Hay vida más allá de Bill Gates. Cómo Satya Nadella tiene que volver a reinventar a Microsoft
Cuando Satya Nadella se convirtió en 2014 en el tercer líder de Microsoft hubo una foto que captó el momento. Se lo ve flanqueado por Bill Gates, el cofundador y presidente, y Steve Ballmer, el sucesor de Gates como CEO. Los dos magnates tecnológicos blancos se ven confiados y con ropa informal. Nadella, hindú-americano, se ve encogido en su traje, sonriendo incómodo.
Tenía un motivo esa sonrisa incómoda. La compañía estaba en un pozo. Mientras se atrincheraba en su sede de Redmond, Washington, Apple inventaba el iPhone y empresas como Google y Facebook irrumpían desde Silicon Valley. El precio de sus acciones apenas si se movió durante años. Cuando se hizo cargo, dice Nadella, muchos analistas se preguntaban si Microsoft podría "llegar a la otra orilla". Lo hizo. Y con aplomo.
Nadella destronó el sistema operativo Windows como su producto principal. Llevó el software y los servicios de Microsoft a otros sistemas operativos, incluyendo Linux de "código abierto", además de incorporar a los de Google y Apple. Y lo más importante es que ubicó la rama de computación en la nube de Microsoft, Azure, lanzada en 2010, en el corazón del negocio. El resultado ha sido un crecimiento de dos dígitos de los ingresos y una capitalización de mercado de US$1,6 billones. Sólo Apple y la petrolera Saudi Aramco son más valiosas.
Microsoft tuvo éxito en su reinvención mientras que otras firmas tecnológicas que buscaban una segunda vida, tales como IBM y Oracle, no lo lograron. Pero nada dura para siempre en el mundo del cambio constante de la tecnología. El negocio de la vieja computadora personal (PC) se ha desacelerado. Los productos de la firma no siempre son los mejores o los más populares. Muchos expertos consideran que Azure está tecnológicamente por detrás del líder del mercado, Amazon Web Services (AWS). Y un gran número de usuarios prefieren hacer sus llamadas por vídeo en Zoom y chatear en Slack en vez de utilizar Teams de Microsoft. Este año Microsoft fracasó en la compra de TikTok, que podría haber dado impulso a sus negocios de consumo masivo lo que incluye la consola de juegos Xbox y (algo menos interesante para los usuarios de TikTok) y la red social LinkedIn. La popular app china de videos cortos terminó sellando una asociación con Oracle. Y Microsoft tiene que vérselas no solo con Amazon sino con los gigantes tecnológicos más jóvenes como Alphabet (la empresa madre de Google) y Alibaba y Tencent de China.
Presión constante
La presión para tener éxito es inmensa. Las acciones de Microsoft se han más que quintuplicado en su valor desde que Nadella se hizo cargo. Ahora se comercian a 37 veces el valor de los ingresos, un múltiplo más elevado que el de Alphabet, Apple o Facebook (aunque muy por debajo de la razón de Amazon de 123). El precio de la compañía apunta a la perfección, dice Mark Moerdler de Bernstein, una firma de estudios.
Frente a este escenario, Nadella reconoce el desafío. "Esta no es una transición lineal", dice. "Cuando la primera pieza del juego llega a una meseta la cuestión es: ¿se tiene las demás cosas que se necesitan?" En un esfuerzo por responder a tanta expectativa está sacudiendo el polvo a viejos recursos -vender paquetes de productos y licencias- cuyo uso agresivo llevó a Microsoft a tener problemas con las autoridades antitrust desde fines de la década de ‘90 y le ganó el apodo de "imperio del mal". Siendo parte de la firma desde 1992, recuerda esos tiempos cuando la compañía evitó por poco una división forzada. ¿Puede seguir creciendo y evitar los antiguos problemas?
Hasta 2014 Microsoft tenía cinco áreas de negocios diferentes. La mayor parte de las ganancias provenían de tres de ellas: Windows, su software Office (hojas de cálculo, procesadores de palabras, PowerPoint y otros por el estilo) y programas para los servidores usados en centros de datos y redes corporativas. El entretenimiento y dispositivos, incluyendo la Xbox, ganaban poco de dinero. Servicios online tales como el motor de búsqueda Bing y el portal de la red MSN, no.
