Habilidades para planificar el 2024
Tener bien en claro hacia dónde se quiere ir es el primer paso, aunque no siempre resulta fácil definirlo
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Si sos de los que usa el mes de noviembre o los primeros días de diciembre para proyectar su próximo año, tengo una recomendación para hacerte: no empieces a llenar de planes y objetivos el 2024 sin antes hacer una pausa y meterle algo de método a ese armado.
Es bastante tentador ponernos a armar listas de deseos y grandes objetivos, pero también es una receta para la frustración temprana. Existen métodos de planificación que ayudan a ordenar y avanzar con claridad. Aunque parezca obvio, tener bien en claro hacia dónde se quiere ir es el primer paso y no siempre resulta fácil definirlo.
Queremos todo y todo al mismo tiempo, sin embargo es necesario priorizar y hacer foco. Sofía Geyer es fundadora de Human Lab, donde se dedican a investigar la intersección entre neurociencias y psicología de la creatividad, y aporta dos modelos para armar un plan posible para nuestras metas. “Pensar en un norte, en algo que nos guía, nos pone en marcha, pero no pueden ser muchos nortes al mismo tiempo, sino caemos en ‘goal cluttering’, que es un exceso de objetivos”, explica.
Para nuestro cerebro tener tantas acciones y planes en simultáneo no solo le saca foco, sino que le sobrecarga la mente. Por eso, se trata justamente de ordenar, descartar y elegir. Una forma de hacerlo puede ser escribir 15 objetivos o metas, luego reducirlas a 10 y llegar hasta 5. Ese ejercicio de despojo, nos da mucha información sobre lo que ocupará nuestra agenda y también sobre las cosas que tendremos que ‘dejar ir’ para lograrlo. Recuerdo una manera de implementar esto difundida por el magnate Warren Buffett, quien habla del “método 25/5″. Luego de visualizar sus 25 prioridades, elige las cinco principales y no puede saltar a la sexta hasta no haber sido excelente en las primeras cinco.
Luego de diseñar el plan y las acciones, toca seguir por algo contraintuitivo: imaginar todos los posibles obstáculos para lograr ese “norte” al que queremos llegar. Cuando se hacen estudios de técnicas de creatividad, una de las más efectivas es el mental contrasting: en vez de poner el foco en todo lo bueno que puede pasar, se pone el foco en todas y cada una de las trabas que pueden aparecer para alcanzar lo que querés lograr. Por ejemplo, quiero salir a correr tres veces por semana. ¿Posibles trabas? Que llueva, no tener un lugar cercano para hacerlo, no tener la indumentaria adecuada, no encontrar el momento del día para hacerlo, etc. Visualizar esos escollos posibles, nos permite diseñar soluciones concretas. “En ese momento es que hay que pensar y describir las posibles acciones para sortear las trabas. Esto ejercita la adaptabilidad y la flexibilidad de sortear todos los posibles obstáculos que es muy probable que aparezcan en el camino y si la frustración asoma, ya tenés ideas extras pensadas”, cierra Geyer.
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