Innovación. Los diez secretos que hacen de Israel un faro global
Cuna de soluciones de ciberseguridad e invenciones de relevancia global como el riego por goteo y el USB, cuál es el presente del país
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Hoy Israel cuenta con más de 100 empresas listadas en el Nasdaq, más que toda Europa junta. Sólo en la ciudad de Tel Aviv hay más de 1000 startups, lo que equivale a una por cada 400 habitantes. El 60% de la población tiene estudios superiores y ranquea tercer entre 138 países en Innovación en el ranking del Foro Económico Global. ¿Cómo es posible que un país en conflicto bélico permanente y sin recursos naturales sea el principal ecosistema emprendedor después de Estados Unidos? La respuesta se encuentra en su cultura singular.
En el marco de la experiencia ejecutiva Innovation Experience Israel 360, que busca unir y generar negocios entre emprendedores de la región con líderes de Israel, LA NACION accedió a decenas de conversaciones con inversores, aceleradoras, emprendedores y visitas a los empresas más innovadoras en Tel Aviv y Jerusalén, para conocer de primera mano cuál es la salsa secreta que hace de esta nación una de las más innovadoras del mundo. Estas son algunas de las claves:
1. De startup a scaleup nation
En 2009 se publicó el libro The Startup Nation de Dan Senor y Saul Singer, en el que se introducía al mundo las peculiaridades de esta nación erguida sobre la innovación extrema. Hoy, los protagonistas de la escena emprendedora israelí hablan de una nueva etapa: la de escalar empresas con propósito e impacto sobre los principales problemas del mundo. “Se está yendo hacia un nuevo estadio de empresas más grandes, estables y maduras, ya no alcanza con ser una empresa cool, sino el verdadero impacto, por eso se habla de scaleup nation”, introdujo Assaf Luxembourg, que trabaja en conectar y explicar al ecosistema israelí al resto del mundo. El inversor Michel Abadi, managing partner de Maverick Ventures, aseguró que solo invierte en equipos 100% dedicados y comprometidos, tiene en cuenta la profundidad de disrupción de la tecnología. Entre los casos que presentó en los que está invirtiendo está Soos, inteligencia artificial para la industria avícola. Mediante ondas y vibraciones controla las células de incubación que afectan el proceso de desarrollo sexual de los embriones de pollo, transformando los embriones de macho en hembra, lo que evita la matanza de 7300 millones de pollito macho por año. Otra de las invertidas es Tevel, que fabrica robot drones autónomos que cosechan fruta por fruta siguiendo algoritmos de IA maximizando la productividad y eficiencia del proceso.
2. El equilibrio de las 5 puntas.
Eduardo Zlotnik un argentino que vive hace 22 años en Israel en donde desarrolla e invierte en startups de alta tecnología con base en el país, pero que funcionen con socios y clientes de Latinoamérica, especialmente Argentina, Brasil y Colombia. “Siete de cada 10 emprendimientos no prosperan, en especial por cómo arman equipo y porque descuidan alguna de las 5 puntas que tienen que estar en equilibrio”, dice. Según la experiencia de Zlotnik el equilibrio en el manejo del saldo de caja, evolución del producto, trabajo en R&D (investigación y desarrollo), ventas y el cuidado del resto de la estructura es una danza delicada en la que puede medirse la salud de una startup. Hoy trabaja en Nandi, empresa que genera datos confiables a través de algoritmos de IA para medir y mejorar la tasa de natalidad en el ganado y aumentar la previsibilidad sobre el proceso de preñez de las vacas.
3. Crianza autónoma y con puentes hacia la adultez
Si bien muchos creen que parte del secreto del empuje israelí surge del entrenamiento que recibe toda la población en su paso de dos o tres años en el servicio militar y en la resiliencia de un pueblo que luego del Holocausto se aferra a la vida sin temer a los riesgos, sin embargo hay algo anterior. “Una cultura de la crianza que apuesta a la comunidad, casi como una tribu, en la que los niños experimentan altas dosis de autonomía, resolución de problemas y toma de decisiones desde muy pequeños y es ahí en donde podemos encontrar el germen de un modo de ser distinto”, sostiene Inbal Arieli tecnóloga y emprendedora israelí en su libro Chutzpah, why Israel is a hub of innovation and entrepreneurship. Algo que conoce en carne propia y a través de la crianza de sus hijos, relata muchos ejemplos de organización escolar (y familiar) que desafía a los niños a impactar en sus ciudades, resolver problemas reales que les enseñan a convivir con la incertidumbre, frustración y desarrollar habilidades para circunstancias cambiantes.
