Deuda privada. Una alternativa para poner los dólares a trabajar
Las obligaciones negociables son una buena opción para inversores moderados; la clave, elegir bien a los emisores; los rendimientos promedian entre 4% y 12%
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Dólares ahorrados y dormidos bajo el colchón, o en la oscuridad de una caja de seguridad, son dólares que están perdiendo oportunidades. ¿Cómo generar rendimiento sin asumir riesgos desmedidos en la Argentina actual?
Para inversores moderados, las obligaciones negociables (ON) –es decir, los títulos de deuda que emiten las empresas para financiarse a través del mercado de capitales– son una alternativa que vuelve a estar en el radar a medida que se van diluyendo los efectos de la resolución del BCRA que obligaba a renegociar parte de los pagos al vencimiento.
Como todo instrumento de renta fija le dan cierta previsibilidad al inversor que compra con la idea de mantener los papeles hasta el vencimiento y recibir los pagos de renta trimestrales o semestrales, según los casos. Las ON en dólares pueden suscribirse en dólar billete y en algunos casos también con pesos al tipo de cambio MEP (cotización de dólar libre por Bolsa) con el atractivo de que el pago de renta y luego la amortización al vencimiento se hacen en dólares billete.
¿Cómo posicionarse en este tipo de activos? Armando una cartera propia, con distintas ON que se pueden adquirir en emisión primaria (cuando recién son licitadas) y luego desde el mercado secundario, o bien a través de alguno de los fondos comunes de inversión (FCI) que tienen deuda corporativa en su estrategia.
Damián Zuzek, CIO de SBS Asset Management, plantea antes de ir a las recomendaciones puntuales, que “el inversor debe analizar primero a qué tipo de riesgo se expone al invertir en ON, ya que el mercado de renta fija local, incluido el de obligaciones negociables, mostró variaciones en los precios muy significativas durante los últimos meses. En segundo lugar, y no menos importante, analizar a qué emisor, a qué empresa, va a elegir financiar”. Todas las emisiones tienen una “nota” por parte de las calificadoras de riesgo, que es algo así como un termómetro que el inversor puede tener como guía y es de acceso público.
Aclarado el punto anterior, que debe ser analizado en función de objetivos y plazos de cada ahorrista, Zuzek desgrana la lista de los emisores que encabezan sus preferencias: Aluar, PanAmerican Energy, YPF Energía Eléctrica, TGS, Tecpetrol, Arcor, Pampa y Cresud.
“Según los precios del mercado secundario, los rendimientos anuales de esta deuda se ubican en el rango de 6% al 12% y la dispersión en cuanto a los rendimientos mucho tiene que ver con la combinación entre el crédito y la liquidez del mercado”, explica el ejecutivo de SBS.
“En el mercado de ON encontramos para inversores de mediano a largo plazo rendimientos más atractivos y con menor riesgo de refinanciación, dado que se encuentra vigente la normativa del BCRA que posibilita el acceso al Mercado Único y Libre de Cambios para proceder a la cancelación de deudas en moneda extranjera por hasta el 40% de los vencimientos superiores a US$1 millón”, señala Sergio Maugeri, portfolio manager de la administradora de fondos de inversión de ICBC y avanza: “Hay empresas de primera línea que poseen mercado secundario para satisfacer la demanda de inversores”.
Mariano Galarraga, gerente de Banca Privada de Banco Galicia, remarca que “actualmente se consiguen ON en dólares con vencimientos de 1 a 5 años y rendimientos entre 4 y 9% anual” y aconseja a los inversores asesorarse siempre antes de concretar la compra.
Armar la cartera
Para quienes tienen dólares que quieren poner a trabajar, Ramiro Marra, director de Bull Market, arma su cartera recomendada con bonos de IRSA Inversiones, Cresud, IRSA Propiedades Comerciales, la ON de Genneia, la generadora de energía. “Para todo el dinero nuevo que tengan los inversores, los bonos de IRSA quedaron como productos a un valor adecuado para empezar armar posición. Las medidas de confinamiento que afectarán a los shoppings están siendo descontados en precios”, desglosa Marra.
