Historias. Se quedaron sin trabajo, pero lograron salir adelante en la cuarentena
La pandemia de Covid-19 y las restricciones de la cuarentena tuvieron un efecto negativo sobre el nivel de actividad y el empleo. Los datos del Indec muestran que el desempleo subió al 13,1% en el segundo trimestre el año, y los especialistas aseguran que esta cifra no representa el impacto total de la crisis, porque no contempla a los que perdieron su trabajo pero que, por la cuarentena, no buscan activamente uno nuevo.
En junio, hubo 338.000 trabajadores registrados menos que en el mismo mes de 2019, según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), un dato que muestra el impacto de la crisis económica que atraviesa el país.
Ayudas sociales
Durante la crisis de 2001, Marta Bekerman, docente de la UBA, junto a un grupo de voluntarios se pusieron en marcha para capacitar y apoyar económicamente mediante microcréditos a vecinos de las villas de Buenos Aires. Así, lograron ayudar a unas 15.000 personas, y cuando comenzó la pandemia de coronavirus, Avanzar, la organización de la especialista, puso de nuevo en marcha este proyecto.
Ante la crisis económica actual, muchas personas quedaron sin rumbo y sin alternativas para sobrellevar el día a día. Sin trabajo y con un futuro incierto, programas de ayuda como los de Avanzar representan un impulso para retomar una actividad y generar una nueva fuente de ingresos.
"El espíritu del emprendedor es reinventarse todo el tiempo". Jorge Baiz tiene 51 años y a lo largo de toda su vida fue cambiando de trabajo y profesión: trabajo de electricista y hasta fue reparador de computadoras. Trabaja desde los 17 años y se propuso superar cada obstáculo. La pandemia, uno más de ellos.
A los 36 años empezó a dedicarse a la computación. Con ganas de ampliar su público y querer empezar otro trabajo, comenzó con un emprendimiento de café y desayunos. "Tenía un trabajo seguro, pero en menos de un mes me lancé con la nueva idea y en poco tiempo ya tenía cinco carritos de café", dijo. Por unos años tuvo que dejar este proyecto, pero en 2019 arrancó otra vez y con un crédito de Avanzar de $15.000 pudo arreglar sus instrumentos de trabajo.
Igualmente en marzo, Jorge tuvo que dejar su sueño del emprendimiento y, con sus conocimientos sobre la tecnología y su amor por arreglar cosas, se reinventó una vez más.
"No podíamos vender café en la calle. Además, Once quedó devastado porque son todos locales", explicó. Una semana después de que comenzara la cuarentena, comenzó a armar computadoras. Hoy, lleva 12 unidades vendidas. "Compro las piezas y las armo según lo que me piden los clientes", dijo.
"Uno tiene que reconstruirse y cambiar la cabeza. Ya no hay un almacenero detrás del mostrador, se acabó el contacto físico", analizó. A futuro, Jorge sueña con abrir su emprendimiento de viandas de comida, pero sabe que los arreglos de computadoras lo van a acompañar por un tiempo más.
Del oficio a la cocina
Fernando López también se reinventó muchas veces en la vida y la pandemia de Covid-19 no fue la excepción. El es abogado y hace tres años que vino al país desde Venezuela. Trabajaba en un estudio jurídico y a partir de que se decretó el aislamiento obligatorio quedó a la deriva. Junto a su mujer empezó a cocinar la típica comida venezolana y empezaron las ventas entre sus conocidos.
Con la ayuda de Avanzar lograron comprar todos los instrumentos que necesitaban para empezar su emprendimiento. "No es un ingreso fijo, pero nos ayudó para seguir adelante", dijo. Desde su propia casa y en familia, preparan las bandejas y se encargan de los envíos. Mientras espera la convalidación de su título universitario, pretende seguir con este proyecto.
Carmen Giménez también comenzó a vender comida. En su caso, ella es costurera y desde que arrancó la cuarentena no tuvo clientes ni dinero para invertir en nuevas telas. Con el Ingreso familiar de emergencia (IFE), ayuda que entrega la Anses, se compró una panchera y empezó a vender en la vereda de su casa. Durante el verano, apuesta a mantener su iniciativa.
"Me tuve que adaptar a las circunstancias", dijo y agregó que desde Avanzar la ayudaron para armar su negocio. Cocina todos los días y los domingos prende la parrilla. Su casa está a 20 metros de una avenida y cerca de una parada de colectivo. Es un lugar de paso, y le permite ganar entre $1000 y $2500 por día.
Cambios rotundos
Natalia Salvático es maquilladora social y da clases de automaquillaje. Su trabajo requiere del contacto físico y las restricciones del aislamiento siguen sin permitirle seguir con sus tareas. "Arranqué a vender por internet productos de maquillaje y del cuidado de la piel", explicó. Según ella, falta tiempo para que vuelva a su trabajo, pero mientras tanto trata de potenciar sus ventas y prepara sus clases online.
"Hay que estar todo el tiempo en movimiento, nunca fue opción quedarme con los brazos cruzados. La cuarentena hizo que muchas personas tengan que cambiar su estrategia", aseguró.
La cuarentena hizo que muchas personas tengan que cambiar su estrategia
Hace un año y medio José Luis Franco y su mujer, Lisseth Castillo, tienen un emprendimiento llamado Bocadito's. Elaboran flanes, tortas, dulces tradicionales y budines de pan. Avanzar también les dio un crédito con el que pudieron comprar más bandejas y moldes para cocinar.
Él fue camarógrafo en un canal de televisión de Venezuela durante 25 años, pero dada la situación política del país decidió migrar, en 2017, a la Argentina. Debido al aislamiento y las pocas ventas, comenzó a trabajar como jardinero en una empresa en San Miguel.
"Con eso nos hemos mantenido. Por un tiempo todo paró, pero en abril nos volvieron a llamar", explicó. A futuro, José Luis sueña con tener un negocio propio. Por ahora sigue vendiendo a través de las redes sociales y tomando pedidos por encargo. "No se vende todos los días, pero poco a poco nos van recomendando", aseguró.
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