4. A veces hay que inventar la rueda
Cuando lo posible no es suficiente, hay que hacerse preguntas improbables para poder tener éxito. Esto es lo que hizo el general Doron Gavish, uno de los creadores de la “cúpula de hierro” (Iron Dome), el escudo antimisiles de Israel considerado uno de los recursos bélicos más exitosos en el mundo. “Hay muchos paralelismos en la creación del Iron Dome y el ecosistema emprendedor. El primero es que tuvimos que crearlo muy rápido y para ser innovadores hay que tener esa agilidad. Por otra parte, si bien usamos algunas tecnologías existentes, en cierto punto tenés que inventar la rueda, porque nadie había hecho esto hasta que nosotros lo hicimos. Entonces no hay un manual para seguir y hay que ser muy creativo para dar con nuevas soluciones con preguntas nuevas”, explica Gavish. Este espíritu de resiliencia quedó en evidencia también en la visita al kibutz (un tipo organización socialista que aún funcionan en el país) en conversación con Chelo Tunik, creador de Netafim, pionera global en riego por goteo, que transformó los suelos desérticos de Israel en territorio verde, que mostró las decenas de iteraciones que tuvo el sistema para sortear dificultades y adaptarse a las necesidades de cada suelo.
5. Las restricciones como materia prima
A veces hay que inventar la rueda, pero muchas otras veces hay que crear “con lo que hay”. Erez Tsalik, especialista en creatividad e innovación incita a innovar pensando adentro de la caja con estos cuatro ideas: la primera es “el principio del mundo cercano”, contrario al de “out of the box”, y se trata de forzar a innovar solo con recursos y restricciones existentes. La segunda es la simplicidad, solemos complicar las cosas. Si una idea te lleva más de tres oraciones, quizás sea buena pero no necesariamente innovadora. Las ideas innovadoras suenan hasta banales, dice Tsalik. La tercera es la especificidad, que es lo contrario a lo que buscamos, que algo les sirva a todos. Tenemos que preguntarnos ¿qué es realmente único de esta situación? El cuarto elemento es usar al problema como parte de la solución. En vez de tratar de eliminarlo, cosa que no siempre podemos lograr, se puede pensar: ¿cómo podemos integrar lo que lo causa a la solución? El quinto elemento lo nombra como de “aparición ideal”, en el sentido que la solución aparece sólo cuando se necesita y el resto del tiempo no estorba y está a la espera de ser útil, como por ejemplo una alarma o un antivirus.
6. La comunidad como protagonista
El bien común, la cooperación y el sentido de responsabilidad ciudadana, por sobre el personal, es otro motor de esta sociedad. United Hatzalah es una ONG que tiene como misión salvar vidas con un tiempo de respuesta menor a los 90 segundos, para lograrlo cuentan con más de 6200 voluntarios que son ciudadanos civiles que están disponibles para estar al servicio de quien lo necesite mientras llegan los servicios médicos. Estas personas se capacitan en primeros auxilios y son equipados con una mochila de rescate. Usan bicicletas, llegan corriendo, usan botes o autos, lo que sea necesario y en un año atienden a más de 650.000 niños y adultos. Moovit es otro ejemplo del espíritu colaborativo, una app que dice en tiempo real cuál es el mejor medio de transporte para llegar de un punto al otro y lo hace con la información que cargan de manera permanente los usuarios, y que funciona en la Argentina.
