Javier “Pupi” Zanetti: el ídolo deportivo en Milán que es referente del asado argentino
Hace más de una década Javier Zanetti tiene restaurantes; el último abrió hace dos años. Arrancó con amigos y exjugadores que querían comer “buena” carne
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El argentino Javier “Pupi” Zanetti ya es una leyenda en el Inter de Milán, donde desembarcó para la temporada 1995-96 y jugó hasta el año 2014; consiguió 16 títulos, incluido el “triplete” de 2010. Hoy es vicepresidente del club y tiene tres restaurantes: Botinero, El Gaucho y El Patio del Gaucho.
Sus dos primeros locales - tienen más de una década- ya son clásicos de la gastronomía y es difícil, en épocas “normales”, conseguir lugar para comer; muchos de los que van se cruzan con el jugador, que los recorre habitualmente. Vive con su familia en Lago de Como, muy cerca de Milán. El último restaurante en abrir también es un “éxito”.
Botinero -el nombre es un reconocimiento al responsable del calzado de los jugadores- abrió en junio de 2011, cuando Zanetti todavía jugaba. Lo encaró con su socio de El Gaucho, que ya tenía unos meses. Su encargado, Marco Galbiatti, cuenta a LA NACION que, aunque tienen un menú que mezcla la parrillada argentina con la cocina mediterránea, pocos restaurantes en Milán tienen la variedad de carnes que ellos ofrecen.
“Tenemos carnes de la Argentina, de Brasil, Escocia, Japón, Australia, Estados Unidos -enumera-. Somos especialistas”. En el ingreso, en estantes diseñados e iluminados para que luzcan, rotan 48 de los 4000 botines de jugadores de fútbol de todo el mundo que integran la colección de su dueño.
El último par en sumarse no es de un futbolista, sino de la leyenda del básquet argentino que se retiró durante las Olimpíadas de Japón, Luis Scola. Después de la despedida en la cancha de Tokio, pasó por Milán, donde cenó con su amigo Zanetti y le dejó una “joya” más para exhibir.
“No tenemos espacio para todos, así que los vamos cambiando periódicamente -sigue Galbiatti-. Hay de (Lionel) Messi, de Ronaldo, (Esteban) Cambiazo, de (Roberto) Baggio, de (Diego) Milito, de Neymar…de todos. Son un atractivo para la gente”.
El restaurante tiene espacio para 210 comensales y comer cuesta un promedio de 50 euros (unos $5700, aunque la comparación por el poder adquisitivo es imposible); con un “muy buen” vino la cuenta puede ascender a los 140 euros.
Galbiatti señala que se han convertido en un “lugar de referencia de la gastronomía” en Milán. “Es obvio que para los hinchas del Inter somos un clásico, pero vienen hasta de la Juventus porque somos muy buenos -subraya-. En Milán hay muchos buenos lugares donde comer, pero nos distingue el servicio, cómo tratamos a nuestros clientes”.
El Gaucho fue el primero de los restaurantes del “Pupi” y está fuera de la zona turística. Lo abrió en sociedad con Andrés Guglielminpietro (entonces jugaba en el Milan) y Nelson Vivas (exInter). Eran amigos, vecinos y fanáticos del asado. Cansados de no encontrar a dónde comer la carne que querían optaron por ingresar al negocio.
Hay parrilla a la vista -tras un vidrio- y varios mozos argentinos. Igual que en los otros dos locales, la carne se compra a un importador y los cortes son los “clásicos” argentinos como el lomo, el bife de chorizo y el bife amplio, o el entrecot. También ofrecen carne con hueso que no es argentina porque no puede ingresar a la Unión Europea. En ninguno de los menús faltan las empanadas y las etiquetas de vino argentinas que conviven con los de otros orígenes.
El Patio del Gaucho fue el último en abrir, en agosto de 2019, y el nombre lleva la firma del jugador debajo; su menú es “típicamente” argentino. Su manager, Domenica Maruzzo dice a LA NACION que la carne se asa “religiosamente” a la parrilla. Ubicado en la planta baja del Sheraton Milán San Siro (está muy cerca del estadio) fue diseñado por Chiara Caberlon con una mezcla de “tradición y estilo contemporáneo”.
“Un asador lidera la brigada de la cocina ofreciendo los verdaderos sabores de la cultura argentina -subraya Maruzzo-. El ambiente y las propuestas están inspiradas en los mejores asadores de las pampas y se respetan las técnicas de corte y cocina de las mejores carnes argentinas”. La tradicional parrilla de carne -con sus dos metros es la más grande de Milán- está flanqueada por un “innovador” horno de carbón Josper (mezcla de horno y parrilla) para pescados, mariscos y verduras.
El chef es Pasquale d’Ambrosio, originario de la Campania, quien también está a cargo de la gastronomía del hotel. Maruzzo insiste en que la “marca Zanetti” contribuyó al “éxito” del restaurante desde que abrió.
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