Nadella reconfiguró esta estructura. Hoy los aproximadamente veinte unidades de negocios de Microsoft se pueden clasificar en tres grandes grupos: la nube, software de productividad y procesos de negocios y computación personal. Cada uno de ellos contiene uno de los puntales lucrativos -servidores, Office y Windows- junto con otros como las PC Surface y pizarrones digitales o el software de negocios Dynamics. Muchos de los negocios giran en torno de Azure, que se ha convertido en la columna vertebral computacional interna para las aplicaciones de Microsoft, así como un producto para vender a los clientes. Las incursiones en la computación cuántica futurista o en la realidad virtual y aumentada operan por sí mismas, al mismo tiempo que aumentan las capacidades de Azure. Lo mismo sucede con los algoritmos de inteligencia artificial (IA), que se entrenan con datos de Bing, LinkedIn y otros.
Si cualquiera de esas apuestas sofisticadas tuviera éxito a gran escala, afilaría la ventaja innovadora de Microsoft, que se ve más roma que las de Amazon o Alphabet. Incluso si no sucede, Microsoft puede tener éxito comercializando productos en vez de inventando productos nuevos. La frase ingeniosa que repiten en la compañía es que nunca es la primera en llegar a un mercado y a menudo tampoco es la segunda, pero "nos vamos a quedar con todo el dinero".
El dicho se cumplió en el caso de Office. Excel no fue la primera hoja de cálculo (¿alguien recuerda Lotus 1-2-3?). Pero muchos ingenieros de software lo consideran el programa más influyente jamás escrito, en parte porque ha sido adoptada tan ampliamente. Alrededor de 1200 millones de trabajadores usan Office u Office365, una versión en la red que se ofrece a través de Azure. En esto también Microsoft fue a la zaga del software g-suite de Google que, entre otras cosas, permitía a múltiples usuarios trabajar en un mismo documento a la vez. Los entusiastas de Google bromean respecto de lo que ven, la mentalidad de "guardar como" offline de Microsoft.
Aún así los jefes corren peligro si intentan separar a los empleados de oficina de su Office y especialmente Excel. Como resultado de esto Microsoft controla 87,6% del mercado de tal software, comparado con el 11.5% de Google, según la consultora Gartner. Para apuntalar Teams, Microsoft ha comenzado a empaquetarla con Office365 sin cargo; para abril Teams tenía 75 millones de usuarios diarios. Práctica desleal dicen sus rivales; en julio Slack lanzó una demanda antitrust contra Microsoft. Argumenta que Teams es una copia de su producto que apunta a matarlo, tal como el Explorer de Microsoft liquidó a Netscape, un navegador rival, lo que llevó a su batalla con los reguladores.
Microsoft ha sido un seguidor súper veloz en la nube. En el libro de Nadella sobre la transformación de la firma, Pulsa actualizar, describió que para cuando se hizo cargo de la dirección de Microsoft AWS había construido un vasto negocio de la nube sin competencia. "Amazon encabezaba una revolución y nosotros ni siquiera habíamos convocado a nuestras tropas", escribió.
Lo que está en juego es inmenso. Con el tiempo se espera que la mayoría de las compañías del mundo trasladen su computación a la nube. La parte del gasto que va a la nube ya se acerca al 10%. Pero eso ya significa un mercado anual de US$240.000 millones. Dado que se espera un crecimiento anual de casi el 20% podría llegar a US$1 billón en poco tiempo.
En la nube Azure se enfrenta a dos grandes rivales -AWS y Google Cloud Platform (GCP)- y otras dos, Oracle y Alibaba Cloud. Su participación en el mercado ha crecido en forma sostenida, a 18%. Nuevamente, la buena relación de Microsoft con empresas le ha dado buenos réditos. Aún domina partes del software de negocios y casi cuatro de cada cinco computadoras personales funcionan con Windows, al igual que el 72% de todos los servidores. Puede ofrecer a los clientes corporativos un solo precio para un paquete que incluye Azure, Office y otros programas. De ese modo Azure puede terminar costando sólo un quinto de lo que cuesta AWS, según dice Microsoft (AWS lo cuestiona). Y es más fácil de usar que la oferta de Amazon, cuyos recursos avanzados abruman incluso a algunos profesionales de ti.
Microsoft no puede darse el lujo de que a Azure le vaya mal. Se estima que Azure aporta sólo un décimo de la ganancia operativa anual de Microsoft de US$53.000 millones. Pero cada trimestre Wall Street se obsesiona con la velocidad a la que está creciendo la nube, señala Heather Bellini del banco de inversión Goldman Sachs. Recientemente los analistas se han visto desilusionados al ver que se desacelera el crecimiento, de un 59% año contra año en los tres primeros meses de 2020, a un 47% de abril a junio. (En alguna medida el consuelo que le queda a Microsoft es que el crecimiento de AWS también se ha desacelerado en los últimos trimestres.)
