Ícono argentino: las grandes marcas y los jugadores regionales apuestan al alfajor gourmet
La golosina más popular de la Argentina avanza en un proceso de diversificación, sumando productores y canales de venta
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El alfajor lleva la insignia de golosina nacional, y tanto la historia como la actualidad lo reivindican. Una fábrica de alfajores santafesina fue el escenario en el que la Constitución Nacional fue redactada en 1853, acto tras el cual los constituyentes llevaron por primera vez esta golosina a sus provincias. Así lo explica Jorge D’Agostini, autor del libro Alfajor argentino, historia de un ícono. Desde aquellos tiempos, el producto echó raíces en todo el territorio, y hoy el país se posiciona como el principal productor mundial, según el Ministerio de Agroindustria.
De acuerdo con la Asociación de Distribuidores de Golosinas y Afines (Adgya), el alfajor se ubica como la golosina más consumida y conforma un segmento en permanente expansión. Mientras que en 2022 se comercializaron 6 millones de unidades por día, este año la cifra trepó a 10 millones, lo que equivale a 115 ventas por segundo y a un consumo per cápita de 79 alfajores al año.
“La industria es muy creativa, y se acomodó siempre a las exigencias del público, mediante etiquetas sin gluten, sin azúcar o veganas, por ejemplo. El alfajor, además, es económico y brinda una excelente relación costo-beneficio, en comparación con otras golosinas”, explica Sandra Sturze, gerente de Gestión de Adgya. Asimismo, si bien el segmento fue tradicionalmente empujado por los quioscos, la ejecutiva resalta el rol que hoy juegan otros canales, que permiten que el producto esté más al alcance de la mano, como cadenas de supermercados, farmacias y jugueterías.
Alfajor mediante fue también que nació el Campeonato Mundial del Alfajor en Argentina. El torneo fue craneado por Juan Sardella y Juan Soria en 2022, y este año, a partir del próximo sábado, disputará la segunda edición, con la participación de diferentes países de América Latina, de Países Bajos y de Japón, entre otros. “El alfajor es un común denominador: es la golosina preferida por los chicos para el recreo en el colegio; el primer regalo que un adolescente le da a su novia; y un producto boutique elegido por adultos”, señala Sardella. Y añade: “El mercado está en crecimiento, fundamentalmente después de la pandemia, cuando este representó una oportunidad para muchas personas que necesitaban emprender para subsistir”.
De acuerdo con datos de la industria, el mercado es liderado por la cordobesa Arcor, dueña de marcas como Bon o Bon, Tofi y Águila; y por la estadounidense Mondelez, de Shot, Terrabusi y Milka, entre otras; seguidas de las pymes Jorgito, Guaymallén y Fantoche. Sin embargo, según una encuesta realizada por la Unión de Kiosqueros de Argentina, la etiqueta más elegida es Guaymallén. Bajo el slogan “El alfajor de la familia”, la empresa fundada por Ulpiano Fernández, en 1945, inauguró el año pasado una nueva planta en Ezeiza, a fin de producir 3 millones de alfajores por día.
Outsiders que ganan peso
El atractivo de la industria captó también la atención de jugadores de otros nichos. Tal es el caso de Café Martínez, que cuenta con su propia línea desde hace más de 15 años. La cadena comercializa un promedio de 70.000 alfajores grandes, y cerca de 120.000 unidades -incluyendo los minis y conitos- al mes, a través de sus más de 210 sucursales.
“Si bien nuestro expertise es la producción de café y sus derivados, dentro de nuestra estrategia se encuentran todos los productos que lo acompañan. Los alfajores complementan la experiencia del cliente”, asegura Andrea Medina, gerente de Producto de la firma. Asimismo, desde 2018 y en el marco de un plan de ampliación de portfolio, Café Martínez relanzó su línea gourmet con nuevas recetas y añadió variedades. El alfajor de chocolate 70% de cacao se llevó una medalla en el Mundial del Alfajor 2022.
