Inflación. Qué hay detrás del aumento en alimentos en las últimas semanas
En menos de dos semanas vencen el congelamiento de precios que el Gobierno viene aplicando en los alimentos desde hace seis meses y todo indica que desde la Secretaría de Comercio se dispondrá una nueva prórroga. Pero más allá de la intención oficial, la tregua en las góndolas enfrenta varias amenazas y en off the record, los supermercados, los autoservicios chinos y las empresas proveedoras se muestran cada vez más escépticos de la posibilidad de extender el congelamiento en forma efectiva y real.
Los temores a una aceleración de la inflación en las góndolas se ven confirmadas por algunos relevamientos de precios, como los que realiza la asociación Consumidores Libres que en su última medición de julio dio cuenta de una suba del 5,6% en la canasta básica que monitorea desde hace 25 años.
A continuación las cuatro amenazas -algunas insólitas, como que una mayor oferta y nuevos lanzamientos signifiquen más aumentos de precios, o que un proveedor disponga una suba en lugar de un descuento por volumen- que ponen en peligro la continuidad del congelamiento que viene impulsando el Gobierno desde marzo.
La brecha de las góndolas
Así como en los últimos meses se disparó la brecha de precios en el mercado cambiario con el dólar blue cotizando un 75% arriba del oficial, en los alimentos se produce un fenómeno parecido. En este caso, la mayor brecha se da entre los precios que manejan los grandes supermercados y los del resto de los canales que venden alimentos y bebidas, como almacenes, comercios chinos y pequeños autoservicios.
Las grandes cadenas tienen espaldas mucho más grandes para sentarse a negociar con los proveedores de alimentos y bebidas que buscan pasar una lista de precios con aumentos. En cambio, a los comerciantes más chicos no les queda otra alternativa que aceptar las subas o no le bajan la mercadería. Un ejemplo es lo que pasó con la leche. Los autoservicios chinos organizaron un boicot contra La Serenísima cuando la empresa número uno quiso aplicar un nuevo cargo en concepto de flete.
La consecuencia de esta dinámica es una mayor concentración de las ventas. Los grandes supermercados mantienen los precios congelados y ganan clientes -según el último dato de Scentia en julio sus ventas crecieron un 2,5% frente al 2,8% que perdieron los autoservicios independientes-, mientras que a los competidores más chicos no les queda otra opción que resignarse a aplicar los aumentos y perder participación de mercado.
El reino del revés
A la hora de pasar las listas de precios con aumentos muchos proveedores amenazan a los comercios con restringirles las ventas, lo que genera situaciones insólitas, como que algunas empresas en vez de ofrecer descuentos por volumen les apliquen recargos a los clientes que les compran más.
"Nos pasó con una bodega de las grandes. Le hicimos un pedido de 200 cajas y para entregarnos toda la mercadería nos querían colar una suba del 10%. Si le decíamos que solo le íbamos a pagar la suba que autorizó el Gobierno del 4%, nos decían que solo nos entregaban la mitad del pedido. La Argentina es un país de locos, cuando comprás más, en vez de hacerte un descuento te quieren cobrar más caro", explicaron a LA NACION en una cadena de supermercados.
La inflación mayorista
Ayer el Indec informó que los precios mayoristas pegaron un salto del 3,5% en julio, muy por encima del 1,9% que había sido la inflación minorista del mes. La suba se explica entre otros factores por el incremento del 3,8% que registraron los productos importados. Los economistas alertan que el impacto de la inflación mayorista tarde o temprano termina llegando a los precios en las góndolas por más controles que se apliquen.
"Se empiezan a convalidar los precios del contado con liquidación. Si bien aún no se lo puede trasladar al consumidor lo que se ve es que el mayorista empieza a comprar a ese precio con la expectativa de que se pueda vender a un precio más alto en algún momento", explicó a LA NACION Guido Lorenzo, director de la consultora LCG.
El boom de los lanzamientos
En línea con el estancamiento que vive el consumo desde hace más de cinco años, las góndolas argentinas muestran un bajo nivel de lanzamientos de nuevos productos y para comprobarlo no hacía falta más que recorrer -cuando se podía- un supermercado de Brasil, Chile o Uruguay.
Esta inercia, sin embargo, tiende a romperse cuando se intensifican los controles de precios y no por que las empresas descubran una súbita vocación innovadora sino por que se trata de un mecanismo de evitar los congelamientos. "Hay muchos productos ‘innovadores’ para eludir los controles", reconocen en una cadena.
"Está pasando algo parecido a lo que ocurrió en tiempos de Guillermo Moreno. Cada semana vemos que llegan a las góndolas las leches con aditivos, las ediciones especiales de yerba o los detergentes con nuevas fórmulas, que sirven para reemplazar a los productos tradicionales que hoy tienen los precios congelados", explicaron en otra cadena.
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