La clase media, otra víctima de la inflación
En abril, la ropa y los restaurantes fueron los rubros que registraron las mayoras subas de precios
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El impacto de la aceleración de la inflación no se limita a los alimentos y los sectores más postergados de la sociedad. En abril, tres consumos típicos de la clase media lideraron los aumentos: indumentaria, restaurantes y salud, y los datos preliminares de mayo permiten anticipar que este mes no habrá un cambio de tendencia, a partir de las subas anunciadas en los últimos días en prepagas, colegios privados y servicios de internet.
Si bien el panorama en materia de alimentos continúa siendo el más preocupante (en abril, ese rubro registró una suba del 5,9% y en lo que va del año acumulan un incremento del 28%), los consumos de la clase media también dan cuenta del efecto de la pérdida del poder de compra del peso.
En abril, el capítulo Prendas de vestir y calzado rozó los dígitos (9,9%) y en los primeros cuatro meses del año acumuló una suba del 29%, es decir, de casi casi seis puntos por encima de la inflación general.
Otro de los consumos típicos de la clase media que está corriendo más rápido que la inflación es “restaurantes y hoteles”, que aumentó 7,3% en abril y en cuatro meses subió 24,8%.
A la hora de explicar estas subas, los economistas consultados por LA NACION aseguran que no hay un único factor. “La fuerte suba que muestran algunos servicios es una consecuencia de la distorsión de precios que provocó la pandemia. Una vez que empezó a normalizarse la economía, muchos rubros que no habían podido aumentar intentaron recuperar el terreno perdido. Y a esto se suma la nueva dinámica que implica la irrupción de la política en materia de precios, con el adelantamiento de las paritarias y las negociaciones que se están realizando arriba de 50% o 60%”, explicó Lucio Garay Méndez, economista de la consultora Eco Go.
Por su parte, el economista Camilo Tiscornia diferencia la evolución de precios de la ropa de la que tuvieron servicios privados, como los restaurantes o las prepagas. “En el caso de los restaurantes es una cuestión de mercado y los precios reflejan el estado de la oferta y la demanda. Es un negocio que el Estado no puede controlar y lo que muestran las subas es que hay mucho peso dando vuelta, de los que la gente busca desprenderse lo más rápido posible”, señaló el socio. “El caso de la ropa es diferente, porque es un sector cerrado, en lo que las empresas pueden disponer de la subas, mientras que en la salud se combinan las cuotas de las prepagas, que están reguladas por el Gobierno con los medicamentos que acompañan en forma casi directa a la evolución del mercado”, explicó Tiscornia.
Nicolás Pertierra, economista del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), vinculado con organizaciones sindicales, pone el foco el fogonazo inflacionario que se vivió a partir de febrero, que se sintió con especial en alimentos. “Lo que estamos viendo es una consecuencia de no haber atacado la inflación en alimentos, ya que muchos bienes y servicios buscan ponerse a la par del ritmo con que venían subiendo ese rubro. Y lo más preocupa es que, según nuestras mediciones, los primeros días de mayo vienen un escalón por arriba de abril”, explicó Pertierra.
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