YPF fue otra de las grandes compañías que se hizo de un lugar en este segmento, y en 2015 lanzó Alfajor Full. “El objetivo fue presentar bajo la marca propia el producto más vendido y consumido por los argentinos. Esto nos permitió además fidelizar a nuestro cliente dentro de Full”, aseguran desde la empresa. Inicialmente, Alfajor Full salió en las variedades negro y blanco, los más vendidos dentro del mercado; y posteriormente, tras identificar la oportunidad de ampliar la familia cubriendo otro segmento de consumidores, se añadió el sabor mousse. Actualmente, el alfajor se posiciona en el ranking N°1 en ventas dentro de la categoría Kiosco. Apoyada en su red de estaciones de servicios, YPF comercializa cerca de 200.000 unidades por mes, y estima alcanzar las 2,5 millones en 2023.
Otro jugador, de origen diferente, es La Goulue. El negocio tuvo su punto de arranque ocho años atrás, de la mano de Guillermo Nicosia. “Mi objetivo era que se pudiera reconocer el vino dentro de un chocolate. A lo largo de dos años, probé varietales y concentraciones distintas, hasta que llegué al producto que buscaba”, explica Nicosia. Asimismo, precisa que esto implicó un desafío químico, sobre el cual había pocos antecedentes: “Desde el sector, me señalan que no había forma de incorporar vino en un relleno, porque tenía mucho contenido de agua, y no podía ser combinado con la grasa del chocolate”.
Ya instalada la línea de chocolatería, Nicosia renunció a una carrera de ingeniero y en 2017 adicionó la categoría de alfajores. A lo largo de estos años, La Goulue se trasladó dos veces de planta dentro del AMBA a fin de ampliar su producción; desarrolló su canal de e-commerce, que le permitió crecer alrededor del 40% en 2020; y lanzó la variedad rellena de dulce de leche, a fin de ganar mayor penetración. Actualmente, la compañía emplea a siete personas en la fábrica, está presente en el canal conformado por vinotecas, tiendas de delicatessen y almacenes gourmet; y exporta a Estados Unidos.
Jugadores regionales
A los alfajores catalogados como industriales o gourmet, se suma una tercera categoría. Se trata de los regionales, los que usualmente son elaborados por emprendimientos familiares, tienen ciertas características autóctonas, y se ven apalancados por el turismo. “Los alfajores son un clásico souvenir marplatense. Muchas personas, además, los compran para familiares que viven en el exterior, para que vuelvan a probar un producto típico de su país y que extrañan”, señala Micaela Badie, gerente en Milagros del Cielo, negocio creado por su tía, y que en 2022 se llevó el premio al mejor alfajor del mundo.
Milagros del Cielo nació en 1999, cuando Fabiana Ocaranza renunció a su trabajo en una fábrica de alfajores industriales, a fin de hacer algo diferente. Desde entonces, Ocaranza apostó por innovar en mezclas, a base de prueba y error, y en nuevos rellenos. Este proceso llevó al lanzamiento de su clásico alfajor de mousse de chocolate al licor, el cual desencadenó una línea especial de 90 g, que casi duplica en peso a la tradicional y que incluye sabores como limoncello, menta y café. A estos también se suman variedades como Oreo y crema de avellanas, orientadas al segmento joven. “La distinción de 2022 nos dio un giro de 360° y las ventas explotaron. Rápidamente, reestructuramos la fábrica y ampliamos el equipo”, asegura Badie. Con dos locales en la ciudad costera y un sitio de e-commerce, ahora la firma apunta a la exportación.
Otro de los nombres con historia en el país es El Rodeo, bautizado así en referencia al pueblo homónimo de Catamarca. “Durante más de 40 años, mis padres comercializaban una amplia variedad de productos regionales. Sin embargo, a fines de los ‘90, y luego de una fuerte crisis, tuvieron que cerrar la empresa”, señala Luis Salado Greco. Desde entonces, el emprendedor sostuvo la intención de retomar el negocio; el año pasado le volvió a dar vida, y en marzo de este año levantó las persianas de su primer local.
Actualmente, El Rodeo cuenta con una línea de alfajores artesanal y moderna, que combina las recetas tradicionales, con la maquinaria para dosificar los dulces y agilizar los procesos de bañado y de envasado, entre otros. La estrella: el alfajor de cayote, dulce de leche, nuez y queso, bañado en glasé. “Este es un alfajor de autor, que refleja los postres regionales del norte”, explica Salado Greco. La empresa produce alrededor de 3000 unidades por día, con el objetivo de escalar a 30.000. Para ello, tiene en agenda el próximo desembarco en la Ciudad de Buenos Aires, para desde allí expandirse al resto del territorio mediante un sistema de franquicias.
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