias otras apuestas, y sabe que seis o siete van a morir en el camino y una o dos van a repagar la inversión del resto. Eso es muy importante porque tiene una mirada de crecimiento exponencial para el que repaga la inversión. Desde esa lógica estás arrancando con la hoja en cero, ya estás haciendo algo que evidentemente nadie hizo antes. Por eso la disrupción. Yo me levanto todos los días en una montaña rusa, pero al mismo tiempo los grandes logros y los días malos te llegan mucho más”, se sincera Remy. Y suma: “Es esta idea de estar todo el tiempo conduciendo con luces bajas y luces altas a la vez. Las bajas para ver el pozo, el obstáculo, la necesidad de sortear agujeros en el camino; y las altas para poder pensar hacia el futuro. Creo que la Argentina en eso nos da una gimnasia única”.
De hecho, junto a ArcelorMittal (Acindar en el país) y el grupo Later-Cer (el principal fabricante de ladrillos del país) lanzaron uno de los primeros programas a nivel global de “tokenizacion” de materiales de construcción (hierro y ladrillo) con el impacto que eso significa en materia de planeamiento de producción, manejo de inventario y financiamiento para el fabricante; trazabilidad, vehículo de inversión y ahorro; mercado secundario y moneda dura de pago para el constructor. “Es sólo un paso más de nuestro objetivo principal que pasa por disfrutar cada paso e innovar todo el tiempo. Tratar desde nuestro lugar de hacer la diferencia”, concluye mientras cierra el portón de la “office home” y recorre el camino de regreso a la Casa Nuqlea entre el sonido de los pájaros y la satisfacción de la montaña rusa que supone el devenir emprendedor.