Gestión ambiental preventiva: el camino de las pymes saludables
Reciclar equipos y reducir residuos son algunos de los pasos que ayudan a las pequeñas empresas a ser ecológicas, sin resignar rentabilidad
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El cuidado del medio ambiente se convirtió en un factor competitivo para cualquier empresa, incluyendo a las pymes que deben plantearse políticas de prevención y reducción de residuos como una estrategia para bajar costos o generar nuevas líneas del negocio.
Hace treinta años, el economista Hopfenbeck Waldemar escribió que para su supervivencia, las organizaciones deben resguardar tres dimensiones: la económica (rentabilidad, productividad, capacidad competitiva), la social (que contempla no solo la creación de empleo sino también las condiciones laborales) y la ecológica, que abarca desde el ahorro de materias primas hasta la protección de los recursos naturales.
Desde ese momento, los consumidores y los trabajadores vienen ejerciendo, año a año, más presión sobre las compañías para que sus procesos sean más amigables con el medio ambiente. “La mejor prueba de esta demanda es que una conocida plataforma de compra- venta local incorporó un sector de productos sustentables. No fue una cuestión ética sino porque es un mercado en crecimiento”, explica Marcelo Corti, director ejecutivo del Centro de Desarrollo Sustentable Geo de la facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
En 1987 la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo presentó una investigación conocida popularmente como el informe Brundtland. Su principal conclusión era que no existe crecimiento económico sostenido sin un ecosistema sustentable y un desarrollo social a largo plazo.
Medidas preventivas
Para lograr esos objetivos, es clave tomar medidas preventivas donde se conjuguen el factor económico, el bienestar de los empleados y se minimice el impacto medioambiental. La suma de estos elementos desembocan en la creación de una organización sustentable.
“No debemos olvidarnos que la mayoría de las pymes argentinas tratan de sobrevivir. Se proponen hallar alternativas creadoras de ingresos y achicar sus gastos. Entonces, convertirse en ‘sustentable’ les suscita miedo, desconfianza e incluso la creencia de posibles aumentos de costos y pérdidas”, reveló Corti.
El centro de desarrollo sustentable de la Facultad de Ciencias Económicas intenta aminorar esos temores y al mismo tiempo de lograr una mayor involucración de las pequeñas empresas en esta temática. Para alcanzar estos objetivos lanzará en breve un manual de buenas prácticas para ese sector productivo y además en la creación de un sello para su certificación gratuita.
Economía circular
La fundación Ellen Macarthur considera que el modelo de “extraer, producir, desperdiciar” está llegando al límite de su capacidad. Y frente a este escenario, la iniciativa circular sería una solución virtuosa reingresando los desechos al sistema productivo.
En España, la puesta en marcha de esa filosofía está en alza. El 60% de sus pymes emplean ya materias primas recicladas en su proceso de industrialización. El 71,3% reutilizan sobre todo papel y cartón. Por su parte, el 58% consumen materiales y productos con certificación y producción bajo criterios sustentables.
La contracara de estos cambios es el hecho de que la expansión del segmento de reciclaje creó, en ese país, puestos de trabajo de baja calificación. Sin embargo, se estima que en los próximos años demandará personal altamente calificado. Estas proyecciones hablan, para 2030, de 160.000 empleos nuevos para ese sector.
Una herramienta que contribuye a que las pymes consigan un mejor desempeño es la gestión ambiental preventiva. El programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) define a la producción más limpia (P+L) como la aplicación continua de estrategias medioambientales preventivas e integrales. Estas se emplean tanto en los procesos como en los productos y servicios que se ofrecen al público.
Los objetivos son reducir el riesgo de las personas, aumentar la competitividad y garantizar su viabilidad económica de una empresa. El primer paso es identificar las etapas del proceso productivo donde se desperdician recursos y avanzar en mecanismos que permitan maximizar el empleo de materiales, agua y energía.
Al mismo tiempo, se incentivan las buenas prácticas operativas. Esto se traduce en educar a los operarios en el empleo correcto de máquinas y recursos de manera de minimizar los accidentes de todo tipo.
“Muchas veces, el empleado no recibe información sobre sostenibilidad. ¿Cuántas veces vemos al personal de una empresa no apagar su PC al finalizar sus tareas? La compañía debe generar políticas claras en este tema. Asimismo, el trabajador debe hacer su aporte en esta cuestión”, recalcó Wilson Calderón, senior Technical Manager de ManageEngine.
Otro ítem de la P+L es el reciclaje. Entre sus ventajas se destaca el ahorro. Al optimizarse un proceso, se demanda menos recursos en los procesos de fabricación de un producto o prestación de un servicio.
Tecnología verde
La filosofía green IT o green computing (tecnologías verdes) se puede incluir dentro de las prácticas limpias. De acuerdo a esta óptica, las pymes se abocan a la recuperación sustentable de equipos informáticos desechados por las grandes organizaciones. Este proceso, conocido como refurbished, permite maximizar la optimización de los recursos informáticos y su viabilidad económica con el mínimo impacto en el ecosistema.
La producción global de basura electrónica está creciendo a un ritmo de 2 millones de toneladas anuales, en torno a un 3 o 4%, debido a las mayores tasas de consumo de aparatos y dispositivos, con ciclos de vida más cortos y opciones de reparación limitadas. Y se prevé que en 2030 la cifra alcance los 74 millones de toneladas, según la WEEE Forum, organización que reúne a los principales sistemas de responsabilidad ampliada del productor de aparatos y equipos electrónicos.
El refurbished además es una alternativa para facilitar la digitalización de pequeñas empresas, que pueden acceder a dispositivos de segunda mano con certificado de remanufacturación. “Incluso, las grandes empresas se lo venden a sus colaboradores. Esto pasa mucho con las notebooks que cuentan con un año de garantía tras su depuración”, señaló el ejecutivo de PC Discount.
“El reuso de aparatos electrónicos permite a una empresa recobrar dinero. Como mínimo recuperan el 25% del valor del dispositivo. De igual forma ayuda a achicar la brecha digital”, enfatizó Alberto Esswein, CEO de Pc Discount.
Cada tres o cinco años, los grandes conglomerados renuevan su parque informático. “Entonces, surge un gran dilema: qué hacer con esos equipos. Se plantea ahorrar una cuestión de disponibilidad de activos. Muchos años atrás, se los regalaban, se lo contrataba un gran volquete y se los tiraba ahí, hasta se los guardaba en un depósito”, recordó Esswein.
La quita de los subsidios a la energía demanda, por su parte, la puesta en marcha de medidas para reducir su consumo. “Está comprobado que siendo un poco más eficiente en su uso se puede ahorrar alrededor de 25%”, afirmó Corti del Centro Geo.
Para optimizar ese gasto es necesario conocer la demanda exacta de energía. “Lograr ese objetivo demanda una auditoría y hacer un seguimiento. Esto permitirá implementar políticas y estrategias para hacer más sostenible a la compañía”, enfatizó Calderón.
Cualquier monitoreo permite detectar, por ejemplo, si existen servidores subutilizados y, sin embargo, están conectados y consumiendo energía. Estos análisis ayudan, mientras “se educa” a los empleados en el buen uso energético.
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