Bruchou & Funes de Rioja invirtió en un software para servicios legales con múltiples funciones que es inédito en el mercado argentino
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El avance de la inteligencia artificial (IA) no deja a nadie al margen, ni siquiera a los abogados. Cuando, a mediados de 2022, los estudios Bruchou, Fernández Madero & Lombardi (firma full service especializada en mercado de capitales y asesoramiento empresario en general) y Funes de Rioja & Asociados (referente en derecho laboral) decidieron fusionarse, una de las razones que impulsaron la unión fue la certeza de que el futuro inmediato demandaría crecientes inversiones en tecnología para el ejercicio de la profesión. Ese disparador acaba de traducirse en una apuesta de IA a medida de la firma que, dicen, es la primera de su tipo en el mercado local.
Luego de trabajar durante un año y medio con el laboratorio de IA de la UBA haciendo pruebas con ChatGPT para ver qué podía aportarles la creación de la empresa OpenAI en el trabajo diario, Bruchou & Funes de Rioja se inclinó por otra herramienta, llamada Harvey, un software empleado por algunos estudios estadounidenses y españoles.
“Con el laboratorio de IA de la UBA hicimos una capacitación de todos los socios para aprender a darle uso a ChatGPT. Cuando fuimos terminando esa etapa vimos un problema fundamental: que los temas que vemos en el estudio son confidenciales, y ChatGPT no es confidencial. Ahí empezamos una búsqueda para aprovechar la tecnología de la IA y capitalizarla”, cuenta Rodrigo Funes de Rioja, socio y uno de los miembros del consejo de administración del bufete.
El software de Harvey –desarrollo de una firma de tecnología estadounidense– ya había sido adoptado por el estudio español Cuatrecasas, una de las firmas líderes del país ibérico, de la que Bruchou & Funes de Rioja tomó la experiencia. Primero hicieron pruebas piloto con 60 accesos, y una vez que estuvo asegurado que el sistema mantiene la confidencialidad necesaria por los abogados, decidieron implementarlo.
“Encontramos que es muy bueno para trabajar con documentos, permite cargar una cantidad enorme y de una extensión muy grande”, describe Funes de Rioja, y explica para qué lo usan en el estudio. “No es un buscador. Sirve para hacer determinados tipos de trabajo con un contexto determinado. Por ejemplo, para hacer una auditoría (un due dilligence), acelera los tiempos de revisión de determinados aspectos que hay que ver”, describe.
En el bufete lo emplean, también, para brainstorming, como generador de ideas, y para confrontar estrategias: le piden a la IA que tome el rol de un juez o de una contraparte, o que identifique debilidades en los argumentos expuestos. Lo mismo que inconsistencias en escritos, o contradicciones en declaraciones de testigos en juicios. Todo, en tiempos casi instantáneos.
“Como está hecho para abogados, de cada comentario que hace pone de qué documento lo sacó. Eso ayuda al momento de la revisión, porque brinda un grado de certeza y confiabilidad mucho mayor”, complementa Hugo Bruzone, socio y también miembro del consejo de administración.
Cuando se fusionaron, los dos estudios integraron los mejores sistemas que tenía cada uno para la gestión del día a día, a lo que ahora sumaron 100 licencias para el uso de la IA de Harvey, explican. “Somos el primer estudio en la Argentina en adoptarlo y el segundo en Latinoamérica”, destacan. La otra firma en la región es el estudio Mattos Filho, de Brasil. En Bruchou & Funes de Rioja no revelaron el monto de la inversión ante la consulta de la nacion.
Entre los abogados de empresas, las aplicaciones de IA tuvieron como primera función la asistencia para tareas calificadas como “commodity”, tal como responder demandas en juicios masivos o armar documentos en negociaciones colectivas de trabajo. No es el sentido que buscan darle en el estudio. “El sistema permite ir un paso más allá, para acelerar los tiempos y sacar conclusiones a partir de la información que uno le da. Las tareas repetitivas no necesitan IA, eso es automatización y ya lo hacíamos”, explica Ignacio Funes de Rioja, otro de los socios que forman parte del consejo de administración.
El cambio ya está impactando en las habilidades que demanda de un abogado, que ahora debe aprender a preguntarle correctamente a la IA para que le arroje el resultado esperado. Por eso en el estudio organizaron jornadas de capacitación y buscan poner en común la experiencia que va teniendo cada uno para sacarle el mayor provecho posible a la nueva herramienta.
Mientras la IA los ayuda a responder más rápido a las consultas, Bruchou & Funes de Rioja continúa interviniendo en algunas de las principales operaciones de compraventa de empresas. “En los primeros seis meses del año todavía hubo mucho trabajo vinculado con el modelo económico anterior, con empresas que se van, M&A (fusiones y adquisiciones, por sus siglas en inglés) de salida. Un poco menos de asesoramiento en materia cambiaria, porque las normas se fueron estabilizando, y clientes que empiezan a llamar por nuevos proyectos, sobre todo en minería y energía”, resume Bruzone.
En materia de impuestos, las consultas del momento pasan por el blanqueo y el régimen de incentivos para Bienes Personales, indica Liban Kusa, socio del departamento de impuestos y también miembro del consejo de administración. “Muchos argentinos que se habían ido, con los incentivos para el pago de Bienes Personales están pensando en retornar, pero los plazos son muy cortos”, señala el abogado.
Entre las operaciones en las que intervino el estudio en lo que va del año, asesoró a la multinacional estadounidense Clorox en la venta de su filial local al grupo inversor Apex Capital; a la firma agrícola KWS en la venta de su negocio de maíz en la Argentina y Brasil al local GDM (Grupo Don Mario); a los accionistas de TPCG, que vendieron sus fondos de inversión a Consultatio, la firma de Eduardo Costantini, y al HSBC, cuya operación argentina pasó a manos del Grupo Financiero Galicia.
También intervino en colocaciones de deuda de YPF y de Pan American Energy (PAE), prestó asesoramiento en el acuerdo de fusión entre el MAE y el Matba-Rofex y actuó del lado de Bentia Energy en la compra de yacimientos maduros de YPF.
El estudio estuvo en el primer plano en mayo último cuando uno de sus entonces socios, Eduardo Mallea, experto en derecho aduanero, pasó a dirigir la Aduana. El hoy funcionario recibió la oferta para sumarse a la función pública de la actual titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Florencia Misrahi, quien conoce a varios de los socios de Bruchou (Kusa entre ellos) desde sus tiempos de abogada de la multinacional Cargill, cliente de la firma.
Por su vínculo directo con la actividad de las empresas, el estudio es consultado por integrantes del Gobierno en asuntos regulatorios e impositivos, entre otros. “Todos los gobiernos consultan a los grandes estudios”, dicen puertas adentro de la firma, que hoy tiene 52 socios y 166 abogados en total.
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