Es seguro que a Azure la afectarán nuevas reglas para las licencias, al igual que le ha sucedido a Teams con la oferta de paquetes de programas. Hasta ahora Microsoft permite que los usuarios usen su software en servidores de AWS o cualquier proveedor de la nube bajo una práctica llamada "compre su propia licencia" (la sigla en inglés es byol, buy your own licence). Esa libertad permitía cambiar fácilmente; del total del software de Windows en la nube, 57% opera en la red de AWS, casi el doble que en la de Azure.
Evitar la defenestración
Al arrastrar clientes renuentes a usar Azure de modo demasiado agresivo Microsoft puede hacer que muchos de ellos rechacen Windows o, posiblemente, provoque una violación masiva de las reglas, apostando a que el gigante del software no las impondrá.
Takeshi Numoto, jefe de marketing del principal negocio comercial de Microsoft, dice que la retroalimentación que está recibiendo Microsoft respecto de la elección de nube después de la aparición de las nuevas reglas es positivo, agregando que: "queremos que todos los clientes nos digan si hay maneras en que podemos mejorar nuestra asociación y dar soporte a sus negocios".
¿En qué medida está flirteando Microsoft con el tipo de conducta que lo metió en líos en la década del ‘90? Después de su dura batalla antitrust es probable que proceda con cautela. Si Europa se demuestra sensible a Slack, la firma de mensajería podría presentar una demanda similar en Estados Unidos. Si eso sucede, Microsoft podría ofrecer concesiones para que no se concrete.
Nadella se resiste a la idea de que Microsoft está yendo más allá de lo que debería. "Mire la cantidad de firmas que hay de software como servicio para empresas e infraestructura", dice. Esto no sugiere precisamente que es "una compañía monopólica que recibe una ganancia monopólica". En su defensa Microsoft por cierto puede argumentar que Azure ha traído la competencia a la computación en la nube, que de otro modo podría haber sido dominada por AWS.
En este sentido, Nadella no sufrió la vergüenza de tener que testificar delante del subcomité antitrust del Congreso, que recientemente interrogó duramente a sus colegas de Alphabet, Amazon, Apple y Facebook. Un informe del Congreso sobre la dominación digital de las tecnológicas no apuntó a Microsoft. En cambio los agentes antimonopólicos de Estados Unidos tienen en la mira a Google.
La oferta de Microsoft de entre US$25.000 y US$30.000 millones por TikTok pudo haber sido un gran triunfo para la competencia. Si hubiese tenido éxito, Microsoft hubiera desafiado a Google y Facebook en el terreno de la publicidad digital en poco tiempo. Las inmensas cantidades de datos de TikTok sobre sus usuarios adolescentes hubiera alimentado la inteligencia artificial de Microsoft, que compite contra los algoritmos que son desarrollados por todos sus grandes rivales tecnológicos en Estados Unidos y China. La compra de ZeniMax Media, un desarrollador de juegos, por US$7500 millones para apuntalar su floreciente plataforma de juegos en la nube no compensa la oferta fallida.
Los problemas antitrust de Google podrían ofrecer un consuelo. El caso puede sacudir las búsquedas en Internet, ayudando a Bing. Es un pez pequeño pese a tener una calidad de resultados de búsquedas que no es tan diferente del de Google. En una insinuación de que Microsoft podría querer revivir su motor de búsquedas, este mes se le cambió el nombre a "Microsoft Bing".
Nadella está confiado respecto al crecimiento futuro y su incomodidad inicial en sus presentaciones en pública está siendo reemplazada por una seguridad justificada y resoluta. "Tenemos la suerte de estar en el negocio tecnológico y su gasto irá del 5% del PBI al 10% en los próximos 10 años", dice. Pero la competencia por esos dólares está al rojo vivo. La respuesta de Microsoft -presionar fuertemente a los clientes- puede funcionar al corto plazo. Pero al acelerarse el ritmo del cambio en la industria tecnológica, gracias a abundantes cerebros y montañas de capital, los clientes pueden poner la innovación por delante de la lealtad a los proveedores de larga data. Es improbable que baste con una única reinvención exitosa.
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