Fertilidad femenina: científicas argentinas crean una startup que podría ser un nuevo unicornio
Lanzaron el tratamiento que no incluye medicamentos en Estados Unidos; se basa en un kit autoadministrado y en cambios nutricionales; una aceleradora está involucrada en el proyecto.
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Dos científicas argentinas crearon una startup que, según sostienen, mejora la tasa de fertilidad sin medicamentos. Están en plena campaña de lanzamiento en Estados Unidos. Microgénesis cuenta con el apoyo financiero de AvantLab, una aceleradora referente en health-tech en Latinoamérica que está convencida de que la empresa puede convertirse en un nuevo unicornio argentino (empresas valuadas en más de US$1000 millones). El problema de infertilidad afecta a unas 186 millones de mujeres a nivel global, en un mercado que representa US$ 8,1 billones.
El tratamiento propone, mediante un kit de análisis autoadministrado de bajo costo, que las mujeres que quieran concebir y no puedan, detecten rápidamente problemas del microbioma y los solucionen a base de nutrientes de precisión, libre de medicamentos.
Gabriela Gutiérrez, de 52 años, y María Agustina Azpiroz, de 39, llevan más de 15 estudiando temas genéticos relacionados con la fertilidad femenina. Después de varias coincidencias en congresos, investigaciones y empleos, impulsaron esta compañía que vincula los problemas de fertilidad femenina con las condiciones inflamatorias ligadas a disfunciones intestinales.
Como se trata de un test no invasivo y el tratamiento es nutricional -no con medicamentos- no hay una barrera regulatoria en Estados Unidos para salir al mercado; sólo debieron validar el test en un laboratorio certificado y salen en la categoría de “bienestar”.
“Aunque no necesitamos aprobación de FDA para salir al mercado -sostiene Gutiérrez-, sí queremos hacer todo el camino en paralelo para que en el futuro el tratamiento sea reembolsable por las aseguradoras de salud”.
A través del kit se recolecta una muestra de hisopado vaginal y una de sangre que permiten identificar los microARN que viajan del intestino al microbioma femenino y, en consecuencia, determinan las condiciones metabólicas para la reproducción. El alta de cada mujer se autogestiona desde la plataforma web de la iniciativa, que permite habilitar el diagnóstico y el seguimiento personalizado.
Con el análisis de las muestras se determinan qué microorganismos faltan y cuáles crecen en exceso y se identifican nutrientes de precisión, y se hace una formulación personalizada de nutracéuticos y probióticos que la mujer debe incorporar.
Gutiérrez explica a LA NACION que el modelo fue probado tras un estudio clínico que incluyó a 287 mujeres con problemas de fertilidad y fallas. En promedio, en cuatro tratamientos de fertilidad asistida, solo el 26% había logrado quedar embarazada, pero sin poder ser mamá en unos 10 años promedio de búsqueda. En 90 días de uso de probióticos y reeducación alimentaria, en un lapso de seis meses posteriores, 75% logró embarazarse. “Nacieron 199 bebés”, dice y agrega que en enero pasado realizaron el mismo estudio en Estados Unidos, con 38% de embarazos en los primeros 90 días posteriores al tratamiento.
Las científicas trabajan también para dar respuesta en tratamientos ligados con menopausia, síndrome de ovario poliquístico, diabetes, obesidad y otras enfermedades crónicas.
Sebastián Gryngarten, CoFounder de AvantLab, indica que acelerar empresas de salud es clave para mejorar la vida de la gente y entiende que, lo mejor, es hacerlo “a través de la innovación, de adoptar herramientas digitales que permitan llegar a más población de forma personalizada y, además, hacerlo de forma sustentable”. Colaboran con las estrategias de las startups para el crecimiento internacional, además de hacerlo para que consigan fondos.
Latinoamérica tiene un potencial de innovación importante, describe, y por eso produjo unicornios en la industria de retail y fintech: “En salud no es diferente, pero a veces es más difícil lograrlo porque es un mercado regulado, con diferencias en cada país; el que consume los servicios generalmente no es el que lo paga y eso agrega complejidades. Pero hay posibilidades de que surjan unicornios, como ya los hay en Europa o Estados Unidos, donde hay más facilidad de acceso a fondeos”.
AvantLab selecciona startups con “ideas innovadoras implementadas ya, validadas, que resuelvan una problemática de escala global” y, por supuesto, que cuenten con equipo “emprendedor dedicado, con alto potencial”. “Queremos lograr aplicar lo que nosotros vemos de cómo la innovación puede ayudar a resolver problemas de salud y que lo hagan más rápido”, apunta Gryngarten.
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