Evergrande le dio a sus trabajadores una opción: préstennos dinero o pierdan sus premios
El gigante inmobiliario chino debe 300.000 millones de dólares y tiene hasta 1,6 millones de departamentos sin entregar; también puede estar debiendo dinero a decenas de miles de sus empleados
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Cuando Evergrande, el gigante inmobiliario chino en problemas, se quedó sin efectivo este año, recurrió a sus empleados con una imposición: los que quisieran recibir sus premios tendrían que darle a la compañía un préstamo de corto plazo.
Algunos trabajadores recurrieron a sus amigos y familiares para obtener dinero y brindársela a la firma. Otros, tomaron préstamos de sus bancos. Este mes Evergrande de pronto dejó de repagar los créditos, que habían sido empaquetados como inversiones de alto interés.
Ahora, cientos de empleados se sumaron a los compradores de casas que están presos del pánico para exigir que Evergrande les devuelva su dinero, durante las protestas que se realizaron la semana pasada ante las puertas de las oficinas que la compañía tiene en todo China.
Evergrande, que alguna vez fue la promotora inmobiliaria más prolífica del Gigante Asiático, se ha convertido en la empresa más endeudada del país. Debe dinero a prestamistas, proveedores e inversores extranjeros. También debe departamentos sin terminar y acumuló más de US$300.000 millones en facturas impagas. La compañía enfrenta demandas de acreedores y sus acciones han perdido más del 80% de su valor este año.
Los entes reguladores temen que el colapso de una compañía del tamaño de Evergrande pueda generar temblores en todo el sistema financiero chino. Y, sin embargo, Pekín hasta ahora no ha intervenido con un rescate, habiendo prometido dar una lección a los gigantes corporativos cargados de deudas.
Las iracundas protestas encabezadas por algunos compradores -y ahora los propios empleados de la compañía- pueden cambiar ese cálculo.
Evergrande tiene 1,6 millones de departamentos sin entregar a sus compradores, según una estimación, y puede estar debiendo dinero a decenas de miles de sus trabajadores. Mientras Pekín se mantiene en relativo silencio respecto del futuro de la compañía, aquellos a los que la empresa debe dinero dicen que se están poniendo impacientes.
“No nos queda mucho tiempo”, dijo Jin Cheng, un empleado de 28 años en la ciudad oriental de Hefei, quien aseguró que puso US$62,000 de su propio dinero en Evergrande Wealth, la rama de inversión de la compañía, a pedido de la conducción empresaria.
Cuando se extendió por la Internet china los rumores de que Evergrande podría quebrar este mes, Jin y algunos de sus colegas se reunieron frente a las oficinas del gobierno provincial buscando presionar a las autoridades para que intervengan.
En la ciudad sureña de Shenzen, propietarios de viviendas y empleados se amontonaron en el lobby de la sede de Evergrande la semana pasada y reclamaron a gritos la devolución de su dinero. “¡Evergrande, devuelve mi dinero que gane con sangre y sudor!”, se escuchó gritar en un vídeo.
Jin dijo que a los empleados de Fangcheabo, la plataforma online de Evergrande para ventas inmobiliarias y de autos, se les informó que cada departamento tenía que hacer inversiones mensuales en Evergrande Wealth.
Evergrande no respondió a un pedido de comentarios, pero la compañía recientemente alertó que estaba bajo “tremenda” presión financiera y dijo que había contratado expertos en reestructuración para ayudar a determinar su futuro.
Las cosas no siempre fueron así.
Durante más de dos décadas Evergrande fue la mayor compañía constructora de China, aprovechando un boom inmobiliario en una escala que el mundo nunca había visto. Con cada éxito, Evergrande se expandió a nuevas áreas: agua embotellada, deportes profesionales, vehículos eléctricos.
Los bancos e inversores alegremente aportaron dinero apostando a la clase media en crecimiento de China y su apetito por viviendas y otras propiedades. Más recientemente el negocio inmobiliario ha estado bajo el escudriño de los entes reguladores chinos que quieren terminar con los años de boom descontrolado y han forzado al sector a comenzar a pagar sus deudas.