Para entrar y salir en dólares también hay fondos comunes de inversión (FCI). Balanz, por ejemplo, cuenta con el fondo Balanz Ahorro en Dólares, que “busca maximizar rendimientos en el mediano plazo mediante una cartera diversificada de activos de renta fija corporativa de alta calidad crediticia y denominada en dólares”, explica su portfolio manager, Jorge Fagnani. “Este segmento resulta muy interesante dado el carry que tiene versus los activos soberanos argentinos, y el spread del que goza contra sus comparables latinoamericanos. El rendimiento del fondo en los últimos 12 meses fue de más de 18%”, aporta el analista de Balanz, y puntea: las principales empresas en donde está invertido el fondo son Tecpetrol, Panamerican, Pampa y TGS.
Otra alternativa es SBS Estrategia, “que invierte en ON en dólares y en ON en pesos atados al tipo de cambio, lo que comúnmente se llaman productos dollar linked”, explica Zuzek, y agrega: “Los inversores pueden suscribir este FCI con pesos. El rendimiento de los últimos 12 meses asciende a 55%”.
Otro FCI para entrar al mercado de la deuda corporativa es el Megainver Renta Fija Dólares. Es un FCI algo más agresivo, invierte en deuda de empresas de alto rendimiento y excelentes pagos de cupones. “Hoy vemos oportunidades en el segmento corporativo, apuntando a obligaciones negociables de empresas de primera línea y que ya hayan pasado por el proceso de reestructuración de pasivos que impuso el BCRA”, dicen los especialistas de Quinquela Fondos.
“En nuestro caso disponemos del fondo Quinquela Infraestructura, cuyo objetivo es invertir en una cartera diversificada de deuda corporativa argentina emitida principalmente en dólares, donde se priorizan empresas de alta calidad crediticia que operan en sectores estratégicos con alto potencial de crecimiento, como por ejemplo compañías del sector energético”, dicen en la administradora y agregan: “El rendimiento proyectado de la cartera actual es de 10,3% anual en dólares. Si bien se ingresa en pesos, los activos que lo conforman están principalmente en dólares y por lo tanto ofrece un grado elevado de cobertura cambiaria”.
Para el inversor, una de las grandes diferencias entre invertir a través de un FCI o hacerlo en una ON es que, en el primer caso, los pagos de renta se capitalizan dentro del fondo, mientras que con la ON en cartera, recibe esos dólares de renta cada tres o seis meses (según el caso) en su cuenta. Como contrapartida, en el FCI accede a una cartera diversificada y gestión profesional.
“Si hablamos de estrategia, lo mejor para el inversor, sin tener que pasar por un análisis de riesgo es la inversión a través de fondos comunes, dado que profesionales de riesgo analizan las compañías y permite tener una mayor diversificación en sus portafolios”, aporta en ese sentido Maugeri. De los fondos que administran el Alpha Renta Capital posee una participación superior al 15% de obligaciones negociables dollar linked y considera diez emisores diferentes de acuerdo con la oferta y demanda del mercado. “Esta oferta y demanda se rige por las expectativas de tipo de cambio, tasa de interés e inflación”, explica.
“La liquidez en el mercado secundario es inferior a la de otros activos, por lo tanto es muy importante la selección de los papeles”, remarca Mariano Calviello, head portfolio manager de Fondos Fima. “Cada emisión tiene sus propias condiciones, por eso es muy importante asesorarse antes de invertir”, dice el ejecutivo, y recomienda para los ahorristas que busquen cobertura en dólares el fondo Fima Capital Plus, “en el que hacemos foco en emisiones dollar linked únicamente”.
Finalmente, Mariano Galarraga, gerente de Banca Privada de Banco Galicia, apunta a la carga impositiva. “Hoy tenemos un mercado fluido de ON tanto en pesos como en dólares. Las primeras suelen tener demanda de inversores institucionales y fondos comunes de inversión. Las emisiones en dólares, actualmente son menos y son demandadas por personas físicas. En su mayoría tienen oferta pública, con lo cual están exentas de impuesto a las ganancias para este tipo de clientes, sí están gravadas por el impuesto a los bienes personales (esto es siempre que el emisor sea local)”.