La Argentina, ¿un país innovador?
La mayoría de la gente desconfía de la capacidad del Estado para favorecer la adopción de las nuevas tecnologías e impulsar el cambio
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Como cada año, la consultora de comunicación Edelman presentó el informe global Barómetro de Confianza 2024 y este año la edición hizo foco en la valoración de los encuestados de 28 países sobre el estado y gestión de la innovación en sus sociedades. Y en Argentina, una vez más, baja la confianza hacia todo tipo de organizaciones y referentes y también se expresa pesimismo respecto de las condiciones locales para la evolución de la innovación.
Entre algunos resultados, sobresale que a nivel global el 59% cree que los gobiernos no regulan adecuadamente para favorecer la innovación, y ese número es del 61% en Argentina. La razón principal que se menciona es la falta de entendimiento de las tecnologías emergentes por parte de los organismos estatales. Además de mal regulada, la innovación se percibe mal gestionada en la mayoría de los países por el ámbito público y privado. En nuestro país el 48% de las personas dice que la innovación está pobremente gestionada, el 19% que está bien manejada y el resto no tiene una opinión. La encuesta desdobla opiniones respecto de la innovación en las democracias occidentales y afirma que la resistencia a la innovación tiene un fuerte componente político. Mientras que en EEUU, Alemania, Australia y Canadá la resistencia llega de partidos de derecha, en México y Argentina se expresa mayormente desde la izquierda. Al tomar todos los países, científicos, maestros y el “CEO de mi empresa” son las personas más confiables. Periodistas y miembros del gobierno, en los que menos se confía y ese número sigue bajando año a año.
El informe también aborda posibles soluciones que podrían restaurar la confianza en la promesa de la innovación como catalizador de mejoras para la sociedad. Son cuatro puntos: primero, la implementación es tan importante como la innovación misma, que esta sea clara y bien explicada desde la ciencia. Con avances como la inteligencia artificial, las vacunas y la energía verde en juego, explicar y gestionar los impactos es esencial. Segundo, las empresas deben asociarse para lograr el cambio. Las empresas son las más confiables para introducir la innovación en la sociedad y se valora las asociaciones con el gobierno, también. Tercero, la ciencia debe integrarse más con la sociedad. Todavía se confía en los científicos, pero cada vez están más sujetos al escrutinio público y se reclama que entablen más diálogo y comunicación accesible y finalmente, las personas reclaman “control” sobre su futuro. Cuando las personas sienten que tienen control sobre cómo las innovaciones afectan sus vidas, es más probable que las acepten, no que se resistan. Si hicieras estas preguntas en tu equipo, en tu empresa u organización. ¿Cómo creés que resultaría? ¿Se confía o no en el poder de la innovación?
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