La idea era reducir la exposición de los bancos chinos al sector inmobiliario. Pero en ese camino, los entes reguladores retiraron el dinero que los constructores como Evergrande necesitaban para terminar las casas, dejando a familias sin los hogares por los que ya habían pagado.
“El sistema financiero chino es realmente complejo y cuando se ven fisuras como estas uno advierte el impacto que podrían tener sobre la sociedad. Si Evergrande fuera a desaparecer mañana, podría ser un problema social sistémico”, sostuvo Jennifer Keynes, administradora de inversiones de Janus Henderson Investors.
James y otros inversores remarcaron que recién este mes supieron de la estrategia de manejo de fondos de Evergrande que involucra a sus empleados, cuando la compañía informó que debía 145 millones de dólares en repago.
Evergrande trató de vender partes de su vasto imperio para obtener nuevos fondos, pero la semana pasada admitió que “no tiene certeza de si el grupo podrá consumar tales ventas”. Acusó a los medios de prensa de generar pánico entre los compradores de viviendas con una cobertura negativa.
Pero los canales de financiación de Evergrande comenzaron a secarse mucho antes que la semana pasada. Según entrevistas con empleados, informes de medios estatales y documentos corporativos vistos por del New York Times, la compañía comenzó a forzar a miembros del personal a ayudar a rescatarla ya en abril, cuando empezó a manejarse con los préstamos de corto plazo.
Se le pidió a entre 70 y el 80% de los empleados de Evergrande en toda China que aportaran dinero que sería utilizado para ayudar a financiar las operaciones de Evergrande, informó recientemente Liu Yunting, un consultor de Evergrande Wealth, a Anhui Online Broadcasting Corporation, un grupo noticioso estatal.
Una versión de la entrevista fue quitada del sitio online el viernes. Anhi Online Broadcasting no respondió un pedido de comentario.
La magnitud de la campaña y cuánto dinero pudo haber recaudado no está claro. A cada empleado se le dijo que invirtiera una cierta cantidad de dinero en productos de Evergrande Wealth, y que si no lo hacían quedaría congelada su paga por desempeño y sus premios, según declararon empleados a Anhui.
La conducción empresaria subrayó que las inversiones eran parte de la “financiación de la cadena de producción” y permitirían a Evergrande a realizar pagos a sus proveedores, indicó Liu en su entrevista con Anhui. “Debido a que los empleados teníamos que cubrir una cuota pedimos dinero a amigos y familiares”, agregó.
Liu remarcó que sus padres y sus suegros habían invertido US$200.000 y que él había aportado US$75.000 de su propio dinero a Evergrande Wealth.
Aún antes de las protestas de la semana pasada, Evergrande estaba enemistada con Pekín. A fines del mes pasado sus ejecutivos fueron convocados a una reunión con los entes reguladores. Funcionarios de los principales entes a cargo del control de la banca y los seguros de China le explicaron a los empresarios que debían ordenar su deuda para mantener la estabilidad del mercado financiero chino.
La mayor preocupación para las autoridades son los departamentos de Evergrande sin terminar. La compañía tiene casi 800 obras en construcción en más de 200 ciudades en toda China.
Evergrande, que a menudo pre-vendía departamentos para obtener fondos antes de que fueran completados, aún puede tener que entregar hasta 1,6 millones de propiedades a sus compradores, según un estimado de Barclays.
Bajo mayor escudriño, la empresa reunió a sus principales ejecutivos este mes y les pidió que firmaran públicamente lo que llamó una “orden militar”: un compromiso de completar obras inmobiliarias sin terminar.
Wesley Zhang y su familia se cuentan entre los cientos de miles que aún no recibieron sus departamentos y esperan que la compañía pueda concretar la entrega. Zhang, de 33 años, se sumó a otros propietarios que protestaron en Hefei la semana pasada, cuando se supo que Evergrande también le debía dinero a sus empleados.
“Todos estamos ansiosos, somos un poco como hormigas en una sartén caliente, no tenemos idea de qué hacer”, consideró Zhang, usando una expresión china para describir la preocupación por ver desaparecer potencialmente una inversión de US$124.000. Para él, las protestas podrían hacer que el gobierno actuara antes de que fuera demasiado tarde.
“Esperamos conseguir que el gobierno central preste suficiente atención. Entonces vendría alguien a intervenir”, cerró Zhang.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
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