7. Jerarquía informal
El trato entre personas es sumamente descontracturado y horizontal. Las reuniones comienzan siempre con humor, algún agasajo culinario y con una cercanía que asombra. Aún con personalidades como Gavish, que da su charla aún vestido con su uniforme militar, pero que accede sonriente a tomarse selfies. El ejército en Israel es obligatorio para hombres y mujeres a los 18 años, y la palabra disciplina está más ligada al compromiso que a la obediencia ciega. Los nuevos ingresantes pueden desafiar las decisiones de sus superiores (a quienes llaman por su nombre de pila) y esto repercute en un ambiente donde las ideas fluyen más allá de los rangos. Lo mismo ocurre en las startups, en donde se busca que un junior y un CEO tengan las mismas chances de aportar desde sus distintas miradas del negocio sin condicionamientos de roles.
8. Foco en el gobierno de la startup
Los Inversores explicaron que en cómo los emprendedores usan el dinero hay mucha información de cómo pueden salir las cosas. Sobre la conformación del equipo Zlotnik es tajante: “Que cada uno se ocupe de la parte que sabe. El CTO, COO, CEO, el gobierno debe ser ordenado y tiene que estar muy en claro las diferentes funciones, la mayor parte de las startups no pasan el primer año y tiene que ver con cómo funcionó ese gobierno”. Gavish, que en la actualidad invierte en nuevas empresas y acompaña a emprendedores, también pone el foco en el comportamiento del equipo. “Uno puede saber cómo va a funcionar algo viendo cómo invierten el capital que levantan, por ejemplo si en los primeros meses se dedican a evolucionar el producto o a sacar pasajes en business, la disciplina y el orden del equipo es un predictor de éxito”, dice desde la experiencia.
9. Una cultura de “Chutzpah”
“El verdadero secreto de Israel es su cultura, el modo israelí es informal, muy directo, cálido y energético”, explica Assaf Luxembourg. Hasta tienen una palabra que resume este modo que es “Chutzpah”: una manera directa y sin vueltas, que aunque requiera maneras políticamente incorrectas (que podemos leer como desubicadas o rudas), encuentran en esto su herramienta para conseguir lo que quieren. Inbal Arieli lo explica en un libro como “personas con gran determinación y coraje para tomar más riesgos que la mayoría no toma y un optimismo de base por el que creen que todo puede ser posible”.
10. Debrief, aprender de lo que no salió bien
Las cosas no siempre salen bien, y aprender de esas experiencias es una parte esencial, por eso más que aprender del fracaso se habla de experimentar permanentemente e iterar hasta dar con los mejores resultados. “En Israel no vas a encontrar mucha gente que abandone, van a intentar una y otra vez para entender lo que no salió y hacerlo mejor o distinto la próxima”, dice Gavish que explica la “cultura del debrief”. “Cuando termina una misión, no nos andamos con vueltas, vamos al corazón de lo que funcionó y de lo que no y esperamos que si alguien cometió un error lo exponga con franqueza, porque sabe que no será penalizado”, dice. Lo hacen con las siguientes preguntas ¿qué hicimos? ¿qué tendríamos que haber hecho? ¿qué queremos conseguir? ¿cuál es la brecha entre el presente y lo que queremos conseguir? ¿cómo ocurriría eso? Y ¿cómo podemos hacerlo mejor la próxima?
La experiencia ejecutiva cofundada por los argentinos Alex Fain, Ryan Fain y Damian Katz, se completa con un módulo turístico por Jerusalén, Masada y el Mar Muerto en el que se comparten rituales propios del pueblo judío algo que, aseguran, ayuda a entender al país desde todos los primas posibles. En los siete años de existencia que tiene el programa, más de 2500 personas han viajado a Israel, entre los programas de Jóvenes Profesionales, Ejecutivos y Programas Institucionales. Una curiosidad más: si van a esta cuna de la innovación y ven que nadie hace fila y todos se amontonan para comprar algo en una lucha diaria que gana el que grita más fuerte, no se alarmen. Tienen una palabra para ese desorden que también explica su ADN particular: balagán, que expresa un cierto estado de caos que invita a la resolución de manera espontánea y creativa. Esta falta de reglas, dicen, genera un sistema extremadamente flexible en el que se desarrollan habilidades para enfrentarse con lo que sea que se presente. Suena a una habilidad necesaria para los tiempos que corren.
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